En medio de la cuarentena por COVID-19, este restaurante adoptó los burritos como oferta principal.
Por Gerardo Terán
Parecía un error desde el punto de vista de la mercadotecnia. El hecho de cambiar el giro, el logotipo y toda la base de un restaurante se veía como el golpe mortal para Surtidora de Pescado del Centro que, como muchos otros lugares, se enfrentaba a bajar la cortina por la contingencia sanitaria.
Pero en palabras de Ricardo Franco, socio fundador y operativo, transformar el negocio de pescado para vender burritos fue la única forma de tener algo sostenible ante la contingencia por COVID-19, al ser un producto que puede competir con la comida a domicilio. “Creamos una marca nueva, un menú nuevo y una red de distribución interna”, dice Franco.
Con una nueva estructura, ajustes de personal –pasaron de 26 a dos personas para operar con lo mínimo– y una aportación adicional de los socios, empezaron a difundir la nueva propuesta . La oferta actual va del tradicional burrito de asado de res al “burramen” de camarón, para los que gustan de probar mezclas originales.
Se puede decir que han tenido éxito, entendiendo que por el momento “éxito” quiere decir no dejar de operar y tener perspectivas de volver a abrir. Por el momento, no generan utilidades y los ingresos por las ventas se destinan al sueldo del personal que sigue trabajando.
De hecho, la idea original de Surtidora de Pescado era que funcionara como un pequeño mercado de pescado a granel donde también se pudiera comer, pero la inercia del negocio los llevó a que el restaurante tuviera más éxito.
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Ahora, Ricardo y sus socios piensan que el expendio de pescado —con los burritos, sumados a pescado y mariscos congelados, guisados empacados al alto vacío, etcétera— será un formato más adecuado a la nueva normalidad.
Incluso, un modelo de negocio más cercano a la cooperativa podría servir para volver a contar con más colaboradores. “Estamos imaginando una tienda virtual con un local más parecido a una tienda a granel, con solo un mostrador y una exhibición pequeña”, dice Franco.
No hay una solución mágica para reencontrar el éxito. Todas las ideas que puedan sumar deben ser, al menos, puestas a prueba. Ricardo está cada día más consciente de que su negocio no volverá a funcionar igual que antes, pero las medidas que se han visto obligados a tomar serán fundamentales para adaptarse.
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Foto: Israel Hernández/Gerardo Terán