La construcción del primer complejo petroquímico en la costa del Pacífico de México iniciará en marzo 2020 con inversión de 1,250 mdd.
El panorama de Topolobampo, Sinaloa, estará en constante cambio durante los años por venir. La construcción del primer complejo petroquímico en la costa del Pacífico mexicano iniciará en marzo 2020 si todo sale de acuerdo con los planes de Gas y Petroquímica de Occidente, una empresa de Grupo Proman, firma suizo-alemana con 35 años que desarrolla, construye y opera sus propias plantas.
El plan es construir en una primera etapa una planta para producir amoniaco, materia prima de fertilizantes agrícolas. “Somos procesadores de derivados del gas y el sexto productor de fertilizantes del mundo”, resume Arturo Moya, director general de la firma en México.

La empresa iniciará en marzo de 2020 esta inversión de 1,250 mdd, que son parte de un paquete total de 5,000 mdd. Con los 3,750 mdd restantes planean construir otras dos plantas: una de urea y otra más de ethanol. “Un complejo así se construyó en el orbe por última vez en 2014”, comparte el ejecutivo. La segunda planta se construirá a partir de 2023 si todo continúa conforme a sus planes.
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La planta inicial tendrá una capacidad para producir 2.2 millones de toneladas de amoniaco para cuando se encuentre en plena operación. Para 2022, cuando arranque producción, la capacidad será de 800,000 toneladas.
El complejo industrial se ubicará en el puerto sinaloense, adonde llegan tres ramales de gas procedentes de Arizona y Texas. Además, estaría a tan solo unos cuantos kilómetros de las regiones de Sinaloa y Sonora, que conforman el corazón agrícola de México.
La inversión está respaldada en su mayoría por la banca de desarrollo alemana (KfW Development Bank) con cobertura del gobierno germano. Bancomext tiene una pequeña participación en esta inversión.
“Esta planta garantizará el suministro de fertilizantes en el noroeste de México. Será única en toda la costa del Pacífico del continente”, añadió Moya.
México demanda cada año alrededor de 4.5 millones de toneladas de amoniaco para diversos usos, sobre todo para fertilizar la tierra; la totalidad de esa demanda se satisface mediante importaciones. “El mercado está ávido de este producto, que es un insumo base para fertilizantes agrícolas; vemos un enorme potencial y confiamos en el plan económico del gobierno actual”, detalló el directivo de la filial en México.
Desde 2010, en México las importaciones de fertilizantes aumentaron 47%, y en valor, las del amoniaco 680%, dice Moya. La operación de la nueva planta generará mayor competitividad en el mercado de fertilizantes (controlado hoy por empresas como Tepeyac y Grupo Ceres, entre otros) a través de un suministro constante y evitando así la especulación.
Una de las líneas de trabajo de la actual administración es garantizar la autonomía alimentaria. Arturo Moya señala que ya se reunieron con el presidente López Obrador, a quien le agradó el proyecto. “Vamos a potenciar el empleo y el desarrollo industrial de la zona”, asegura durante la charla.
Según el director, la empresa ya cuenta con los permisos de las autoridades medioambientales, en tanto que la tecnología de producción está avalada por el Centro Mario Molina y cuenta con el visto bueno del Instituto de Apoyo a la Investigación e Innovación y del Grupo Interinstitucional de Asesoría Técnica. Cumple, además, con requisitos de la OCDE y del Banco Mundial en materia social y de medio ambiente.