Las fake news y las cuentas maliciosas siguen causando dolores de cabeza a las compañías de medios y a los usuarios.
NOTA DEL EDITOR: Rami Essaid es cofundador y presidente de Distil Networks, una compañía de detección y mitigación de bots.
Noticias y cuentas falsas en redes sociales, falsos encuestadores en línea, compradores de boletos falsos. ¿Y detrás de todos ellos? La reproducción abundante y rápida de la falsificación de botnets, esa red conjunta de robots informáticos.
¿Cuándo los detendremos?
Los bots maliciosos representan casi el 20% de todo el tráfico de internet. Estos scripts robóticos para computadora han sido responsables de robar contenido de sitios web comerciales, cerrarlos, influir en las métricas publicitarias, enviar spam a los foros de discusión e incluso quitar boletos para ver la obra de Broadway, Hamilton, en una reventa desorbitada.
La epidemia bot es aún más grave de lo que la mayoría de la gente pensaba.
Pero las revelaciones sobre la intromisión de bots rusos en las elecciones de Estados Unidos y la abrasadora investigación del New York Times sobre la venta de seguidores de Twitter y retuits falsos ilustran vívidamente que la epidemia bot es aún más grave de lo que la mayoría de la gente pensaba.
Y sin embargo, los bots continúan su marcha, ayudados por un doble ejército: oscuras leyes que rigen su creación y venta.
También se le atribuye a las compañías de redes sociales que a menudo se hicieron de la vista gorda ante la veracidad del número de usuarios reportados.
Reforzar las defensas contra estos bots maliciosos no será fácil, pero los eventos recientes muestran que el esfuerzo está garantizado. Los bots deben ser considerados un enemigo público.
Se infiltran en las redes sociales
No hace mucho tiempo, los bots eran principalmente considerados como un problema de negocios de las nuevas tecnologías o algo esotérico, mismos que se convirtieron en los principales culpables del conflicto web: ataques de fuerza bruta, robo de datos, secuestro de cuentas, escaneos a cuentas vulnerables, spam y fraude de clicks.
Pero el uso de robots para manipular las elecciones y la discusión política a través de las principales plataformas de medios sociales es una tendencia nueva e inquietante.
Se estima que el 15% de las cuentas de Twitter son bots.
En octubre, los miembros del Congreso de Estados Unidos llevaron a los ejecutivos de Facebook, Twitter y Google a una audiencia para explicar la interferencia rusa a través de sus plataformas en la campaña presidencial de 2016, la cual ganó Donald Trump.
Los ejecutivos prometieron hacerlo mejor. Y sin embargo, a finales de enero, los principales demócratas del Congreso pidieron a Facebook y Twitter que analizaran el papel de los bots rusos en la campaña en línea para publicar un memorando que contenía información clasificada sobre la investigación federal sobre la intromisión de Rusia.
El 16 de febrero, el abogado Robert Mueller presentó una acusación contra 13 rusos por dirigir una operación de desinformación y granja de bots que esparcía la propaganda pro Donald Trump en las redes sociales.
Los bots son más frecuentes en Twitter de lo que muchos creen. Esta red social testificó ante el Congreso que alrededor del 5% de sus cuentas son administradas por bots, pero algunos estudios demostraron que ese número llega al 15%.
En noviembre, Facebook dijo a los a ccionistas que alrededor de 60 millones o el 2% de sus usuarios mensuales promedio podrían ser cuentas falsas.
Las compañías de medios sociales, al igual que los editores en línea, tienen un gran interés en dejar que los robots existan en sus plataformas porque los usuarios activos mensuales son una de sus principales medidas de éxito. Las cuentas, humanas o no, son cuentas.
Detener el desastre
Las compañías de redes sociales buscan diseminar el acto del Capitán Renault -el personaje de la película de mafiosos, Casablanca, que decía: “Estoy impresionado, impresionado, al descubrir que el juego de apuestas está ocurriendo aquí”.
Con su capacidad de influir en las opiniones, las redes sociales causan daños notables al desempeñar un papel en el fraude electoral y el debate público. Por lo tanto, las empresas de medios sociales deben intensificar y poner más atención en la seguridad que ofrece.
Las redes sociales causan daños notables al desempeñar un papel en el fraude electoral.
Sabemos que pueden hacerlo. Basta recordar cómo más de un millón de seguidores desaparecieron de las cuentas de docenas de usuarios prominentes de Twitter justo después de que se publicó la investigación del New York Times. Dudo que esto sea una coincidencia.
Twitter debería considerar extender su programa ‘verificado’, la insignia azul que permite que las personas sepan que una cuenta de interés público es auténtica, a todos los usuarios humanos.
Esta sería una gran empresa tecnológica, después de todo, los robots son tan difíciles de evitar porque actúan como lo haría un usuario legítimo, pero las mismas tecnologías de inteligencia artificial que permiten que los bots emulen a los humanos podrían usarse para verificar a los humanos.
El papel del gobierno
Mientras tanto, el gobierno necesita unirse a la lucha contra los bots malos. Esto no será fácil, ya que los promulgadores de bots son anónimos y es difícil legislar contra aquellos que no puedes identificar.
El problema de los bots no provocó su primera parte de la legislación federal hasta septiembre de 2016, cuando el Congreso aprobó la Ley de Venta de Boletos en Línea (BOTS) anti reventa.
Curiosamente, el problema del boleto persiste a pesar de la ley, en parte porque la Comisión Federal de Comercio ha hecho poco para hacer cumplir la ley.
En Estados Unidos, un buen paso para el Congreso sería lanzar una actualización largamente esperada de la Ley de Fraude y Abuso de Computadoras de 1986, que hace ilegal ingresar en una computadora para acceder o alterar información y, sorprendentemente, todavía sirve como una guía legal hoy.
La ley necesita una mejor definición de lo que está permitido y lo que no.
Suficiente es suficiente
Finalmente, nosotros, como consumidores, deberíamos decir que estamos cansados de estos chanchullos. Ahora, para ser justos, hay dos víctimas: las compañías de redes sociales y los usuarios.
Los fundadores de Twitter no crearon su plataforma esperando que fuera atacada por los rusos; querían que las personas se comunicaran. Los usuarios no esperaban que se robaran sus perfiles y que abusaran de sus cuentas.
Sin embargo, podemos exigir que las plataformas de redes sociales sean más transparentes, o de lo contrario no las utilizaremos.
Ya es hora de reconocer que los bots malos son una amenaza seria y comenzar a enfrentar el problema de frente. La farsa no puede continuar o todos sufrimos.