El estado de la Florida, en Estados Unidos, se encuentra en una época de bonanza económica. A poco de terminar el 2018, se anunció que superó la cifra de US$1 trillion. Eso significa que si se tratara de un territorio independiente, sería la 17ª economía más grande el mundo.
Parte de ese crecimiento se debe a que muchos capitales internacionales están llegando a la zona, creando puestos de trabajo y moviendo la economía. Pero lo que parece algo positivo para el estado, podría no serlo para algunos de sus residentes.
Lincoln Road, centro neurálgico del comercio y el turismo del sur de la Florida, se transformó en un campo de batalla entre pequeños comerciantes y grandes inversionistas internacionales. El distrito comercial de Miami Beach está ‘obligando’ a los negocios chicos a irse para que inversionistas internacionales con enormes capitales tomen más poder comercial en la zona, una de las más privilegiadas por encontrarse cerca de las playas.
¿Cómo? Golpeando al pequeño comerciante donde más le duele: los alquileres. En los últimos meses, los inquilinos de locales recibieron aumentos de entre un 30 y un 40% en la renta lo que, sumado a la llegada de Amazon a la ciudad y su avasallante avance en las ventas, está llevando a muchos locales a cerrar sus puertas.
La intención de esto es reemplazar a los inquilinos de Miami Beach por marcas globales con recursos para pagar altos alquileres. ¿Por qué? Porque los estudios de mercado más recientes demuestran que eso es lo que más atrae a los visitantes y es lo que podría ayudar a recuperar la inversión o amortiguar las finanzas de la ciudad, que continuamente remodela este importante centro comercial a cielo abierto para mejorar su infraestructura.
Pero esta lucha de poderes no sólo ocurre en Lincoln Road. En el Aventura Mall, otro de los más elegidos por el turismo internacional, las tiendas chicas también están desapareciendo poco a poco ante el avance de las grandes marcas.
Buscando una mejora en la economía, el estado ha dado inicio a una gran crisis para los pequeños comerciantes de Miami y para los residentes de la zona, que el único beneficio que reciben es ver nuevos edificios y shoppings, aunque cada día tienen que arreglárselas más para acceder a las propiedades, pagar las hipotecas y vivir con comodidad. ¿Qué pasará cuando este boom de inversiones se detenga? ¿Quién pagará las consecuencias? ¿Estamos ante el inicio de una burbuja económica que puede poner otra vez en jaque a la economía de la zona? Interrogantes que sólo el tiempo se encargará de aclarar.
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