Las distintas complicaciones y la creciente demanda del aceite de palma ha orillado a los principales productores, Malasia e Indonesia, a buscar participación en mercados emergentes.
Tras las fuertes reacciones ocasionadas en Europa por el impacto ambiental del aceite de palma, los productores más importantes del mundo están luchando por nuevos mercados, llegando a negociar trueques inusuales como aviones Sukhoi a cambio de aceite.
Después de la India, la Unión Europea es el segundo mercado más importante para las exportaciones de aceite de palma de Malasia e Indonesia, productores líderes de una industria estimada a nivel global en $40 mil millones de dólares.
Sin embargo, en tiempos recientes en Europa, la producción de aceite de palma ha recibido fuertes críticas por propulsar la deforestación, obligando a los países exportadores a buscar nuevos mercados, desde África hasta Myanmar.
Bajo la amenaza de una caída de la demanda en el Viejo Continente, la industria empezó una batalla mediática y está obligando a los productores a incursionar en mercados más sensibles a los precios, donde Indonesia podría tener una ventaja con respecto a Malasia por sus menores costos de producción.
“No queremos soltar ni una tonelada de contratos comerciales, ni algún tipo de demanda potencial que tiene la palma en el mundo”, comentó a Reuters el viceministro coordinador de relaciones económicas de Indonesia, Musdhalifah Machmud.
Machmud comentó que el aceite de palma está siempre sobre la mesa en “toda negociación comercial” de Indonesia.
El ingrediente se usa en miles de productos de consumo habitual, desde botanas hasta jabones, y también para hacer biocombustible.
Sin embargo, el boom en la demanda ha aumentado drásticamente los cultivos de palmas en Indonesia y Malasia, hasta alcanzar una superficie de más de 17 millones de hectáreas, un área más grande que Portugal e Irlanda. Esto a costa de los bosques, fenómeno que según los críticos, ha llevado a un incremento en los gases de efecto invernadero que calientan el planeta.
Los activistas ambientales han presionado a las empresas de consumo para exigir que sus proveedores de aceite de palma adopten prácticas forestales más sostenibles. Sin embargo, en Europa los políticos sostienen que los estándares de la industria en cuanto a sustentabilidad aún son insuficientes.
Hasta la fecha, las ventas de aceite de palma a la Unión Europea se han mantenido. En la primera mitad de 2017, las exportaciones de Indonesia se han incrementado en un 40 % comparadas con el año anterior, para alcanzar las 2.7 millones de toneladas.
Según la Asociación de Aceite de Palma de Indonesia (GAPKI), el año pasado las exportaciones de palma aceitera de Indonesia llegaron a $18 mil millones de dólares, y la UE representó el 16 % del total. Mientras para Malasia, según datos oficiales, la UE fue el destino del 13 % de todas las exportaciones.
“Importando deforestación”
En Europa aumenta la preocupación por el incremento en el uso de aceites, incluso de palma, como biocombustibles. Considerados hace tiempo una alternativa ecológica, un reporte comisionado por la UE ahora afirma que producen más emisiones de gases de efecto invernadero que los combustibles fósiles.
En julio, Francia afirmó su intención de reducir el uso de palma en biocombustibles por el temor de “estar importando deforestación”, causando preocupaciones en Indonesia que otros países europeos puedan seguir el mismo ejemplo.
En Alemania, el Ministerio de Medio Ambiente anunció que hará presiones para emendar una directiva de la UE en materia de energías renovables para que tome en consideración el estudio que demuestra que “el aceite de palma y el aceite de soja producen, en comparación con otros biocombustibles, mayores emisiones de gases de efecto invernadero por unidad energética por el cambio indirecto del uso de suelo”.
En abril, el Parlamento Europeo votó para 2020 la suspensión del uso de aceite de palma no sostenible. La resolución apoya la creación de un programa para la Certificación de Aceite Sostenible (CSPO, por sus siglas en inglés) para palmas y otros aceites vegetales destinados al mercado europeo para asegurar que su producción sea sostenible.
Además de los daños ambientales, la industria ha sido criticada por los frecuentes informes sobre expropiación de tierras, trabajo infantil y condiciones de trabajo. Algunos de los incendios forestales que han afectado regiones del Sureste de Asia se han generado en tierras dadas en concesión para el cultivo de palma donde se queman bosques para ganar tierra.
El Jakarta Post reportó que en mayo el Ministro de la Economía de Indonesia, Enggartiasto Lukita, advirtió a sus contrapartes europeas que, como medida de represalia, podría pedir a Yakarta no comprar aviones de Airbus.
En un encuentro sobre desarrollo sostenible de las Naciones Unidas en Nueva York, el presidente de GAPKI, Joko Supriyono, afirmó que en Indonesia el cultivo de aceite de palma cumplía con los estándares internacionales.
Mientras tanto, Indonesia busca nuevos mercados para su producción en África ofreciendo trueques: Lukita comentó a los periodistas que en una visita a Nigeria habría propuesto intercambiar aceite de palma por petróleo.
En agosto Indonesia firmó un acuerdo con la corporación estatal rusa Rostec para el intercambio de materias primas, incluyendo aceite de palma, como parte de un acuerdo del valor de $1.14 mil millones para 11 aviones Sukhoi.
El director ejecutivo de la Asociación de Aceite Vegetal de Indonesia Sahat Sinaga anunció que los productores de aceite de palma abrirán una empresa de marketing e investigación en Rusia con el objetivo de incrementar hasta 2023 de un 4-5% las exportaciones, estimadas en 2016 en 920,000 toneladas.
El grupo además planea abrir un almacén en Pakistán, país que cada año importa 1-2 millones de toneladas de palma de Indonesia, anticipando un crecimiento de la demanda.
Malasia el productor más vulnerable
El Consejo Malasio para la Promoción del Aceite de Palma (MPOC, por sus siglas en inglés) dijo que, a pesar de la resolución de la UE, incrementará los esfuerzos para diversificar la oferta en nuevos mercados como Myanmar, Filipinas y África Oriental.
El ministro malasio de la Industria de Plantaciones y Materias Primas, Mah Siew Keong, afirmó en junio que se había reunido con comisarios y miembros del parlamento europeo. El ministerio no contestó a la invitación a formular comentarios adicionales.
Malasia depende más de las exportaciones de aceite de palma que Indonesia: el año pasado exportó más del 9 0% de su producción total, comparado con sólo el 70 % en Indonesia.
Los analistas estiman que los costos de producción en Malasia son un 10-15 % más altos que en Indonesia.
“Si la UE no compra palma aceitera para producir biocombustible, la demanda global caerá y los precios se verán afectados de manera negativa… una caída que impactará a todos de la misma forma”, dijo Ivy Ng, responsable regional de investigación en plantaciones en CIMB Investment Bank.