Existe un nicho de newstálgicos que busca la mezcla entre autenticidad y comodidad: productos revividos que remiten a épocas pasadas pero con una tecnología fresca y mejorada.
“No music, no life” era el eslogan de la famosa y ahora extinta cadena californiana de tiendas de música Tower Records. En la década de 1960, sus estantes estaban repletos de vinilos listos para complacer a cualquier tipo de oído.
Entre sus asiduos clientes se encontraban estrellas como Eric Clapton y Bruce Springsteen, quienes en este paraíso musical encontraban una experiencia que iba mucho más allá de comprar discos.
Estos establecimientos eran el punto de reunión para los baby boomers quienes, oponiéndose a la guerra y la segregación racial, estaban listos para consumir la cultura que se fue masificando en los 70 y 80. A mediados de los 90, su momento de mayor éxito, Tower Records llegó a tener 200 tiendas en 15 países y más de US$1,000 millones en ventas anuales.
Todo parecía ir viento en popa para su fundador, Russ Solomon, hasta que la revolución digital y su consecuente piratería en línea comenzaron a repercutir en los hábitos de los consumidores. Para principios del 2000, la compañía estaba en serios problemas financieros que la llevaron finalmente a cerrar sus puertas en 2006.
Según la revista Rolling Stone, las ventas anuales de CD disminuyeron un 80% en la última década, pasando de 450 millones en 2008 a sólo 89 millones en 2018 a nivel global.
Pero Tower Records no fue la única empresa icónica en perecer durante el cambio tecnológico. Resultó ser sólo una de las muchas empresas que se volvieron miopes cuando estaban cómodas en la cima. Kodak, Polaroid, RadioShack y Toys “R” Us –cuya caída ha sido la más reciente– son otros ejemplos dolorosos.
Con cada bancarrota, muchos productos empezaron a producirse menos y, eventualmente, a ser sustituidos por las nuevas tecnologías. En el caso de Tower Records, al principio parecía que el CD reemplazaría definitivamente a los vinilos. Sin embargo, para sorpresa de artistas, disqueras y distribuidores, hubo un grupo de newstálgicos que no los dejaron morir.
Este tipo de consumidores busca la mezcla entre autenticidad y comodidad; productos revividos que remiten a épocas pasadas pero con una tecnología fresca y mejorada. Uno de sus productos preferidos es, por supuesto, el vinil.
Desde sus últimos años, Tower Records seguía dando un lugar preferencial a los LP y otros vinilos en sus tiendas. Quizás hoy la cadena haya pasado a mejor vida, aunque son los vinilos y no los CD los que están viviendo un resurgimiento interesante.
De acuerdo con Statista –e información de Nielsen–, en 2017 se vendieron 14 millones de LP en Estados Unidos, mientras que 10 años antes la cifra fue de apenas un millón de unidades –cuando este formato para reproducir música agonizaba pero no terminaba de morir–.
Las descargas digitales, que en algún momento se consideraron como el reemplazo de los discos compactos que a su vez se pensó que sustituirían a los LP, cayeron un 58% desde su máximo en 2012. Ahora sus ganancias son incluso menores que las ventas físicas.
Sin embargo, aun cuando parezca haber renacido, el LP sólo representa el 2.5% del consumo total de música a nivel global, según Nielsen. Y si bien estos productos no están ganando muchos dólares, sí resisten con fuerza; al final, no es que quieran destronar a las plataformas de streaming que hoy dominan la manera en que la gente consume música, sino que han comprendido que, al reinventarse, pueden subsistir cómodamente como producto de nicho.
Para Jack White, el vocalista del extinto grupo The White Stripes, el formato de vinil está inscrito en piedra. “Si ha logrado trascender 120 años, estará aquí para siempre”.
Un buen ejemplo de este formato de música adaptado a un modelo de negocio moderno es Rebeat Innovation, una startup con sede en Austria que está trabajando en el desarrollo de un nuevo método para fabricar vinilos de alta definición.
Estos discos pretenden tener hasta un 30% más de tiempo de reproducción, un sonido 30% más alto y un audio más fiel. Además, su manufactura elimina los productos químicos utilizados tradicionalmente para su proceso de elaboración.
Por su parte, el CEO de Rebeat Innovation, Günter Loibl, aseguró para el sitio Pitchfork que para el verano de 2019 veremos los primeros vinilos HD en las tiendas. Con US$4.8 millones de inversión recibida a principios de este año, el producto se perfila para ser el preferido de los melómanos nostálgicos.
¡DIGAN QUESO!
El “momento Kodak” se convirtió en la frase icónica para nombrar a aquellos momentos dignos de ser preservados para siempre. Su negocio principal era la venta de película fotográfica y, por ende, también del papel para su impresión.
Situada en la cúspide, a esta empresa le fue imposible tomar en serio la tecnología que estaba por arrebatarle el trono. Aunque eso no quiere decir que no hayan coqueteado con las cámaras digitales. De hecho, el primer prototipo de estas máquinas fue creado en 1975 por Steve Sasson, un ingeniero eléctrico que trabajaba en Eastman Kodak.
¿Por qué la compañía que prácticamente inventó las cámaras digitales no se convirtió en líder del segmento? Existen muchas teorías al respecto, pero la más aceptada, como plasmó Scott Anthony en su artículo Kodak’s Downfall Wasn’t About Technology para Harvard Business Review, fue que de manera muy rápida las cámaras se fusionaron con los teléfonos y las personas pasaron de imprimir sus fotografías a postearlas en redes sociales.
Con sus 2 megapíxeles de resolución, el primer iPhone fue uno de los pioneros en obligar este cambio. El lanzamiento de la App Store un año después, en 2008, terminó por darle el empujón necesario para volverse relevante y cada vez más popular entre fotógrafos profesionales y amateur.
Sin embargo, 10 años después –tiempo en el que Instagram pasó de ser una sencilla app con filtros para fotos a un red social y plataforma de marketing con más de 1,000 millones de usuarios– las fotos impresas han recuperado parte de su encanto particular.
Las cámaras instantáneas, aquellas clásicas de los 50 y 60 y que prácticamente desaparecieron en la primera década del 2000, también han vuelto de la sombra del olvido.
En el tercer trimestre de 2018, la compañía japonesa Fujifilm reportó un incremento del 15% de sus ventas comparadas con el mismo período de 2017, las cuales han sido impulsadas principalmente por sus sistemas de fotografía instantánea.
Su línea de productos Instax, con ayuda de alegres colores pop, está dirigida a un mercado más joven que no vivió el boom de la fotografía impresa.
Así, Fujifilm le está apostando a la preservación de la memoria. Después de todo, ¿quién no querría tener enmarcada una de sus selfies favoritas o una serie de fotos con el recuento de sus últimas vacaciones?

Impulsada por el buen desempeño de esta línea de cámaras, recientemente Fujifilm lanzó #VolvamosAImprimir; una campaña que se originó en su oficina de México y que puede llegar a extenderse a otros países.
El objetivo es promover la impresión de fotografías en un mundo cada vez más digital; pero en vez de que la tecnología se imponga, ésta ha sido un facilitador para que la impresión tradicional sea de mejor calidad y siga vigente.
“Detectamos que parte de la razón por la que la gente no imprime sus fotos es porque
no sabe en dónde hacerlo”, asegura Alejandro Giraud, director de mercadotecnia de Fujifilm de México.“Desde nuestra página Web se puede consultar mediante geolocalización un amplio directorio de laboratorios fotográficos”, explica.
Además, la compañía creó una app llamada Imagine MX, donde los usuarios pueden explorar formatos y materiales e incluso, armar un scrapbook digital para poder hacer tangibles sus más queridos recuerdos.
GAME OVER?
Nintendo también ha sabido aprovechar esta tendencia al lanzar sus consolas más emblemáticas con ediciones renovadas usando tecnología de punta; tal es el caso de la NES Classic Edition y la SNES Classic Edition.
Hace poco la compañía anunció el lanzamiento de controles NES inalámbricos para su consola Switch en paralelo a su servicio en línea, parecido a las suscripciones PSN de PlayStation y Xbox Live. Estos controles permitirán al jugador una experiencia aún más inmersiva.
Si bien Nintendo está inyectándole nueva vida a sus productos como consolas ochenteras, existe también cierta atracción por aquellas pertenecientes a un pasado un poco más lejano. La época dorada de las arcades se sitúa a finales de los 70.
El diseñador sueco Love Hultén se ha encargado de reinventarlas con el OriginX. Así, con una carcasa de nogal y un recubrimiento de aluminio amarillo –como el Pong original– pero completamente personalizable por el dueño, logra un novedoso toque de sofisticación.
Con una producción de sólo 50 piezas con un costo de US$3,416 cada una, su modernización aún evoca una época completamente diferente; aquella cuando las piezas eran hechas bajo pedido.
Para completar la experiencia nostálgica, Hultén se apoya con un filtro de distorsión diseñado para emular el estilo de los monitores CRT clásicos.
Si bien en Estados Unidos las arcades son cada vez más difíciles de encontrar, en Japón siguen siendo relevantes. Un buen ejemplo es la JAEPO (Japan Amusement Expo), una convención que reúne a una comunidad interesada en las nuevas tecnologías de estos videojuegos de gran escala.
Esta feria, organizada desde 2012 por la Japan Amusement Machine and Marketing Association (JAMMA) y otros aliados, reúne a unos 9,000 asistentes cada año.
Tal vez con un toque de realidad virtual, las arcades podrían regresar con fuerza a otros mercados fuera de Japón. De acuerdo con Mario Valle, cofundador y director del fondo de inversión Altered Ventures, los videojuegos generan alrededor de US$100,000 millones anuales en el mundo, más dinero que la industria del cine y la música juntos. Sin duda es un mercado muy atractivo para explorar.
No todos los productos del pasado tienen la suerte de revivir dignamente. ¿Quién quisiera, por ejemplo, volver a tener un Walkman, un fax o una máquina contestadora? Pero es un hecho que el pasado tiene un encanto inigualable y, como han descubierto algunas marcas, la nostalgia conquista los corazones de los consumidores ávidos de revivir o de imaginar el pasado.

Te puede interesar: El renacido (e insospechado) mercado de los ‘Ugly sneakers’