El código QR –¿lo recuerdas?– se desempolvó para convertirse en un método de pago digital que va en ascenso en mercados emergentes, incluyendo México.
Seguro la primera vez que utilizaste un código QR fue por curiosidad de saber qué hacían esos cuadros llenos de píxeles. Los podías ver impresos en publicidad, en las cédulas de las obras en los museos o incluso, en algunos sitios Web.
Después de que los enfocabas con la cámara de tu celular, te llevaban a un portal para saber más acerca de un producto, obtener cierta información o acceder a una promoción especial.
Resultaba novedad entonces, aunque en realidad el código QR (quick response) no es nuevo. “Debe de tener más de una década en México y comenzó a usarse para interactuar con los clientes”, explica Juan Carlos Espinosa, director de Estrategia Digital e Innovación de HSBC México a Fortune en Español.
De hecho, esta herramienta se creó en los 90 por la subsidiaria japonesa de Toyota, Denso Waves, para obtener determinada información de los vehículos de forma rápida.
¿Cómo ha evolucionado hasta convertirse en una solución para realizar transacciones financieras? Es sencillo, “hace 10 años no existía la cantidad de smartphones que hoy”, agrega Espinosa.
En México, 69.6 millones de personas ya cuentan con un dispositivo inteligente, lo que representa poco más del 50% de la población del país, según la Encuesta sobre Disponibilidad de Uso de Tecnologías de la Información y Comunicación en los Hogares 2019, del INEGI; de esta población, el 93% se conecta a Internet a través de su celular.
Mientras que en el mundo hay unos 2,659.4 millones de usuarios de smartphones, apuntan los últimos datos de Statista. Ello abre la posibilidad para que estos dispositivos móviles –conectados a la red– sean la vía de acceso, por ejemplo, a servicios financieros para los casi 2,500 millones de personas a nivel internacional que actualmente no los utilizan, de acuerdo con el Banco Mundial.
Bajo este escenario, el código QR –con el respaldo de grandes marcas– ha sido la pieza que hacía falta para detonar miles de transacciones.
CÓDIGO QR EN LA CIMA
África, Asia y Latinoamérica son los territorios donde esta tecnología del siglo pasado ha sido bien recibida. Luz Adriana Ramírez, presidenta de Visa México, señala que hay lugares –específicamente en África– donde se conjuntan factores como la falta de electricidad, poca infraestructura y gente no bancarizada.
Sin embargo, debido precisamente a la penetración de los smartphones en el mundo, ha sido factible que se realicen transacciones digitales por medio de códigos QR, que tienen la capacidad de almacenar este tipo de información en sus más de 1,800 caracteres.
El caso de África destaca por ser un lugar donde la población carece de servicios básicos –tan sólo en África subsahariana 625 millones de habitantes no tienen electricidad–. Por lo que, antes de que se popularizara el código QR en este continente, el medio digital para hacer transferencias de dinero era M-Pesa; de esta manera, bastaba un SMS para efectuar movimientos de dinero entre particulares.
A finales de 2018, Mastercard se asoció con M-Kopa, una empresa de energía solar en Kenia, con el objetivo de implementar la tecnología Masterpass QR –lanzada en 2016– y expandir su programa de páneles solares de pago.
El servicio opera en Ghana, Kenia, Nigeria, Ruanda, Tanzania y Uganda –zona del Medio Este, donde la penetración de smartphones ha alcanzado, según Statista, los 173.8 millones de usuarios en 2019–.
Aunque la delantera la tiene China. Los principales competidores que han brindado a la población del gigante asiático un servicio de cero comisiones vía código QR son Alipay, de Alibaba, y WeChat Pay, de Tencent Holdings.
Nikkei Asian Review indica en su sitio Web que el 98% de los usuarios con teléfonos inteligentes los usan para hacer pagos. Eso no es todo, pues es el país con más usuarios de Internet: más de 800 millones, de acuerdo con el reporte Internet Trends 2019 de Mary Meeker.
Por su parte, el gigante de los códigos de respuesta rápida, Alipay, está trabajando con otras fintech como Bluecode, ePassi, Momo Pocket, Pagaqui, Pivo y Vipps, para unificar su QR y facilitar los pagos digitales a la población china en otros países, en este caso, europeos, reportó Quartz en una publicación de junio de 2019.
Y aunque con esta iniciativa se observa una intención de separarse con respecto a la oferta de la banca tradicional, “todavía podría haber un rol para los bancos. Los usuarios a menudo vinculan sus billeteras a cuentas bancarias y tarjetas de débito”, declaró a Quartz, Masood Arai, vicepresidente de pagos de ePassi.
Sin embargo, las compañías financieras no quieren perderse la oportunidad de llegar a nuevos públicos y algunas han desarrollado sus propios productos tecnológicos. Así lo mostró, por ejemplo, Mastercard en África; en tanto, Visa tiene su propio código QR –que próximamente llegará a México, adelantó Ramírez–.
En la India, segundo caso de éxito a nivel global, todo comenzó en 2014 con Paytm y, desde entonces, hubo un boom de pagos digitales mediante código QR. El país asiático –el segundo más poblado, también ocupa la posición número dos con más usuarios de Internet al rebasar los 500 millones– concentra a dos millones de comerciantes de MobiKwik y a más de 75,000 vendedores en Paytm Mall, todos utilizando códigos QR.
Además, el gobierno local está impulsando la solución de pagos interoperable BharatQR, desarrollado por NPCI, Mastercard y Visa (hasta octubre del año pasado iba a medio camino), detalló Wired en una publicación de noviembre de 2018.

MÉXICO NO SE QUEDA ATRÁS
El código QR se ha posicionado como una forma sencilla y práctica de inclusión financiera en el país: está abierto a todos, no tiene comisiones, es fácil de usar y las transacciones son en segundos, explica a Fortune en Español Alessandro Labelli, head de Wallet de Mercado Pago México.
A finales de 2018, Mercado Pago lanzó su código QR en Argentina y Brasil. Durante el evento de lanzamiento en México en mayo pasado, Paula Arregui, vicepresidenta senior de Producto en Mercado Pago, dijo que en esos países hubo un crecimiento exponencial del uso del código y que planean llevarlo a Chile, Colombia, Uruguay y Perú.
¿Cuál es el potencial de estos lugares? Se repite el patrón: son economías emergentes. Al respecto, Ricardo Suárez, fundador de Weex Wallet –una app para hacer transacciones en línea–, opina que el éxito de este método depende precisamente del grado de madurez de cada mercado en cuanto al nivel de bancarización que presenta. En este caso, a menor madurez, mayor potencial.

Hoy, hemos llegado a un punto en donde distintas empresas de servicios financieros están creando su propio código QR. Y aunque en México sí existe una regulación para estos servicios (Ley Fintech), Juan Carlos Espinosa dice que se debe tener la apertura para participar en iniciativas como CoDi –el código QR y NFC del Banco de México, y a la que pertenece HSBC México– para unificar esta herramienta. “Con el tiempo, se irán refinando las plataformas y los códigos”, agrega.
A través del CoDi, se podrán solicitar pagos, realizar operaciones de compra-venta de bienes o de pago de servicios en tiempo real, diario y sin importar la hora. Además, no se cobrarán comisiones hasta por un monto de $8,000. Esta plataforma de pago de SPEI podrá utilizarse en smartphones por medio su app a partir de septiembre de este año.
Iniciativas y políticas gubernamentales como CoDi son significativas y apoyan a las fintech para que se adopten nuevos métodos de pago en países en vías de desarrollo, ya que muchas veces por cuestiones culturales e ideológicas la gente prefiere seguir apegada al cash, y este tipo de transacción no queda registrada oficialmente. (Hace unos meses estuve en la Central de Abasto de la Ciudad de México y me sorprendió que su valor de operación comercial de compra y venta anual asciende a US$9,000 millones, cantidad sólo superada por el mercado bursátil manejado en la Bolsa Mexicana de Valores).
En cambio, si esas transacciones quedaran en un registro oficial, se verían reflejadas en el PIB del país, destaca Luz Adriana Ramírez.
A pesar de ser una tecnología del siglo pasado, los países emergentes siguen siendo un mercado seductor para el código QR y todo apunta a que seguirá creciendo.
Aquí pueden ocurrir tres cosas: primero, las empresas financieras amplían su oferta de servicios y productos digitales. Segundo, se reduce el uso de cash y se impulsa el crecimiento del PIB hasta en un 6% en economías emergentes –la presidenta de Visa México afirma que en el país podría llegar al 9%–. Tercero, las personas realizan transacciones seguras, rápidas y con una nueva experiencia de usuario.