Está por anunciarse cómo queda el etiquetado frontal en alimentos y bebidas. Jean Yves Peñalosa, abogado, se pone del lado de las empresas al compartir algunos de sus argumentos.
Por Marco Payán
En este mes, la Secretaría de Salud y la Cofepris señalarán cómo se define a detalle la norma, que está basada en lo que ya se usa en Chile, Perú y Uruguay para alimentos y bebidas altos en sodio, azúcares o grasas saturadas.
Entre otras medidas, el etiquetado sobre la información nutrimental cambia al frente. Ahora será de advertencia, es decir, más que señalar al consumidor la lista de ingredientes y su cantidad, indicará directamente si es alto en azúcar, grasas saturadas o sodio.
Además busca restringir la publicidad destinada a menores de edad que esté relacionada con un producto alto en tales ingredientes.
Según Jean Yves Peñalosa, abogado especialista en patentes y marcas, el objetivo de un mejor etiquetado debe ser informar a la población, no afectar las ventas de los productos. Como abogado representa a algunas empresas de alimentos y bebidas.
Quienes hacen esta propuesta se inspiraron en la legislación chilena. Incluyen leyendas para prevenir que menores tomen bebidas con alto calórico, que se muestren personajes ficticios dirigidos a niños, que se relacionen los productos lácteos con los “dañinos”, que se tergiverse la información nutrimental a solo poner un listado de ingredientes basados en porciones.
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Ante esta postura, el especialista responde con estos argumentos:
- “Quieren que Coca-Cola tenga una leyenda que diga ‘este producto no es apto para niños por su alto contenido calórico’. Quieren que sea como los cigarros.” El argumento de Peñalosa es no satanizar los productos, sino solo informar.
- “Buscan prohibir el uso de personajes ficticios dentro de los productos de consumo azucarados. El tigre Toño desaparecería. Esto va a convertir a los supermercados en tabaquerías: con imágenes grotescas en las cajas.” De nuevo se trata de evitar que tales productos se vean deliberadamente como dañinos y solo limitarse a informar.
- “Las compañías que tienen leche y además tienen otros productos no podrán relacionarlos entre sí.” Así, no se podría tener una relación de, por ejemplo, bebidas lácteas con bebidas azucaradas, aunque sea el mismo productor. No cree que uno propiciaría el consumo del otro.
- “En Chile las ventas se mantuvieron estables, la consciencia de la gente sobre los productos no cambió, no hay una relación de las advertencias frente a concientizar al consumidor.” Sin embargo, quienes lo proponen argumentarían justamente que sucede lo contrario.
- Argumenta que se ha condenado al azúcar injustificadamente. “Técnicamente hablando: el azúcar no está relacionada con efectos cardiovasculares, ni con la diabetes.” Aunque admite que algunas compañías han abusado y, por bajar costos, incluyen fructosa de maíz, un endulzante de menor calidad.
- “Como consumidor quiero tener más conocimiento sobre los productos. La industria está de acuerdo con eso, pero sin poner en riesgo las ventas. Si el fin es que el consumidor esté más informado, hay otras vías para hacerlo.” Propone usar un código QR, para que con un smartphone el consumidor se pueda dirigir a una página web con toda la información, y sin la limitante del espacio en la etiqueta.
- “Si te vas por el etiquetado de Chile, metes en problemas a la industria que tiene que exportar a EE.UU. y al resto de Latinoamérica. Tendrían que hacer muchos empaques y etiquetas especiales.” Con el T-MEC se tienen empaques y lineamientos homologados entre los tres países. Peñalosa dice que “es un costo muy alto generar etiquetas para cada país. Será casi imposible”.
Imposible o no, faltan días para que se establezcan claramente las reglas del juego. Para entonces, consumidores y compañías se tendrán que adaptar.
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