Se esperan menos inversiones a nuevos emprendimientos, aunque los fondos están enfocados en fortalecer a los que ya tienen en sus portafolios y en volver a inyectarles capital.
Por Marco Payán
El crecimiento de la inversión a empresas por medio de capital de riesgo tocó un máximo histórico el año pasado.
En Latinoamérica fueron 4,600 de millones de dólares de inversión y fue el cuarto año con incrementos de más de 100% en montos de capital dedicado a empresas.
Así lo indica el estudio de Lavca (Asociación de la Inversión de Capital Privado en Latinoamérica) que prevé que debido a la contingencia de la pandemia de COVID-19 el crecimiento no será tan agresivo en este año en su análisis sobre el ecosistema.
Sin embargo, los acuerdos previos a marzo, cuando la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia, siguen en curso según Liliana Reyes, directora de Amexcap (Asociación Mexicana de Capital Privado, AC).
La crisis desatada por la pandemia ha trastocado a algunas cadenas de valor, pero los proyectos de capital emprendedor parecen continuar.
Se trata de un medio en el que los limited partners (LP) comprometen su dinero para que los fondos abran instrumentos con cierto monto de dinero para invertir.
La Amexcap ha promovido un acuerdo ya firmado por varias partes (que sigue abierto a más organizaciones) para que sus aliados y no aliados cumplan sus contratos. Así como hay una crisis en las cadenas de suministro, lo mismo podría pasar con el capital.
Pero en pleno encierro hay sucesos como la desinversión de Mountain Nazca de Kavac, dando a sus inversionistas las ganancias correspondientes, lo que deja ver que las negociaciones que se acordaron previamente siguen concretándose.
Con la inercia de la inversión del año pasado y fondos extranjeros en la región como Softbank y Goldman Sachs, el ecosistema llega a la crisis sanitaria con fortalezas pero también con grandes retos, según las entrevistas a continuación.
Los tiempos de crecer a toda costa han cesado. Los nuevos emprendimientos tendrán que enfocarse en tener fundamentales más sólidos, lo que significa en muchos casos ser rentables más pronto. Ya no se trata de crecer por crecer.
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Héctor Sepúlveda y Jaime Zunzunegui, managing Partners de Mountain Nazca
La estrella de las últimas semanas ha sido la salida de Kavak por parte de Mountain Nazca. Uno de los fondos enfocados principalmente en empresas nacientes hizo la desinversión de la startup de venta y compra de autos usados. Es la primera vez que un fondo de capital de riesgo mexicano regresa a los inversionistas 100% del capital más la renta.
La pandemia podría afectarles al tener un fondo activo, es decir, que aún no cierran todas las inversiones en compañías, sin embargo ambos socios coinciden en que es más fácil pedir dinero justo después de haberles regresado una inversión previa.
“Buena parte de nuestros fondos son de personas a quienes les estamos regresando el dinero”, dice Héctor Sepúlveda. Además, tiene 70% de los fondos activos.
Admiten que será más difícil levantar capital para un siguiente fondo. Para Sepúlveda, el panorama cambia: las family offices mexicanas ya no invertirán tanto y las Afores pueden hacerlo poco.
Los que en principio seguirán invirtiendo son fondos extranjeros, como General Atlantic y Softbank, que adquirieron a Kavak en una transacción por alrededor de 50 millones de dólares, una de la más jugosas.
Liliana Reyes, directora general de AMEXCAP
Para Liliana Reyes lo importante del ambiente de capital de riesgo para emprendimientos es no distraerse con contingencias.
Se trata de probar que es una manera de financiar proyectos a largo plazo y por ello propuso un acuerdo como llamado a cumplir los compromisos en crisis o fuera de ella.
“Los recursos que tienen los fondos ya están asegurados, su reto es colocarlos. El dinero está comprometido entre inversionistas y gestores, y volver a buscar (dinero) sigue siendo retador”.
Una de las tentaciones, muy mal vistas por los participantes, es que como algunas empresas requieren liquidez para sobrevivir, los interesados en adquirirlas deben buscar una valuación menor.
Amexcap realizó una encuesta entre sus agremiados y llegó a la conclusión de que no se han aprovechado de la falta de liquidez para bajar las valuaciones.
Empero, ello no garantiza que las compañías han tenido que ajustarse al encierro. Lo que han hecho, agrega Reyes, es crear sinergias, sobre todo con otras startups bajo el mismo fondo líder. “Ahora están apoyando en sus propias empresas sin descartar inversiones atractivas”.
Las sinergias a las que se refiere son como las que Urbvan, el servicio dedicado a transportar personal a sus lugares de trabajo, ha entablado con otras startups. Durante el encierro han quitado asientos de sus unidades para utilizarlas con envíos de última milla para servicios como Justo y otros que requieren llevar alimentos a los hogares.
Eduardo Clavé, managing Partner de DILA CAPITAL
Ante el cierre de las actividades consideradas no esenciales, algunos de los proyectos de Dila Capital sufrieron los cambios del mercado.
Eduardo Clavé, uno de sus managing partners, se dedicó a dos aspectos: “Primero, ver sus flujos asumiendo escenarios catastróficos para entender el runway de las empresas, es decir, cuánto les queda en caja para sobrevivir”, pues muchas startups tienen el modelo de perder dinero pero crecer en el mercado con agresividad.
El otro punto en que puso atención fue en ayudarlos en generar ingresos. “El mérito es de los emprendedores, por la flexibilidad y creatividad para hacer cosas diferentes”.
Han aprovechado la red que se ha formado alrededor de las mismas compañías, buscando las mejores prácticas para estos momentos, desde home office, reducción de costos, ideas comerciales o ideas de desarrollo”.
Una de las alternativas para Clavé ha sido buscar el apoyo de la banca de desarrollo, para encontrar líneas de crédito e incluso capital de trabajo para sus organizaciones. Es en ellas en las que seguirán invirtiendo gracias al fondo que tienen activo hoy en día. “Somos cautelosos y pacientes para ver cómo será la nueva normalidad y cómo haremos dentro de nuestras empresas el mejor allocation de capital”.
Pero Clavé no descarta que aun en medio de este contexto, las empresas en las que invierten darán oportunidades interesantes.
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Fabrice Serfati, managing director de IGNIA
El fondo de venture capital Ignia no tiene nuevos tickets, es decir, nuevos proyectos en los cuales invertir.
“Solo las empresas que ya tenemos en portafolio y que han necesitado follow on han tenido la inversión”.
Desde marzo han tenido tres inversiones de este tipo. Todo mientras trabajaban desde casa (hasta dejaron de contratar su espacio de coworking), a la par de observar cómo conservar la mayor cantidad de dinero en las empresas
Así resume el panorama de sus emprendimientos: en la actualidad cuentan con 25 empresas de las cuales 16 no tienen problemas de liquidez; son 13 las que están levantando capital y todo marcha bien con ellas (una ya recibió 10 millones de dólares); aunque dos no tienen suficiente flujo de caja, sus inversionistas les inyectarán más recursos.
Una de las cuatro restantes “pensábamos que iba a quebrar, pero cerró un contrato con un cliente que la mantendrá operando”. Las otras tres, lo más probable es que quiebren, advierte.
Las firmas que van a salir adelante son las que se enfocan en alguna actividad que se beneficia de la cuarentena. Fabrice confía en que, como su fondo está diversificado, saldrá bien librado de esta crisis.
Gustavo Huerta, fundador de Bluebox
La lógica de quienes manejan fondos de capital de riesgo es comunicar que todo va bien, dice el fundador de la oficina de capital de riesgo corporativo Bluebox, pero la realidad no es así.
Según Gustavo Huerta, todos los gestores de fondos tienen entre sus empresas las que siguen ganando, las que están en “hold” mientras dura el confinamiento y también las que no tienen posibilidad de repuntar.
El fundador de Bluebox, una oficina que vincula a grandes empresas para crear fondos de inversión para emprendimientos, menciona otro factor en contra durante la pandemia para el ecosistema de capital de riesgo: Nafin.
La banca de desarrollo invierte en algunos fondos de capital emprendedor, como lo hace un socio (limited partner), principalmente en fondos en etapas tempranas pero se retrasa en los desembolsos.
“Si haces llamadas de capital, no van a las llamadas”. Es decir, después de comprometerse a invertir, al momento de requerir desembolsar el dinero para invertirlo no lo hacen. Huerta habla con conocimiento de causa, tiene un fondo al que aportaron 50 millones de pesos.
Aunque varios actores del ecosistema cabildearon a principios de este sexenio para que Nafin no dejara de invertir en nuevos emprendimientos, parece que es un mensaje fuerte para decir que el gobierno federal no va a invertir más en emprendedores, ni siquiera porque es una banca de desarrollo, dice el joven empresario.
Parte del problema que ocasiona es que se afectan los compromisos de inversión que ya se tenían previamente con otros socios y con los emprendedores.
Los gestores de fondos tienen que conseguir ese dinero por su propia cuenta o involucrar a nuevos socios. “Estamos hablando de miles de millones de pesos”.
Así, el confinamiento explica la posición actual de los gestores de fondos de capital.
Según Gustavo Huerta, lo que viene para un futuro cercano es que muchos dueños de fondos “optarán por fusionarse o se convertirán los “heads” de fondos grandes en Latinoamérica”.
Como intermediario entre las grandes empresas y los fondos que crean para invertir en empresas más pequeñas,refiere que la inversión en el capital de riesgo corporativo no ha bajado. “Al contrario, han capitalizado más a los emprendimientos que para crecer requieren de la mejor tecnología que se apuntaló durante la crisis”.
Este texto es parte de la edición de junio de Fortune en Español. Lee la revista completa aquí.