Los contratistas utilizan cada vez más robots para las labores pesadas de la construcción. Algunos trabajadores lo ven como un ahorro de trabajo, otros, como una amenaza.
Por Jennifer Alsever
A orillas del lago Michigan, 20 albañiles ponen los ladrillos para un dormitorio tan grande como tres campos de futbol, en la Estación Naval Great Lakes, en Illinois, EE.UU. Un robot llamado SAM realiza el trabajo duro.
SAM, un brazo metálico en forma de garra que se extiende desde una jaula. Se mueve hacia atrás y hacia adelante a lo largo de las paredes unta y coloca un ladrillo cada ocho a 12 segundos. Cerca, otro robot llamado MULE usa un brazo corpulento de tres metros para levantar bloques pesados de cemento.
Ninguno de los robots se toma días por enfermedad y pueden trabajar todo el día. “Se trata de la confiabilidad y certeza de que el trabajo será realizado”, dice Tyler Shawcross, gerente de proyectos en Clark Construction, el contratista gigante que co-supervisa el proyecto de la Marina.
La confiabilidad es un problema común en la industria de la construcción, responsable de casi 10 billones en gastos globales anualmente.
La mayoría de los grandes proyectos de construcción rebasan el presupuesto y tardan un 20% más de lo esperado, según la firma de consultoría McKinsey. El problema se debe en parte a una escasez de mano de obra.
En agosto, 7.1 millones de trabajos de construcción se quedaron sin cubrir, y 80% de las empresas dicen que luchan por reclutar y contratar personas, según una encuesta de Autodesk y de Associated General Contractors of America.
Los inversionistas creen que la tecnología puede solucionar algunos de los problemas de la industria de la construcción. El año pasado le inyectaron 3,100 millones de dólares a startups tecnológicas centradas en todo, desde software de programación de construcción hasta fábricas que producen viviendas prefabricadas o robots como SAM.
“En los últimos tres años ha habido una transformación enorme”, dice Scott Peters, cofundador de Construction Robotics, basada en Victor, N.Y., y fabricante de los robots SAM y MULE. “La mayoría de la gente entiende que se necesita un cambio”.
EL RESTO DE LAS COSAS PESADAS
El uso de robots está en sus primeras etapas. El precio también es un factor importante. Los robots de Construction Robotics, por ejemplo, cuestan entre US$75,000 y US$500,000.
Empresas también tratan de tomar impulso con sus robots para la construcción. Hadrian X, de FBR en Australia, construye muros para una casa completa en un solo día usando ladrillos 12 veces más grandes que los tradicionales.
Por su parte, Toggle, en Nueva York, fabrica robots de 1.5 m de alto que pueden levantar y manipular barras de acero pesadas que se usan en la construcción de hormigón, mientras que los humanos se encargan de los toques finales.
Una gran cantidad de startups del Área de la Bahía (California, EE.UU.) también participan en esto. Doxel construye robots autónomos y drones con visión 3D e inteligencia artificial que vuelan sobre los sitios de trabajo. Inspeccionan cuánto trabajo de plomería se ha realizado y si fue hecho correctamente.
Ekso Bionics fabrica chalecos robóticos que sostienen los brazos de los trabajadores para cosas como perforar o instalar tuberías en los techos. También vende un brazo robótico que facilita a los trabajadores emplear herramientas pesadas, reduciendo la fatiga y las lesiones.
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Y Dusty Robotics fabrica pequeños robots autónomos que recorren los sitios de construcción y marcan líneas en pisos de concreto que indican la ubicación de los muros y la infraestructura, con base en los planos.
Pocas empresas son tan ambiciosas como la startup Built Robotics, de San Francisco. Vende tecnología autónoma para excavadoras y otra maquinaria pesada. Su tecnología permite que un tractor Caterpillar, entre otros, mueva tierra y levante tarimas de madera sin nadie en la cabina.
Mortenson, una empresa contratista grande, utiliza la tecnología autónoma de Built en tractores que mueven tierra y construyen caminos en cinco parques eólicos en zonas rurales de Texas, Kansas y el este de Colorado. Cubriendo 260 km2 o más, los parques eólicos son lugares ideales para probar estas nuevas tecnologías, dice Eric Sellman, un vicepresidente de Mortenson.
“Todavía no hay un libro de reglas sobre cómo los robots y las personas trabajarán juntos”, dice Sellman. “Pero necesitamos comenzar a enseñarle a nuestra gente las habilidades ahora para prepararse para un futuro en el que trabajemos de una manera diferente y más inteligente”.
LOS ROBOTS CIMIENTAN SU LUGAR EN LA CONSTRUCCIÓN
Varias startups trabajan para automatizar diferentes labores en la industria de la construcción. Estos son algunos ejemplos.
FBR
El robot Hadrian X de esta empresa tiene un brazo mecánico montado en un camión y construye muros más rápido que los humanos, con ladrillos que son 12 veces más grandes que los tradicionales.

EKSO BIONICS
Un chaleco le da soporte a los brazos y espalda de los trabajadores. Les otorga fuerza de superhéroe y reduce así la fatiga y las lesiones. Además desarrollaron un brazo robótico independiente.

BUILT ROBOTICS
Un sistema de cámaras, GPS, sensores e inteligencia Artificial convierten a las excavadoras y otra maquinaria pesada en vehículos autónomos que pueden trabajar sin operadores humanos.
