Un multimillonario disruptor de las telecom en Francia tuvo una idea radical: una escuela de programación sin libros, ni maestros, ni clases. Ah, y gratis. Después de seis años, ¿ha funcionado?
En octubre de 2016, James Aylor pasaba el tiempo entregando pizzas en Kansas City. Esto tras haber abandonado la universidad y su sueño de enseñar viola. “La voz en mi cabeza dijo: ‘no tienes carrera, no hay futuro”, cuenta.
Luego, un amigo le comentó que había oído hablar de una nueva escuela de codificación sin costo de matrícula a 1,800 millas de distancia en Fremont, California, llamada 42. Además, no requería conocimientos de computación ni un diploma de preparatoria; los dormitorios eran gratuitos. “Dije: ‘sí, lo que sea gratis, jaja’”, recuerda Aylor, ahora de 30 años. Por lo que, decidió que no tenía “absolutamente nada que perder”. Vendió su auto y compró un boleto de avión.
Cuando me encuentro con Aylor, un poco más de dos años después, está en el norte de París, paseando por el vestíbulo de la escuela original 42, de la que Fremont es una filial. El experimento educativo radical está orientado a resolver la escasez crónica de programadores calificados de la industria tecnológica. Su trabajo de entrega de pizza es ahora un recuerdo lejano, Aylor dice que actualmente está evaluando posibles empleos, para definir si unirse a una empresa cuando se gradúe este verano o lanzar una startup. “Hay tantas posibilidades”, asegura.
En 2013, visité 42, para Fortune, cuando estaba arribando el primer grupo de estudiantes, literalmente: muchos habían llegado a París sin dinero, durmiendo en sleeping bags en el campus (estilo fábrica) de 42. Empaques de comida para llevar y botellas de cerveza colmaban
las habitaciones. De pie en medio del tumulto, el fundador de 42, el multimillonario de las telecomunicaciones Xavier Niel, una de las personas más ricas de Francia, estaba emocionado. “Tendremos un impacto”, me dijo entonces.
Su osada idea estaba basada en su propia experiencia. Sin título universitario, aprendió a programar y desarrolló soluciones (incluida una app de sex-chat que vendió por US$50 millones) en el servicio Minitel anterior a Internet de Francia.
Continuó fundando el grupo que cotiza en bolsa Iliad, empresa matriz de la compañía de telecom de bajo costo Free, y en 2017 abrió la gigantesca incubadora de tecnología Station F en el este de París.
Niel, ahora de 51 años, confiesa que estaba cada vez más convencido de que la educación tradicional de Francia (“¡la peor!”, afirma) encajaba a los niños en rutas preordenadas, dejándolos aburridos y sin inspiración; sintió estos efectos en sus propias empresas.
La escuela 42, que Niel construyó con US$78 millones de su propio dinero, trata de romper eso. No tiene cuotas, profesores, ni aulas. Los alumnos trabajan en sus propios horarios. Si necesitan ayuda, preguntan unos a otros o lo solucionan ellos mismos.
En sintonía con el espíritu rebelde, el nombre de la escuela se refiere al clásico de la contracultura The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy , que dice “la respuesta a todo es 42”; el primer edificio tenía una bandera de pirata afuera.
Cada año, aproximadamente 1,800 estudiantes son admitidos entre los dos campus, seleccionados de 3,000 que son aceptados en el agotador boot camp de un mes llamado Piscine. Esos 3,000 son previamente elegidos de las 40,000 personas iniciales que hacen el examen de lógica en línea todos los años.
La bandera del pirata ya no está, y sólo hay unos cuantos sleeping bags en los pasillos. Las paredes exhiben una impresionante colección de arte, y el presidente Emmanuel Macron, quien apoya fervientemente la industria tecnológica francesa, es un visitante frecuente. Sin embargo, 42 todavía tiene la sensación de una startup desordenada, con docenas de personas enfrente de monitores y una pila de patinetas en el vestíbulo.
¿Pero cuánto impacto ha tenido 42 en sus casi seis años?
Niel está convencido de que 42 ha demostrado su punto: los programadores sólo requieren dos cosas para tener éxito, una comprensión de la lógica y gran ambición. “No necesitas saber nada para poder codificar. No necesitas ser bueno en matemáticas”, afirma, sentado en la parte superior de la sede de Iliad, con una vista panorámica de París.
“Puedes escoger a cualquiera en la calle, y puede convertirse en el mejor programador del mundo”. Alrededor del 40% de los estudiantes no se ha graduado de la preparatoria. “La idea es que no eliges a las personas para ver si pueden hacer algo”, explica Niel. “Olvidas completamente lo que hicieron antes”.
De hecho, 42 cuenta con impresionantes historias de éxito.
Jasmine Anteunis, de 26 años, se unió a la primera generación de 42 luego de abandonar la Escuela de Bellas Artes a los 21. Dos años más tarde, creó un chatbot de I.A., Recast.AI, con dos de sus compañeros. Y lo vendieron el año pasado a SAP. ¿Eres rica?, le pregunto. “Ah, sí”, contesta, sonrojándose.
Niel agrega que incluso las empresas francesas de carácter antiguo como bancos y casas de moda están reclutando a estudiantes de 42.
Aunque en California, 42 ha luchado por su credibilidad desde su apertura en 2016. Llena sólo alrededor de un tercio de su capacidad de 3,000 estudiantes. (En respuesta, ahora ofrece boot camps de Piscine más frecuentes).
Niel, famoso en Francia como un empresario visionario, es desconocido en Estados Unidos e irónicamente, un obstáculo importante para 42 parece ser que es gratis, a pesar de que los estadounidenses están paralizados por las deudas estudiantiles. Niel es contundente: “cuando eres una escuela gratuita, la gente piensa que es un fraude”.
Por Vivienne Walt