Conflictos internos en Reino Unido ponen en pausa la negociación del Brexit con la Unión Europea.
Las fallas en el gobernante Partido Conservador están amenazando con ensuciar las negociaciones británicas del Brexit, elevando el riesgo de que las empresas enfrenten lo que se teme será el peor escenario cuando el país salga de la Unión Europea en marzo del 2019.
Un caucus de unos 60 diputados firmes se está preparando para romper abiertamente con la estrategia declarada del gobierno de intentar suavizar el golpe por la salida del mercado único de la UE organizando un periodo transitorio, durante el cual el Reino Unido seguiría pagando en el presupuesto de la UE, sin ser capaz de firmar sus propios acuerdos comerciales. Sin este acuerdo, las industrias clave de finanzas y aerolíneas hasta los fabricantes de automóviles y productores de alimentos y bebidas se podrían ver expuestos a efectos “precipicio” en abril del 2019, incapaces de hacer negocios con su mayor socio comercial.
Tales temores han llevado a la libra esterlina a un mínimo récord en ocho años frente al euro y al alza de la inflación en los últimos meses. La economía británica, que entró en el referéndum del año pasado como la de mayor crecimiento en el G7, es ahora la del crecimiento más lento del grupo.
La línea dura de los que votaron por el Brexit dijo en una carta redactada que “en resumen, cuando nos salgamos en 2019, necesitamos asegurarnos que estamos bien y verdaderamente fuera”. El argumento refleja un temor generalizado de que los arreglos designados como improvisados podrían resultar permanentes. De manera penosa para el gobierno, el grupo de miembros del Parlamento asociados con las últimas revueltas incluye a Suella Fernandes y Steve Baker, altos ayudantes del jefe del Tesoro Philip Hammond y el jefe negociador británico del Brexit David Davis, respectivamente. Ambos Hammond y Davis apoyan un acuerdo transitorio. Tanto Fernandes como Baker negaron haber planeado firmar la carta, cuya existencia fue reportada por la BBC.
Pero Theresa May también enfrenta la presión de muchos legisladores en sus filas a favor de quedarse en la UE, que están indignados por un nuevo proyecto de “Retirada de la UE” que permitirá efectivamente que el gobierno amplíe los poderes para cambiar las leyes vigentes sin consultar al Parlamento, una vez que el Reino Unido deje a la Unión Europea. Dominic Grieve, quien era el abogado general bajo el predecesor de May, David Cameron, ha calificado el proyecto de ley como “una asombrosa monstruosidad”.
Desde que la apuesta de elección de May resultó contraproducente, los Conservadores solo tienen una mayoría de un solo asiento en el Parlamento gracias a un acuerdo táctico con los unionistas de Irlanda del Norte. Eso significa que cualquier ala del partido puede llevar al éxito o al fracaso al actual gobierno. No es de extrañar que la última ronda de conversaciones en Bruselas haya terminado con el equipo negociador de la UE acusándolo de reincidir, y con Jean-Claude Juncker, el burócrata más importante de la UE, dudando abiertamente la “estabilidad y responsabilidad” de Davis y burlándose de su “aparente falta de involucramiento”.
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