François-Henry Bennahmias no sólo lidera desde hace más de siete años a una de las casas de alta relojería de mayor prestigio a nivel global. El CEO de Audemars Piguet tiene una trayectoria destacada en la industria de la moda de lujo, incluyendo su participación en marcas como Giorgio Armani, Gianfranco Ferré, Les Copains, Reporter, Peter Hadley y Vilebrequin. Además, quizá pocos lo saben, pero él inició su carrera como deportista profesional en el golf –número 25 del torneo francés–.
Así, desarrolló un profundo instinto por el desafío, la aventura y la excelencia, que hoy se reflejan en el estilo que imprime para dirigir esta prestigiosa marca. Fortune en Español estuvo presente en la última edición de Art Basel Miami Beach, en donde la firma de alta relojería Audemars Piguet presentó Albedo, una obra del artista Tomás Saraceno en colaboración con la Fundación Aerocene. Aquí parte de la conversación con François-Henry Bennahmias en el marco de este evento.
Q&A:
Audemars Piguet ha estado apoyando a Art Basel durante muchos años, ¿por qué se comprometió con las artes y cómo definirías esta relación?
La razón es simple. En primer lugar, antes participaba otra compañía de relojes, aunque ya estaba viendo esto desde hace mucho tiempo porque queríamos tocar este mundo del arte; sin embargo, no encontrábamos la manera correcta de hacerlo –somos como niños en ese sentido, no sabemos mucho al respecto–. Luego, tuvimos la oportunidad de negociar y firmar con Art Basel, nos incorporamos en dos segundos y dijimos: ¿sabes qué? No vamos a ir. “Oh, somos Audemars Piguet, así que sabemos todo”. Existe mucho más, llegamos como aprendices y estudiantes. Ok, no conocemos ese mundo, veamos cómo va a funcionar.
El compromiso que hicimos desde entonces fue no fusionar esos dos mundos. En otras palabras, la razón de ir a Art Basel no es para vender relojes. Si somos demasiado comerciales, estamos muertos. Por lo tanto, debíamos encontrar nuestra propia manera de aprender, asociarnos con las personas adecuadas, con los artistas correctos y ver qué podría suceder. Y, por supuesto, crecer juntos. Seis años después, ahora estamos empezando a crear algún tipo de legitimidad de lo que hacemos, con quién nos asociamos, lo que la gente puede esperar de Audemars Piguet, y vemos que estamos ganando poco a poco el respeto de ese mundo del arte.
Nadie puede decir que lo hicimos mal, digámoslo de esta manera. Ha habido una buena relación, quizás en 10 años llamaremos esto una boda. Si bien vemos más futuro en la relación, aún aprendemos cómo hacerlo mejor. Incluso nuestro stand en Art Basel no es una tienda; puedes ver relojes, pero no se trata de vender, sino de ofrecer una experiencia. Olivier Audemars, vicepresidente del consejo, lo ha dicho perfectamente: cuando estás expuesto a estos artistas, es como ponerte gafas y mirar el mundo desde una perspectiva diferente.
¿Puedes contarnos acerca de su próxima comisión de arte?
Sí. Ryoji Ikeda, él es japonés. Su obra conjuga música e instalación audiovisual; esta mañana, pude pasar 45 minutos con él. Normalmente, no tocas físicamente a los japoneses. Aunque nos abrazamos durante dos minutos (risas).
Entonces, es un buen comienzo.
Sí, porque los 45 minutos fueron un sueño puro para ambos, sabiendo cómo trabajaríamos y cómo empezaríamos a hacer las cosas juntos.
¿Cómo eliges tus colaboraciones?
En primer lugar, yo no elijo. Hay un comité de personas; la mayoría de ellos no son de Audemars Piguet –sólo contamos con un miembro en esa junta– e integramos también a curadores. Existe una especie de mini competencia y propuestas de cinco o seis artistas. Esa comisión elige y partimos de ahí.
¿Qué está haciendo Audemars Piguet para conectarse con los clientes?
Abrazo a mucha gente [risas].
Ok, esa es una buena conexión.
No, no, pero en realidad es un cliente a la vez, y es divertido porque hoy, nuestros mejores embajadores son los clientes. Ellos son quienes venden la marca a sus amigos. Cuando fabricas 40,000 relojes al año –lo que no es nada– y tu país número uno en cuanto a volumen de ventas es Estados Unidos –donde hay 5,000 relojes para 20 millones de personas–, esto es lo que va a importar. Es la interacción directa entre las personas. Somos genuinamente auténticos; es real, lo que ves aquí es real. Eso a la gente le gusta mucho y voy a decir que les encanta cada vez más. Y ahí es donde estamos.
Audemars Piguet es uno de los líderes de la industria. ¿Cuál es el principal desafío para continuar siendo una de las mejores marcas? Nunca pienses que has terminado o que eres lo suficientemente bueno. No importa lo bueno que seamos; una y otra vez volvemos al pizarrón de dibujo, al campo de prácticas, al gimnasio; lo hacemos aún mejor y trabajamos más duro.
Siempre pienso que si Jules Louis Audemars y Edward Piguet estuvieran vivos hoy y tuvieran 25 años, en primer lugar, viajarían por el mundo, no sólo tendrían su sede en Suiza. Y en cuanto lanzaran un reloj, ya estarían en el próximo vuelo al día siguiente. Entonces, Audemars Piguet es una marca que nunca se detiene y que siempre busca lo que sigue. Cuando siempre miras al mañana, no puedes estar satisfecho. Es una perpetua insatisfacción, pero de una manera positiva.
Texto: Paloma Ruiz