WeWork ha impulsado al ecosistema emprendedor de muchas maneras. Pero hay que voltear a ver los unit economics.
Por Fabrice Serfati*
Cuando platico con emprendedores sobre cómo levantar capital, siempre sale el tema de las valuaciones.
Es una preocupación normal dado que es ponerle precio a las acciones de la empresa. ¿Pero cuál es el precio correcto? ¿Cuál es la valuación justa? Ese es uno de los dolores de cabeza, tanto para fundadores como inversionistas.
Uno de los casos más publicitados ha sido el de WeWork, pues muestra lo complejo y costoso que es sobrevaluar una empresa al invertir en ella, sobre todo en el contexto de buscar una salida a bolsa o la compra de un estratégico.
En agosto 2019, WeWork decidió salir a cotizar en bolsa. En este proceso, tras sufrir escrutinio de inversionistas y medios, en un mes, la compañía de coworking redujo su valuación a 47,000 millones de dólares a 10,000 millones de dólares, en esa implosión financiera sacó a Adam Neumann como CEO y retrasó su oferta pública indefinidamente.
A lo que nos devuelve es a una de las lecciones básicas de los negocios: una empresa exitosa gana dinero, punto.
Este es un buen ejemplo del “valor” de los intangibles que rodean el mundo de los startups y tiene que ver con la mística en torno al ahora exCEO.
Neumann comenzó el negocio a los 30 años, con el espíritu de cambiar la escena “godín”: no más corporativos aburridos, en WeWork puedes tomar cerveza mientras trabajas, es divertido.
En los pitches de WeWork, Neumann hablaba de que más allá de ser un negocio de bienes raíces (muchos acusaban que no eran más que eso) lo que creó es una red social física, el Facebook de las oficinas. Si en los 70 las grandes empresas emergieron de un garaje, como Apple, en los 2010 nacerían en un WeWork.
También lee: WeWork anuncia que despedirá a unas 2,000 personas
La pregunta es cuánto de ese valor “social” se puede monetizar. Como menciona The Guardian en diciembre 2019:
“Cuando WeWork volteó a ver el mercado de bonos para pedir prestados miles de millones, tuvo que revelar datos. Lo que muestran los documentos para inversionistas, entre proyecciones fantásticas de rentabilidad, es que en 2017 WeWork tuvo pérdidas por $883 millones de dólares a pesar de haber tenido ventas por $886 millones de dólares. Una filtración al Financial Times reveló que en 2018 perdió, $1.9 mil millones de dólares habiendo tenido ventas por $1.8 mil millones de dólares.”
Repito: si un negocio no genera ganancias a nivel unitario, el valor de la marca, en cuántos países tiene presencia, etcétera, todo pasa a segundo plano.
Qué podemos aprender de esto:
- Los negocios se construyen con unit economics sanos. Es básico que cada cliente, individualmente, sea rentable para la empresa.
- Las empresas pueden, en etapas de crecimiento, perder dinero porque no han alcanzado la escala en la que absorben sus costos de forma eficiente, pero sólo pueden perder cuando están adquiriendo clientes aceleradamente, contratando talento y construyendo una plataforma que impulse al crecimiento.
- La valuación de un negocio debe estar sustentada en proyecciones reales, agresivas pero alcanzables, que descansen en números logrables.
- Cuando un inversionista sobrevalúa a una empresa, aunque el founder se pueda sentir orgulloso del precio al que recibió inversión, lo que está perdiendo de vista es que su negocio tendrá que justificar el precio pagado cumpliendo con un plan de crecimiento. Si no lo logra, la pérdida que supone fallar en la ejecución del plan, es para los accionistas, los empleados y hasta para los clientes.
El ciclo de una empresa invertida por fondos de VC termina con una venta o una colocación en los mercados públicos, si las valuaciones a las que se llevan las rondas de inversión previas a esa venta o salida a bolsa no son alcanzables, la probabilidad de que la empresa fracase son altísimas.
La lección aquí es que las empresas valiosas descansan en relaciones rentables con clientes a quienes crean valor.
También lee: Los nuevos directivos de WeWork podrán salvar su salida a la bolsa
Estos errores nos enseñan y contribuyen a que tengamos un ecosistema con prácticas de negocios más sanas, incluyendo la forma cómo valuamos empresas.
En retrospectiva parece obvio, pero sin duda fue complicado para los VC que invirtieron en WeWork haberse dado cuenta de la sobrevaluación.
WeWork y su crecimiento exponencial eran interesantes, un modelo de negocio disruptivo que estaba en boca de todos, invirtieron convencidos de que era lo correcto.
Bien o mal, de Nueva York a Shanghái todos conocemos la marca, sus fallas estratégicas no eran una obviedad como las juzgamos ahora. Además WeWork ha impulsado al ecosistema emprendedor de muchas maneras. Pero ¡hay que voltear a ver los unit economics!
Hoy, además, tienen un nuevo reto al modelo de negocio en el mundo post COVID–19, este es el momento en que se verá, con una valuación más baja, y en medio de la tormenta, si su concepto fue una llamarada de petate o un modelo de negocio que, aunque pasando por su momento más bajo, es visionario y puede reponerse en la “nueva normalidad”.
*El autor es un VC experto en negocios disruptivos en Latam, Managing Director y Partner en IGNIA Fund.