Moody’s reveló sus perspectivas para el país durante 2018, así como la situación mundial.
A lo largo de 2018, la situación económica y de negocios en México se verá caracterizada por un año lleno de contrastes, estima la calificadora Moody’s en su más reciente reporte de perspectivas.
La firma estima que las empresas mexicanas se mantendrán estables, aunque podrían estar sujetas a sufrir un impacto negativo en la confianza, inversiones o el tipo de cambio, derivado de los resultados de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), así como del proceso electoral que vivirá el país para elegir al próximo mandatario federal.
Normalmente, los años en los que sucede un proceso electoral, los países se mantienen con un bajo gasto público y presentan una reducción en la inversión privada, por lo que uno de los sectores que se verá presionado en este sentido será el de la construcción.
En cuanto al panorama del sector energético, Moody’s ve poco probable que el próximo presidente de México cancele los avances de la reforma energética. “Pemex por su parte permanecerá bajo una alta carga impositiva que requerirá de un sólido acceso a capitales”, a medida que se abre la competencia al sector privado, indicó Moody’s en el reporte.
El sector de autopartes, en medio de incertidumbre por el futuro del TLCAN, estará “protegido” debido a los lazos fuertes que mantiene con Estados Unidos, que lo ayudarían a blindarse de los cambios resultantes de la política comercial.
En contraste, Moody’s indicó que el acceso al crédito, las remesas, un mercado laboral fuerte y la disminución de la inflación ayudarán a sostener al consumo privado.
De acuerdo con cifras del Banco de México, en octubre se registró un aumento histórico de las remesas.
Finalmente, los precios de las telecomunicaciones se estabilizarán, pero la competencialos mantendrá “bajos”, previniendo un margen de recuperación.
Qué esperar del mundo el próximo año
Moody’s prevé que la economía mundial mantendrá un impulso sólido en 2018. El crecimiento económico estará respaldado por una política monetaria acomodaticia, para lograr un menor arrastre fiscal, y habrá una recuperación del comercio. Estima además que los ingresos serán positivos para la mayoría de los sectores.
La recuperación de los préstamos bancarios continuará respaldando los costos de financiación, aunque “existen ciertos riesgos geopolíticos y financieros que la pondrán en riesgo, como el Brexit, la reforma laboral de Brasil y las elecciones en Sudáfrica”, indicó la firma.
Los riesgos geopolíticos que considera de bajo impacto son los conflictos en la Península de Corea y los de alto impacto, a los ubicados en Medio Oriente.
En cuanto a Estados Unidos, habrá una mayor incertidumbre debido a las recientes propuestas proteccionistas del presidente Donald Trump, especialmente en el comercio.
Por otro lado, los avances tecnológicos continuarán desafiando al sectores minorista, ejemplo de ello es la desaparición de las tiendas físicas para convertirse en tiendas virtuales.
En el sector de automotriz y financiero se estarán desarrollando innovaciones que desplazan a las tradicionales, como las criptomonedas en este último.
Moody’s predice además que el aumento de la eficiencia, gracias a la automatización, será positivo en términos de productividad, pero desafiarán la dinámica del mercado laboral.
El cambio climático no está exento de los reflectores en 2018 y la firma proyecta que alrededor del mundo aumenten las regulaciones ambientales, se crearán mayores estándares en cuanto a emisiones de energía y los mismos consumidores comenzarán a tomar conciencia y preferir productos sustentables.
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“Los cambios drásticos de clima y los fenómenos meteorológicos extremos provocados por el calentamiento global tienen la capacidad de provocar grandes pérdidas financieras, destrucción de activos y trastornos económicos y sociales”, advirtió Moody’s.
En cuanto a la demografía, los países a nivel mundial enfrentarán una rápida transición, pues la población mundial que llega a la edad legal para trabajar crecerá más rápido y el envejecimiento tendrá un impacto negativo en las economías, a la par de presionar el sistema de finanzas del gobierno, especialmente por los sistemas de pensiones.