Desde niña, Amparín –como también se le conoce a Amparo Serrano– se ha dedicado a dibujar, crear y diseñar. Esa combinación es la pasión que la ha motivado durante toda su vida. Y de paso, esa es la esencia que le ha inyectado a Distroller, una de las marcas mexicanas más exitosas en los últimos años.
Personajes fantásticos obra de la imaginación de su creadora, muchos colores, folclore y cultura son el sello de siete líneas de negocio, alrededor de 30 socios de licenciamiento y más de 2,000 productos comercializados en 27 puntos de venta propios y en cadenas comerciales en México y otros países.

Hoy, Amparo da un nuevo paso importante llamado Distroller el Miusikul, que iniciará temporada abierta a partir de la tercera semana de marzo en el Foro Cultural Chapultepec en la Ciudad de México. Es la historia de Distroller a través de personajes que su creadora ha conocido durante su vida. “Distrópolis es la ciudad donde se desarrolla todo; parte realidad y fantasía”, explica.
“Soy fan de las obras de teatro musical, hasta el punto de ser obsesiva.
He visto 130 veces El diluvio que viene, confiesa. Y si bien Amparín observa que actualmente “las obras en México no están teniendo éxito comercial, pienso que al menos tenemos una oportunidad. Al final, algo que considero un éxito es cuando lo que ven mis ojos es algo que está perfecto”.
Para este proyecto, ella ha invertido capital propio y parte del flujo de la empresa; sin embargo, asegura que el objetivo lo vale, “al ver materializadas las ideas en los personajes y en la obra en general”. Fortune en Español conversó con Amparín acerca de Distroller el Miusikul y de otros planes relacionados con la marca.
FORTUNE EN ESPAÑOL: ¿Cómo el diseño y la calidad han marcado la diferencia para hacer de Distroller un referente en el mercado?
AMPARO SERRANO: Las demás marcas se preocupan más por generar dinero. A mí me gusta que nuestros productos se vean increíbes, ya después, analizamos si nos conviene o no. El look y la perfección van primero. Muchas veces nos convendría hacer productos utilizando materiales de menor calidad; en cambio, prefiero sacrificar la ganancia con tal de lograr algo que sea de primer nivel y que se vea padrísimo.
F. ¿Cómo se mantiene viva una marca, conservando su esencia e innovando al mismo tiempo?
A.S. Para empezar, tengo un equipo de trabajo espectacular y que además ya se maneja solo. En Distroller se da mucha libertad creativa, y mi labor consiste sólo en supervisar. Así se mantiene la esencia de la marca. Pero también siento que el temor para seguir creando es que esto depende del estado de ánimo; si hay una depresión de repente, no me nace crear. Es como la bolsa de valores –dependiendo cómo estén las aguas o la marea–, por eso me da miedo. Aunque en este momento todo está saliendo bien. Hay ideas almacenadas.
F. Hablando de tecnología como herramienta, ¿cómo la han adoptado para potenciar el modelo de negocio?
A.S. La tecnología de la mente es en lo que más nos enfocamos. Muchas veces, cuando incluyes tanta tecnología a un producto, le quitas lo real. Acabo de ver una muñeca que come, que habla, que hace de todo; y de repente, aunque tengas todas estas innovaciones, finalmente no se puede rebasar a la imaginación. Para mí, en muchas ocasiones la tecnología llega a ser una barrera más que un plus. Por ello, nosotros le apostamos más a la imaginación. Y eso no fue a propósito. Cuando empecé no tenía dinero para invertir en tecnolgía, así que todo lo tenía que imaginar.
F. ¿Algún plan en puerta que nos puedas compartir?
A.S. Una serie animada, y ya.