Hace tres meses, Disney anunció planes para comenzar su propio servicio de transmisión, que se lanzaría en 2019.
Con la adquisición de los negocios más importantes de Fox, Disney aumentará su participación en Hulu al 60%.
Disney sin duda recaudará ingresos de ambas compañías. Obviamente es mucho más rentable que tener ingresos de una sola empresa. El verdadero reto será convencer a Comcast, que posee una participación del 30% en Hulu.
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Usar Hulu como el hogar de todo lo relacionado con Disney le daría a la compañía una gran ventaja, en lugar de crear una audiencia desde cero.
El servicio dejó de dar números de suscriptores el año pasado, pero se estima que tiene entre 12 y 16 millones de usuarios.
El sorteo de un servicio con películas de Disney y programación original es sólido, y podría alejar a las personas de los servicios establecidos, incluidos Netflix, Amazon e incluso Hulu.
Eso podría ser suficiente para convencer a Comcast que acepte.
“Creemos que esto simplemente no es posible sin el consentimiento de Comcast y no vemos ninguna razón por la cual Comcast quiera permitir que Disney tenga un servicio de transmisión más exitoso que obstaculice el paquete heredado, que es vital para Comcast”, dijo el analista de la firma financiera BTIG, Richard Greenfield.
Disney también podría intentar comprar las acciones de Hulu pertenecientes a Comcast y Time Warner para obtener el control total del servicio, tal vez cerrando acuerdos de licencia con una o ambas para asegurar que la programación actual permanezca igual.
Hulu, después de todo, ha sido un perdedor de dinero durante años, con pérdidas de nueve meses en 2017 por un total de 560 millones de dólares, lo que representa una reducción del 69% respecto al mismo periodo de 2016.
Después de estas pérdidas, los inversores de Comcast recibirían con agrado algunos ingresos adicionales.
Es posible que Disney también pueda ofrecer un paquete de Hulu con su propio servicio. O los reguladores podrían obligar a la compañía a desprenderse de Hulu como parte de la fusión Fox.
En cualquier caso, es poco probable que el servicio de transmisión se vuelve realidad en los próximos 12 o 24 meses.