La desesperanza se vuelve en la marca de los millennials en China ante la complicada situación laboral.
Los millennials chinos que tienen una perspectiva oscura sobre su carrera profesional y el matrimonio, ahora pueden revolcarse en su desesperanza con una línea de tés con nombres como “té negro no-he-logrado-absolutamente-nada” o “té de frutas la-vida-de-mi-ex-es-mejor-que-la-mía”.
Aunque los nombres de la cadena de tés Sung suenen irónicos, la realidad es que reflejan sentimientos reales: un número significativo de jóvenes chinos con altas expectativas han comenzado a sentirse decepcionados y a mostrar una actitud conocida en las redes sociales como “sang”, un nombre que viene del caracter chino asociado con la palabra “funeral” y que describe a alguien que está desalentado.
La cultura “sang”, que suele expresarse en derrotismos irónicos, es alimentada por celebridades de internet a través de la música y de ciertos juegos móviles y programas de televisión populares, además de emojis tristes y eslóganes pesimistas.
Esa es la reacción a la feroz competencia por buenos trabajos en una economía que no es igual de robusta que hace algunos años, donde el contar con una propiedad —lo que prácticamente es un “requisito” para contraer matrimonio en China— se ha vuelto algo imposible en las grandes ciudades debido a los precios en aumento de los departamentos.
“Hoy quería luchar por el socialismo, pero el clima se siente tan frío que sólo puedo quedarme en la cama y jugar con mi teléfono”. Eso lo escribió Zhao Zengliang, una celebridad “sang” de internet. “Sería grandioso si pudiera retirarme mañana”, dice otra de sus publicaciones.
Este tipo de humor irónico no tiene cabida para el dominante Partido Comunista chino.
El pasado mes de agosto, la cadena de tés Sung fue acusada por el People’s Daily, el periódico oficial del Partido Comunista, de vender “opio mental”. En su editorial, el medio de comunicación describió la cultura “sang” como “una actitud extrema, pesimista y desesperanzada que es necesaria atender y discutir”.
“Levántense y sean valientes. Niéguense a beber el té Sung, escojan andar el camino correcto y vivan el espíritu combativo de nuestra era”, señaló el diario.
La Oficina de Información del Consejo de Estado de China no respondió a nuestra solicitud para emitir un comentario sobre este tema.
Sin importar que la cultura “sang” pueda ser una pose o un sentimiento real, el desánimo entre una parte de los jóvenes educados de China es una preocupación genuina para el presidente Xi Jinping y su gobierno que recompensa la estabilidad.
La intensificación de la censura en los medios de comunicación y el ciberespacio en vísperas del quinquenal congreso del Partido Comunista, a celebrarse durante el próximo otoño, y las regulaciones emitidas a principios de junio pasado para llamar a difundir “energía positiva” en los medios audiovisuales en línea, no han hecho más que extender el pesimismo.
Más tarde, durante el mismo mes de junio, algunos jóvenes internautas mostraron su frustración cuando BoJack Horseman, una serie estadounidense sobre una vieja estrella de sitcom mitad hombre mitad caballo, que es popular entre la generación “sang” por su cinismo y odio propio, fue retirada del sitio chino de streaming iQiyi.
“Al diablo con la energía positiva”, comentó Vincent, de 27 años de edad, en una publicación de Weibo que anunciaba esta noticia.
Un portavoz de iQiyi declaró que la decisión de retirar BoJack Horseman se debió a “procedimientos internos” pero se negó a ofrecer más detalles al respecto.
Incluso el gigante de los juegos en línea y las redes sociales Tencent Holdings Ltd. (TCEHY) se ha unido a contraatacar la cultura “sang”. Lo ha hecho lanzando una campaña publicitaria sobre la palabra china “ran” —que literalmente significa “quemar” y que transmite un sentimiento de optimismo— con eslóganes como “cada aventura es una oportunidad de renacer”.
El blues de los hijos únicos
Enterrar el “sang” no es una tarea sencilla.La cultura “sang” es también una rebelión contra los esfuerzos de una China urbana y contemporánea donde no importan los costos o esperanzas de alcanzar una meta. Junto a eso está una intensa presión social y familiar para alcanzar el éxito, la cual suele estar relacionada con la expectativa de que, como miembros de la generación de los hijos únicos, los jóvenes tendrán la misión de apoyar a sus padres envejecidos y a sus abuelos.
Las publicaciones digitales de Zhao, frecuentemente aderezadas con humor negro, han atraído a casi 50 mil fans Weibo, la red social china de microblogging. Zhao se valió de la cultura “sang” para publicar un libro el año pasado: “Una vida donde no puedes luchar por el éxito todo el tiempo”.
Y es que mientras los 380 millones de millennials —aquellos que tienen entre 18 y 35 años— cuentan con oportunidades que las generaciones anteriores no hubieran podido imaginarse, también se han topado con expectativas que se han vuelto cada vez más difíciles de cumplir.
El salario inicial promedio para los graduados universitarios cayó un 16 % este año, colocándose en los $608 dólares (4,014 yuanes), esto en medio de una competencia más intensa por encontrar empleo por parte de 8 millones de graduados de universidades chinas, una cifra récord casi 10 veces superior a la que se veía en 1997.
Aún entre la élite de “tortugas marinas” —aquellos que regresan a China tras realizar costosos estudios en el extranjero— casi la mitad de los graduados en 2017 han ganado menos de $6 mil dólares mensuales. Esto de acuerdo a una encuesta realizada por Zhaopin.com, en la que 70 % de los encuestados también expresó que su sueldo es “muy inferior” a sus expectativas.
La compra de una propiedad es casi una aspiración universal en China, pero esto se vuelve cada vez más difícil en las grandes ciudades como Pekín, Shanghái y Shenzhen.
Un hogar promedio con dos recámaras en el mercado inmobiliario de segunda mano en Pekín cuesta alrededor de 6 millones de yuanes ($909,835 dólares), esto después de que los precios aumentarán 36.7 % en 2016 de acuerdo a Fang.com, el sitio web inmobiliario más grande de China. Estamos hablando de 70 veces el ingreso per cápita de la ciudad. En Nueva York, esta proporción es 25 veces menor.
La renta promedio por persona en Pekín, donde se estima que 8 millones de los arrendatarios son millennials —de acuerdo con Ziroom.com— ha aumentado 33 % en los últimos cinco años, colocándose en 2,748 yuanes al mes en junio, el equivalente al 58 % del ingreso promedio en la ciudad (según una encuesta hecha por el Instituto de Investigación y Desarrollo de E-House China). Estos costos se traducen en que los trabajadores jóvenes chinos deben vivir en las afueras de la ciudad y padecer viajes largos y estresantes para llegar a su trabajo.
Las presiones financieras también han contribuido a que los jóvenes chinos esperen más tiempo antes de casarse.
Según datos oficiales, en Nanjing, una de las ciudades más grandes del este de china, la edad promedio para contraer matrimonio por primera vez se ha ubicado en los 31.6 años. En 2012, esta cifra era de 29.9 años.
Expectativas a la alza
La cultura “sang” contrasta con el optimismo de aquellos que se convirtieron en adultos durante los años del crecimiento económico de dos dígitos. Esa generación estaba motivada por expectativas profesionales y una calidad de vida que sus padres y abuelos, que habían aprendido a “comer amargo”, sólo podían soñar.
“Nuestra sociedad y medios de comunicación nos han hecho tragar demasiadas historias de éxito”, afirmó Zhao.
“’Sang’ es una protesta calmada contra la presión implacable de la sociedad para alcanzar el ideal tradicional del éxito. Esto se trata de admitir que simplemente no puedes hacerlo”, afirmó a Reuters.
De acuerdo a una encuesta entre 200 estudiantes universitarios de China realizada por la Academia China de Ciencias Sociales (CASS, por sus siglas en inglés) el pasado mes de junio, esto es también un síntoma de la falta de canales a través de los cuales estos jóvenes adultos puedan desahogar sus frustraciones.
“El internet es en sí mismo un canal donde ellos pueden liberar esas presiones, pero es imposible hacerlo de forma abierta debido a la censura”, dijo Xiao Ziyang, uno de los investigadores del CASS, a Reuters.
“Es necesario que el gobierno lleve a cabo ejercicios de opinión pública para prevenir problemas sociales”.
El fundador de la cadena de tés Sung, Xiang Huanzhong —de 29 años de edad— cree que la presión en los jóvenes adultos chinos crecerá, siendo el envejecimiento de la población una de las cargas particulares que tendrán.
Xiang ha capitalizado esta tendencia con productos nombrados a partir de frases “sang” populares. La cadena tiene sucursales en 12 ciudades y en julio abrió su primera tienda permanente en Pekín, donde un té matcha con leche “sentado y esperando la muerte”, uno de sus más vendidos, cuesta 18 yuanes.
Xiang dice escoger los nombres de sus productos de tal forma que no provoquen la censura de las autoridades, inclinándose hacia el autodesprecio.
Afirmó estar enterado sobre la crítica editorial del People’s Daily.
“No hicieron un esfuerzo serio para entender todo esto”, declaró.
Wang Hanqi, un estudiante de 21 años de la Universidad de Auditoría de Nanjing, buscó a la cadena de tés Sung después de enterarse por las redes sociales.
“Estoy un poco decepcionado porque los nombres para los tés no son suficientemente ‘sang’, afirmó en una entrevista realizada afuera de la tienda de Pekín.