Descubre por qué un fin de semana no será suficiente para vivir todas las experiencias que ofrece San Luis Potosí.
Cada vez que visitaba esta capital –por motivos familiares–, las iglesias y edificios barrocos y neoclásicos hechos de cantera me parecían un espectáculo, producto de un pasado minero próspero desde el virreinato.
De hecho, se bautizó como Potosí, porque sus minas se compararon con las de plata de Bolivia. La infraestructura de la primera mitad del siglo XX que industrializó esta ciudad, como el actual Museo del Ferrocarril Jesús García Corona, siempre tenía una historia detrás de cómo mi padre y tíos se conectaban con el resto del país desde aquí o cómo influía en sus vidas.
En esta época, las luminarias del Palacio de Gobierno de San Luis Potosí y las calles, los pesebres y las vendimias en la plaza Aranzazú eran sólo algunos de los motivos que hacían de las visitas a la ciudad algo emocionante. Sus otros encantos, como la vida de una comunidad tranquila en un lugar histórico, prevalecen el resto del año.
HOTELES RELIQUIA
Siguiendo la línea arquitectónica de la ciudad, el Hotel Palacio San Agustín es un alojamiento en el centro histórico capaz de transportarte en el tiempo. La mansión colonial del siglo XVII, que perteneció a la orden de los agustinos, fue restaurada junto con su capilla y acondicionada con su propio museo de antigüedades.
Pero si deseas huir del bullicio del centro sin dejar de lado la belleza de San Luis, el lugar ideal es el Hilton (pet friendly). Acondicionado en un antiguo establo, cualquier punto de la ciudad, como el parque Tangamanga, está a 20 minutos de traslado.
LOS MEJORES RESTAURANTES
La avenida por excelencia para comer en San Luis Potosí es Carranza, con lugares como Trashumante, donde puedes preparar tu propio coctel con ginebra. K’amal, que ganó la presea Carlos Anderson por innovación este año.
El México de Frida, un lugar que refleja la personalidad de la pintora con el interiorismo y los platillos que sirve; así como Tiberius, un favorito con años de antigüedad que sirve lo mejor de la comida italiana.
Si buscas salir de esta zona, la recomendación es Gran Central, que desde hace cuatro años cuenta con un menú que incluye ostiones, almejas, aguachiles, cortes de carne e, incluso, una carta para veganos y vegetarianos.

MADE IN SAN LUIS POTOSÍ
El imprescindible: las enchiladas potosinas. Rellenas de queso añejo en una masa de tortilla con chile guajillo y ancho son la delicia estatal, y se sirven con crema cebolla y aguacate. La localidad de Soledad, a 20 minutos del centro, es el lugar ideal para probarlas.
Otros manjares son el queso de tuna roja –abundante en climas áridos como el del estado– y el zacahuil –un tamal de dos metros típico de la Huasteca Potosina hecho de cerdo, salsa y maíz quebrado– que se pueden probar en Rincón Huasteco sin salir de la ciudad.
Antes de partir, asegúrate de comer las gorditas de Morales, el lugar por excelencia para desayunar. Por último, no olvides comprar el mejor souvenir en Santa María del Río, a 40 minutos de San Luis, la cuna del rebozo.
BEBIDAS DE CULTO
En San Luis Potosí, las cactáceas y suculentas crecen por montones en el territorio potosino, y desde siempre fueron aprovechadas para crear bebidas como el pulque (fermentado del maguey) y el tradicional colonche (fermentado de tuna).
El mezcal gana terreno en el estado con distintas rutas y haciendas dedicadas a su elaboración, pero en La Piquería Mezcalería no es necesario salir del centro histórico para probarlo.
Mientras que la michelada –esa cerveza con hielo, clamato, limón y sal– tiene su origen en el Club Deportivo Potosino, cuando un hombre llamado Michel Esper (de ahí el nombre) mezcló por primera vez los ingredientes.
AGENDA CULTURAL
La huella de la pintora Leonora Carrington quedó grabada en piedra con la apertura de su museo en Xilitla hace dos meses. La ventaja es que no es necesario viajar hasta la Huasteca para conocer su obra, ya que el Centro de las Artes de la ciudad –antes penitenciaria del estado, y donde Francisco I. Madero estuvo preso– cuenta con su obra.
A unos minutos, en el centro histórico se localizan el museo Nacional de la Máscara, el Regional Potosino y el de Arte Contemporáneo.
Si el tiempo apremia, dirígete a la Casa de Cultura Francisco Cossío, en la avenida Carranza. Esta construcción neoclásica alberga espacio para obras contemporáneas, artes visuales y aplicadas, así como colecciones arqueológicas y virreinales.
ESCAPADAS
Un paseo sencillo junto a la ciudad te puede llevar a la presa San José, obra de ingeniería hidráulica de 1894. Otras opciones de menos de una hora de traslado incluyen la famosa Exhacienda de Gogorrón, en el municipio de Villa de Reyes.
La construcción, que data del siglo XVIII, estaba destinada a la producción de textiles y mezcal, aunque actualmente funciona como museo y ha sido parte de sets en películas como El Zorro (2005).
Otra alternativa para los amantes de la naturaleza es El Soyate, en Santa María del Río, donde encontrarás saltos de agua del río Santa María entre desfiladeros llenos de cactáceas. Toda una experiencia.
Si tu agenda te permite disfrutar más allá de un fin de semana en San Luis, puedes dirigirte al corazón del desierto potosino, al norte, en Real de Catorce, un famoso pueblo fantasma del Porfiriato, donde los años dejan en evidencia el antiguo esplendor y caída del pueblo minero más famoso de la entidad.
Su belleza es tan grande que fue elegido como escenario de La Mexicana (2001). Al sureste, la región de la Huasteca alberga Xilitla y el jardín surrealista de Edward James, así como Tamazunchale, población famosa por sus cascadas cristalinas. Sin duda, lugares donde vale la pena perderse un largo tiempo.
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Por Marissa Espinosa Gutiérrez