Si los datos sobre mujeres en puestos estratégicos son tan poco alentadores, ¿por qué hablar del empoderamiento de la mujer?
Adriana Martínez Guerrero*
México es, y ha sido, un país de oportunidades y de posibilidades en el mundo empresarial. Hoy en día las empresas nacionales e internacionales han generado proyectos interesantes para sus ejecutivos, pero desafortunadamente las estadísticas indican que para la mayoría de las mujeres resulta un reto más complicado, que para los hombres, obtener un puesto estratégico para el cual están preparadas.
Según cifras de LinkedIn en México (y varios países de Latinoamérica) las mujeres ocupan menos del 20% de los puestos directivos empresariales, mientras que los puestos intermedios solo el 30% son ocupados por mujeres.
Si los datos son tan poco alentadores, ¿por qué hablar del empoderamiento de la mujer?
Efectivamente los datos no son los mejores, pero han ido aumentando en estos últimos años. Hoy podemos ver mujeres ejemplares que se están enfocando en crear equipos de alto desempeño formados por otras mujeres igualmente capaces, y así generar oportunidades entre sus compañeras.
Esta tendencia que inició en países europeos y en América del Norte está empezando a tomar relevancia en nuestro país; mujeres empoderando, capacitando y desarrollando a otras mujeres, ejecutivas hablando de talento más que de género, es un tema que está dando de qué hablar en algunas empresas.
Las políticas de equidad de género en el sector público ya tienen varios años, pero la iniciativa privada no se ha quedado atrás, cuando las empresas solicitan ejecutivos capacitados ya no lo limitan al género del candidato, sino que el enfoque es hacia las competencias (tanto técnicas como suaves) de aquellas personas que compiten por la posición.
La equidad de género se encuentra en un lugar preponderante dentro de los objetivos del desarrollo sostenible de la ONU, las empresas socialmente responsables también lo tienen dentro de sus objetivos.
Aunque en realidad el reto debe transitar de ser simplemente un cumplimiento a buscar la ventaja competitiva de la organización a través de la identificación (y contratación) del mejor talento disponible, independientemente del género de sus ejecutivos.
En la actualidad existe la oportunidad de asistir a foros y talleres donde las mujeres se han abocado a identificar el talento de las otras profesionistas, a través de mesas de trabajo, coaching profesional y, lo más importante, la apertura hacia las empresas incluyentes.
De la misma forma, las mujeres están ya colaborando en industrias tradicionalmente enfocadas a los hombres, tal es el caso de la industria de la construcción, el sector automotriz y el financiero, y cada vez más, están siendo consideradas para ocupar posiciones estratégicas.
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Todavía falta mucho por hacer, nos debemos deshacer de los estereotipos y romper con los paradigmas, el ser mujeres nos hace capaces de dar vida y también dar lo mejor de nosotras en cualquier campo en el que queramos destacar, sólo es cuestión de perseverancia, trabajo duro y mucha dedicación.
Todavía falta mucho por hacer, y está en nosotras demostrar con nuestros resultados que podemos hacer grandes cambios dentro y fuera de las organizaciones, romper con las barreras que se han marcado para el acceso de las mujeres a puestos directivos y continuar apoyándonos entre nosotras.
Las pequeñas niñas de hoy están viendo a sus madres, tías, familiares y demás mujeres logrando objetivos complejos, tomando decisiones estratégicas y compitiendo con quien sea necesario para lograr la posición deseada en las organizaciones, ese es el ejemplo claro que logrará la verdadera equidad de género en México.
*Doctora en Administración y directora asociada de IDHunt, firma especializada en búsqueda de talento.
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