El 1 de julio entrará en vigor el tratado comercial renovado y reglas que pueden beneficiar a mexicanos.
Por Gabriel Alvarado*
Después de varios años de arduas negociaciones por parte de las autoridades de Estados Unidos, Canadá y México, el proceso del nuevo tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá ya entró en su etapa final ante la ratificación de los tres países.
La fecha estimada en la que el T-MEC entrará en vigor será el primero de julio y tendrá otro periodo de 90 días para alistar las leyes secundarias necesarias. Esto ha podido darle a la iniciativa privada de los tres países la certidumbre de que la relación comercial seguirá siendo sólida.
El nuevo tratado tiene muchas mejoras comparado con el anterior ya que cuenta con condiciones que van más lejos de las reglas aduanales como era anteriormente. Uno de los ámbitos más importantes a revisar es el laboral ya que fue el que recibió mayor hincapié por parte de las autoridades.
Con este tratado, se intensificará la supervisión del cumplimiento de todos los nuevos requisitos de la reforma laboral además de que se creará un órgano supranacional de solución de disputas en esta materia.
Para que este nuevo tratado se pudiera firmar, México tuvo que aprobar la reforma laboral que consistió en más de 500 modificaciones a la Ley Federal del Trabajo y casi 100 a la Ley Federal de los Trabajadores, lo que permite que los trabajadores mexicanos estén mucho más nivelados con los americanos.
De acuerdo con el Índice de Productividad Global del Foro Económico Mundial de 2019, México ocupa el lugar número 48, de 141 países incluidos en este ranking que mide el nivel de productividad de cada uno. Estados Unidos y Canadá ocupan el segundo y décimo cuarto lugar respectivamente; siendo los países más productivos del continente americano.
La brecha es amplia. Sin embargo, para México este nuevo tratado puede ser una gran oportunidad para que se empiece a homologar la cultura laboral entre los países. Ahora con las nuevas leyes y las condiciones de trabajo del tratado, que brindarán a los trabajadores mayor protección y mejores condiciones de trabajo, México tendrá la oportunidad de incrementar sus niveles de productividad laboral y alcanzar paulatinamente los niveles de Estados Unidos y Canadá.
El reto que ahora tienen las empresas mexicanas es integrar todos los cambios que esto significa en todas las áreas, especialmente en las operaciones.
Al no depender de salarios bajos como lo hacía anteriormente el país para atraer inversión extranjera, se deberá de buscar otros factores como el know how de los trabajadores, la conectividad y la tecnología.
Igualmente, las autoridades de los tres países serán mucho más exigentes, por lo que vigilarán de cerca la producción y el estado de la mano de obra para que no haya irregularidades o abusos.
Lo anterior permitirá que el nivel tanto de las empresas como del personal sea mucho más sofisticado, realice su producción de manera más eficiente o que pueda acceder a industrias más atractivas económicamente para competir a nivel mundial.
Ahora, todos los cambios que se deberán de implementar en las empresas y manufacturas – no solo por el T-MEC, sino también con la NOM-035, entre otras reformas laborales – hacen indispensable la evaluación de tecnología y herramientas que permitan una mejor distribución de capital dentro de la organización.
México debe de convertir el reto en oportunidad. A través de diferentes mecanismos que eleven la competitividad de las diferentes industrias, lograremos mejoras sustanciales que a su vez contribuirán al bienestar de la fuerza laboral, así como al desarrollo económico del país.
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*El autor es vicepresidente y director general para Kronos Latinoamérica, proveedor de soluciones de capital humano.