La gestión de riesgos marca la diferencia para evitar un número de muertes mayor en tiempos de crisis de salud. Ese mismo proceso asegura la operación de la empresa.
Por Arantzazú Rizo
Para los expertos, un plan de gestión de riesgos no debe enfocarse en el corto plazo, sino anticipar lo que viene y planear sobre una base de seis meses o un año. “Este es y será el gran secreto: crear conciencia sobre la importancia de prevenir riesgos”, señala Gerardo Herrera, director de Consultoría de Riesgos para Latinoamérica de Marsh & McLennan Companies.
Cualquier riesgo sin ser identificado o sin haber sido previsto merma la capacidad de respuesta de cualquier organización que busque reducirlos. En este caso, mientras vivimos una pandemia, las organizaciones son las empresas.
Las consecuencias, de no gestionar los riesgos, pueden tener altos costos de sus insumos, sufrir fuertes caídas en ventas o perder competitividad, entre otros escenarios catastróficos. Así, las compañías deben identificar a tiempo tales riesgos y poner en marcha un sistema inteligente de contención de tales riesgos.
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“La gestión de riesgos no es un título académico, sino algo absolutamente imperativo para cualquier organización, país o empresa”, asegura Herrera. Un programa contingente debe integrar las necesidades del sector productivo y complementarse con incentivos, financiamiento y estrategias de integración de cadenas de valor. Es en este programa donde intervienen no nada más las empresas, sino toda su cadena de valor y de proveeduría.
Entre los sectores más afectados destacan aquellos que importan productos desde China, refiere José Luis de la Cruz, del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico. Se trata del sector manufacturero, el automotriz y de autopartes, eléctrico, electrónico, de computación y algunos químicos que se producen solo en China.
“En todo momento los directivos deben mantener la comunicación con los colaboradores, reconocer la situación e informar sobre los protocolos y evitar situaciones de alarmismo o incertidumbre”, dice Salvador De Antuñano, director de Recursos Humanos de Grupo Adecco México.
Además de las medidas de higiene y de prevención conocidas para el personal, la firma deberá limitar los viajes fuera de la ciudad donde se opera y realizar las reuniones a través de videoconferencias. En una etapa más avanzada serán necesarias medidas de suspensión temporal o total de actividades públicas o en la misma empresa.
Deberán prevenir las consecuencias de tales sucesos. Las empresas deberán planear cómo una parte de sus trabajadores laborarán desde sus casas, no solo por una medida de la organización sino también porque los menores no asistirán a las escuelas, además de la posible suspensión de servicios de transporte público.
Mientras tanto, los directivos deberán estar preparados para llevar la relación con sus socios o proveedores externos, para mantener la operación y las cadenas de proveeduría funcionando (ver el apartado sobre la industria manufacturera).
La celeridad con que las empresas implementen un plan de contingencia repercutirá directamente en su operación, la afectación de la situación en sus ventas, costos y, en el largo plazo, en sus resultados fiscales y de fin de año, así como en la salud de su personal; pero hacerlo sin planeación puede tener consecuencias graves.
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