Con estudios en Comunicación Social y Publicidad, Paula Santilli, CEO de Pepsico Latinoamérica, empezó a trabajar a los 18 años en una agencia de publicidad.
Por Miguel Ángel Pallares
El talento no distingue género… y las crisis tampoco. Dirigir una compañía implica un desafío profesional y personal, pero para una mujer, en un país como México, el desafío es doble.
Deben derribar aún ciertas barreras en un ecosistema corporativo aún dominado por hombres, y si eligieron también ser madres, aprender a sortear las exigencias que ello conlleva. La presencia de mujeres en el peldaño más alto de las empresas en México es de apenas 8%, según un estudio de McKinsey & Co.
Las compañías están muy por detrás de los países más avanzados cuyos comités ejecutivos están compuestos en 20% por mujeres, contra el 10% en México.
Otra señal de atraso: serán necesarios 257 años para que las mujeres ganen el mismo salario que los hombres, según el Foro Económico Mundial.
En estos momentos, sea hombre o mujer, el grado de dificultad incrementa para quienes presiden una organización, pues deben enfrentar los estragos de una pandemia y los de una economía en crisis.
Aquí presentamos las historias de cómo lo hacen nueve directoras generales, quienes desde el encierro impuesto trabajan para sacar adelante a sus empresas, y que también cumplen con la responsabilidad de su maternidad bajo las actuales condiciones.
Crecimiento con inversión
Paula Santilli inició su carrera laboral en Argentina, de donde es originaria, ahí, trabajó para Quaker Oats Company, que después fue adquirida por la fabricante de bebidas carbonatadas.
En mayo de 2019 asumió como CEO para Latinoamérica de la multinacional. “La estrategia que traemos para toda América Latina es generar crecimiento”, dice.
El año pasado el segmento de bebidas creció 4% en volumen debido al desempeño de los mercados de México, Chile, Honduras, Brasil y Guatemala.
Su consigna es crecer con inversión y fomentar la conectividad digital para que se haga con mayor rapidez.
Nada ha limitado el ascenso en su carrera, ni siquiera el hecho de estar casada y ser madre de dos hijos. Incluso se ha dado el tiempo de explorar otras actividades como la de escribir. En febrero publicó el libro El poder de poder: mujeres construyendo Latinoamérica.
Pepsico le ha permitido explotar su potencial, afirma. “Me dieron las más importantes oportunidades. Poco después ya estaba manejando el negocio del día en Argentina; luego llevé todo el negocio de alimentos, y hace 11 años me invitaron a venir a México para conducir el negocio de bebidas y después el de alimentos”, detalla.
Dentro de este último segmento en Pepsico México, Paula primero dirigió Sabritas, después Quaker y Sonric’s. En Argentina también trabajó para firmas como Campbell Soup y Kellogg’s.
Con estudios en Comunicación Social y Publicidad, Santilli empezó a trabajar a los 18 años en una agencia de publicidad.
Su vida es el contacto con la gente, dice. En Pepsico se da el tiempo de recorrer las tiendas, con botas y uniforme, y hablar con los consumidores en Ciudad de México, Bogotá y Buenos Aires.
Al ocupar un alto cargo, la entrevistada siente la obligación moral de explicarle a otras mujeres que sí puede empatarse la maternidad con la vida laboral, aunque admite que en Latinoamérica persiste la desigualdad, así que es necesario generar plataformas y ecosistemas que faciliten la igualdad de género, tales como becas, financiamientos, entrenamientos y políticas. “Las mujeres son un catalizador de crecimiento en Latinoamérica”, sentencia.
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Este texto es parte del reportaje principal de la edición de mayo de Fortune en Español.