La Industria 4.0 aspira a una nueva transformación en busca de mejores decisiones e impactos positivos en los modelos de operación y de negocio.
Por Salvador Barrena, director comercial de Servicios de Transformación Digital en Consultoría, Deloitte México
En la actualidad es muy común escuchar el término Industria 4.0, uno de esos conceptos sobre los que todos opinan, pero que cuesta trabajo definir claramente; más aún, es un reto tener una perspectiva completa sobre por qué es tan importante y qué implicaciones tiene en el sector empresarial.
Empecemos por puntualizar que el término Industria 4.0 y el término Cuarta Revolución Industrial se manejan, con frecuencia, indistintamente, porque ambos se refieren a “industria”.
Sin embargo, el concepto de Cuarta Revolución Industrial fue acuñado por Karl Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, para definir el fenómeno histórico y socio económico derivado de la convergencia entre los mundos físico, biológico y digital, debido a los acelerados avances en capacidad de cómputo, biotecnología y nanotecnología, entre otros.
¿QUÉ HAY ANTES DE LA INDUSTRIA 4.0?
Por otra parte, recordemos que la primera revolución industrial sucedió a principios del siglo XX con el surgimiento de las máquinas, como la de vapor, que sustituyeron con el tiempo el uso de la fuerza humana y animal.
La segunda vino con la electricidad y la producción en masa, situada alrededor de los años veinte, mientas que la tercera fue a finales de los años sesenta con las primeras computadoras y procesadores de datos a gran escala, extendiéndose a la automatización electrónica de la producción.
Aunque estas revoluciones se generaron directamente en la producción, en la industria, todas han tenido profundas repercusiones sociales y económicas.
Uno de los efectos de la revolución que actualmente vivimos es la transformación digital en la producción, iniciando desde las cadenas de suministro, las fábricas y hasta llegar a la logística de distribución.
Esta gran transformación digital es lo que entendemos como Industria 4.0, que fue un término acuñado por el gobierno alemán como una visión para la productividad industrial.
La Industria 4.0 es habilitada por el Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés): la proliferación de sensores que permiten obtener información del mundo físico; la información obtenida se digitaliza (convierte en digital) para poder analizarla y así mejorar la toma de decisiones.
No obstante, propongo que el foco de esta transformación no sean los sensores, ni la capa tecnológica en general, sino el valor que se genera precisamente por las mejores decisiones y los impactos positivos en los modelos de operación y de negocio.
Esta última aseveración puede ser sorprendente para muchos, porque cuando se habla de transformación digital, la mayoría de las personas se enfoca en “digital” y no en “transformación”.
La capa tecnológica presenta nuevos retos de ingeniería que requieren conocimientos y habilidades nuevos; estos retos pueden resolverse a través del entrenamiento y mediante un plan de inversión basado en una estrategia bien definida.
Para ser puntuales: la adopción de la tecnología por sí sola, sin una estrategia clara y el desarrollo de las capacidades de negocio necesarias, no produce una verdadera transformación.
A continuación, planteo cuatro aspectos a considerar para que se adopte Industria 4.0 de manera exitosa:
- Estrategia de Transformación. Para lograr una completa transformación digital que permita el crecimiento de una organización, primero es necesario definir los mercados en los que se desea estar, los servicios y las soluciones que se pueden ofrecer para diferenciarse y cómo estos pueden monetizarse. Luego, se definen las capacidades de negocio requeridas para generar estos servicios y soluciones; el siguiente paso es decidir cuáles tecnologías digitales podrían apoyar estas capacidades de negocio. Después, se hace un análisis de factibilidad tecnológica y financiera de adopción. Finalmente, se hace el plan de implantación incorporando las metodologías adecuadas de manejo de proyectos.
- Innovación. Tradicionalmente, el proceso de innovación se ha enfocado en lograr mejoras incrementales. En el nuevo entorno, contar con una práctica de innovación que se enfoque también en nuevos modelos de operación de negocio e incluso en nuevos mercados aprovechando las nuevas tecnologías digitales puede ser tan redituable como el enfoque en la innovación tradicional. La idea es tener un proceso que permita seleccionar un portafolio de proyectos de innovación y administrarlo de forma que se pueda tener éxito y escalar rápido o fallar rápido y transferir los aprendizajes.
- Futuro del trabajo. El nuevo entorno genera necesidades, en primera instancia, de entrenamiento a corto plazo, para volver a orientar a la fuerza laboral hacia nuevas actividades generadas por las nuevas tecnologías; con vistas al futuro, es probable que se requieran imaginar nuevamente los puestos que serán necesarios y que probablemente hoy no existan todavía. Para ambos horizontes, el enfoque en las habilidades blandas tales como el liderazgo, la colaboración, la empatía, el pensamiento lateral, etc., fortalecerán a la fuerza laboral y la preparará de mejor manera para los cambios derivados de la tecnología. Un estado futuro probable será la existencia de los súper trabajos: roles que combinan actividades y responsabilidades de múltiples puestos tradicionales, que usan la tecnología tanto para complementar como para ampliar el alcance del trabajo llevado a cabo y que involucran un conjunto más complejo de habilidades y conocimientos técnicos y humanos.
- Administración del cambio. Enfrentar los cambios simultáneos y multidimensionales en las operaciones, la tecnología, la innovación, así como los efectos de estos factores en el trabajo requiere atención a los impactos culturales de la organización, a través de una estrategia de planificación y comunicación adecuadas para que la transición suceda de una manera ordenada y positiva.
Más temprano que tarde, llevar a cabo la evolución hacia la Industria 4.0 será algo que determine la permanencia de las empresas en el mercado; por ahora, a los pioneros les toca también ser un ejemplo para otras empresas y de esa manera motivarlas a incorporarse a esta transformación.