Mayra González descubrió de lo que es capaz, dentro de la firma. Ahora , desde Japón, le ayudará a sortear los desafíos que supone la convergencia tecnológica en la industria.
Por David Aguilar
La ejecutiva mexicana no se escuda detrás de los pretextos. Las metas “son objetivas. O llegas o no llegas”.
Una mañana de 2010, Mayra González abrió los ojos y no podía hacer más que mirar al techo. Un accidente automovilístico le había dejado sin la posibilidad de mover sus extremidades. Su recuperación le tomó un año, tiempo en el que dependió de la ayuda de otros para llevar cabo los aspectos más elementales de su vida.
“No podía mover nada más que mi cabeza. La vida se me pasó viendo el techo y siendo dependiente”, contó Mayra a unos días de volar hacia Yokohama, Japón, para asumir su cargo como directora de Ventas Globales de la automotriz Nissan el 1 de septiembre.
Como sucede con experiencias de esa magnitud, después de eso aprendió a apreciar lo más simple de la vida, desde bañarse sola hasta salir a trabajar, ver el sol, sentir el frío, comer con los amigos… “La gente lo damos por hecho, pero la verdad es que son regalos de todos los días”.
También reforzó su convicción de que no hay límites para lograr lo que se propone y que, en todo caso, las únicas barreras a superar son las mentales.
“Me dijeron que nunca más volvería a caminar, que no iba a poder tener hijos, no iba a hacer muchas cosas… y (ahora) veme”.
Ni en ese momento perdió de vista lo que quería ni cambió los planes que comenzó a forjar cuando inició su carrera en Nissan, en los que estaba un puesto a nivel internacional.
Con franqueza y seguridad afirma que esa posición no es obra de la casualidad. “Yo sabía lo que quería hacer, a dónde quería llegar. Sabía que quería ser presidenta de Nissan Mexicana y después hacer una carrera internacional, y eso es lo que estoy haciendo.
Para llegar aquí sabía bien las decisiones que debía tomar y los resultados que debía obtener. Lo planeé desde que entré a Nissan hace 18 años”.
Pero nada viene solo; finalmente, hay que dar resultados, y ella lo tiene claro. Su currículum es un listado de objetivos concretados en los negocios que ha manejado y de posiciones en ascenso.
En el apartado de “logros personales” se mencionan por lo menos 10 situaciones en las que ha sido “la primera mujer”: entre otras, es la primera en dirigir las operaciones de un país en 80 años de la empresa Nissan.
Haber sido llamada a ocupar una posición en el comité de directivos globales va más allá.
Desde que obtuvo la presidencia de la compañía en México, a mediados de 2016, González ha estado bajo los reflectores, en los encabezados de prensa y en portadas de revista que hablan sobre sus éxitos, pero pocos cuentan cómo fue que los alcanzó.
Tras nuestra entrevista, la primera conclusión es que su reciente nombramiento sintetiza años de aprendizajes y crecimiento interno. En sus propias palabras: “No puedes separar a la persona de la profesionista”.
Disciplina y autoconocimiento, el dominio de sus temores y la superación de sus propias barreras mentales lo resumen a la perfección.
“La Mayra que te habla ahora no es la misma que vendía carros hace 20 años. Las experiencias, las pruebas de la propia vida, los fracasos y los triunfos, te van forjando como una persona diferente”, considera.
Por ello, la conversación que empezó sobre el negocio en México y sus retos en su nueva posición en Japón de pronto se tornó algo parecido a una plática motivacional y de desarrollo humano.
Su vida sentimental y familiar está ligada con la profesional, y el ascenso organizacional, con el cultivo de su vida interior.
“Soy una persona sumamente espiritual; me gusta meditar, los ángeles, esa parte holística del autoconocimiento”, nos confiesa.
Practica la meditación dos veces al día cuando menos 10 minutos, sin parafernalias, aromas o posturas complicadas.
Puede ser en la oficina, en el avión o en la ducha. “Meditar es cerrar mis sentidos para reconocerme y que no se me olvide mi misión, de dónde vengo, quién soy. Que no soy un puesto, soy una persona cumpliendo una meta”, afirma.
IR MÁS ALLÁ DE SÍ MISMA
Entre sus prioridades como responsable de las ventas globales está ayudar a que los equipos, en los distintos países donde opera Nissan, cumplan con sus metas; con sus números.
Además, ahora es responsable de controlar la planeación de la producción: qué motores, qué vehículos y en qué momento se producirán.
“A grandes rasgos –detalla–, es saber cuánto vamos a producir, cuánto vamos a ganar con esa producción, en dónde se va a vender y ayudar a que se venda”, destaca la ejecutiva que a partir del 1 de septiembre despacha en la oficina de la sede mundial de Nissan en Yokohama.
Pero el tamaño de la consigna no la intimida: “Es un trabajo sencillo porque no hay subjetividad, llegas a los números o no llegas”.
La tarea se complica porque su arribo al nuevo cargo sucede en un año en el que las ventas de automotores en todo el mundo podrían estancarse e, incluso, retroceder por primera vez en 11 años desde la gran crisis mundial de automotores de 2007-2008.
La tarea se vuelve más retadora sobre todo en uno de los principales mercados del planeta: Norteamérica.
Los organismos mundiales del sector automotriz, como el Centro de Investigación Automotriz y la Organización Internacional de Constructores de Autos, pronostican que las ventas en el orbe rondarán apenas los 79 millones de autos.
Pero la experiencia ha curtido a Mayra González, acostumbrada a crecerse ante los retos y a superar sus propios límites. “Darte cuenta de que tú puedes ser lo que quieras ser y quitarte las barreras mentales es lo primero”.
En ese sentido, señala que uno de los primeros obstáculos que ha trabajado son las dudas sobre ser capaz de lograr algo. Incluso, como mujer, revela que hay miedos inculcados culturalmente porque a las mujeres “nos educan a perseguir otro tipo de sueños”.
Otra barrera que ha superado es la de los estereotipos. No es común ver a una mujer ascender en una industria donde la cuota de participación de mujeres no solo es baja, sino incluso rara.
“No me llama la atención que sea una mujer quien ahora ostenta ese puesto, sino que sea una mujer el que lo quiera”, observa Gimena Liberman, coach de vida y liderazgo de altos ejecutivos.
Agrega que tradicionalmente, los sueños de las mujeres apuntan hacia otros derroteros, distintos al de ser directoras, porque así lo aprenden desde casa.
“A la gente le costaba trabajo ver a una mujer joven y mexicana haciendo cosas diferentes. Tuve puestos en los que tuve que demostrar que el talento no tiene género”, recuerda Mayra.
La directora de 42 años es una convencida de que basta que las mujeres sean llevadas al límite para que “vuelen”: “Hay que darles la confianza para que descubran que lo pueden hacer. Cuando lo descubren, ya no las paras”.
Se refiere a las mujeres que ha tenido en sus equipos, pero también a sí misma cuando fue llevada a su límite al ser nombrada directora de desarrollo de la Red de Distribución y Satisfacción al Cliente para México y Latinoamérica de Nissan Mexicana, la primera mujer en 50 años en ser miembro del Comité Ejecutivo.
Una experiencia que, según describe, marcó su carrera, en la que trabajó intensamente. Aceptó la posición sin ni siquiera saber qué habilidades requería. “Era tomar la oportunidad, sin miedos, y me llevaron al límite. Fue ahí donde descubrí mi capacidad y mi fortaleza emocional”, cuenta.
Corría el año 2009, en medio de la más grande crisis de la industria automotriz en el mundo. Desde su puesto fue responsable de la elaboración del primer proyecto de la red de distribución local, que significó un aumento de más de 26,000 unidades adicionales vendidas durante 2012.
Tiempo después alguien le expresó que hizo un trabajo que ningún hombre hubiera querido hacer porque emocionalmente exigía demasiado.
Fue una labor con jornadas de ocho de la mañana a tres de la madrugada del día siguiente. “Y era al límite porque no puedes separar a la persona de lo profesional. Era estar en todo momento disponible, fuerte, atenta”.
“Paramí, ser mujer ha sido una ventaja competitiva porque, como era la única, definitivamente se fijaban en mí” MG
LA VENDEDORA QUE LLEVA DENTRO
Mayra encontró su propósito de vida el día que vendió su primer auto, un subcompacto azul. En ese entonces trabajaba para Renault. “Me di cuenta de que vender autos a la gente era cumplirle sus sueños, así que me dije: ‘Cumpliendo los sueños de otros voy a cumplir el mío”.
Su carrera inició en la financiera CrediNissan en 2001, donde ayudó a la empresa a desarrollar los productos financieros para que los clientes potenciales pudieran acceder a la adquisición de un automóvil.
“Venderle un auto a una persona, al menos en México, es todo un acontecimiento de vida porque es el segundo bien más importante después de un inmueble. Mucha gente a lo mejor no puede acceder a una casa, pero sí a un auto.”
Su carácter como vendedora es lo que la ha llevado al éxito, considera Diego Arrazola, director corporativo de Nissan Mexicana entre 2002 y 2012.

“Si sabes vender un vehículo, claro que sabes vender una estrategia. Ella sabe influir, pero no es agresiva. Eso, junto con su disciplina y actitud de trabajo, es lo que la ha encumbrado”, comenta su excolega.
Esa época de su vida la marcó y no la olvida. En julio cobró notoriedad en Twitter que Mayra González alentara a un joven vendedor que pedía consejos para lograr conseguir clientes.
El día 4, @DanSaenz9 escribió: “Hola, amigos, empecé hace una semana trabajando como asesor de ventas en Mazda Valle Oriente. Como soy el nuevo no me dan muchos clientes por atender, pero eso no me detiene! Así que decidí buscar por mi cuenta. Si tienen interés envíenme DM y si no, ayúdenme con un RT 🙂 Gracias!”.
El 10 de julio el mismo usuario presumía una foto con sus primeros clientes, que recibían de sus manos las llaves de su automóvil nuevo.
El 12 de julio @MayraGonzalez le respondió: “¡Venga, con ánimo! De eso de trata, de buscar las oportunidades… me recuerdas cuando yo también inicié en un piso de ventas. Suerte”.
Amar lo que hace es clave en su ascenso.
“Es una línea recta, muy clara, donde todo el tiempo ha ido subiendo, subiendo y subiendo”, señala Arrazola.
La alta ejecutiva empezó a forjarse como directiva desde la firma financiera de la marca, luego como gerente de ventas a nivel nacional, tras lo cual brincó al corporativo para desarrollar la red de distribuidores para México y Latinoamérica y, posteriormente, Norteamérica, para después asumir la presidencia de la marca en territorio mexicano.
“Los nombramientos han sido una gran satisfacción en mi trabajo; hacer lo que te gusta y que te lo reconozcan, qué mejor”, añade ella.
Además de ser amena y de “llevarse con todos”, Diego Arrazola cuenta que así como en las grandes decisiones de su vida, la mayor cualidad en el trabajo de la ejecutiva era tener objetivos claros y seguridad en lo que quiere.
A la junta de resultados de cada lunes a las 10 de la mañana del Comité Directivo, llegaba y exponía con determinación sus números.
“Nunca la vi titubear. Siempre fue muy segura de lo que traía en sus objetivos. Si había una lupa puesta en las direcciones de la empresa era, para ella, la de ventas”, dice el exdirectivo de Nissan.
Sobra decir que hubo momentos complicados para la ejecutiva. Uno de ellos: cuando fue directora para Redes de Distribución y Satisfacción al Cliente para América en Nissan Norteamérica.
“No puedes separar a la persona del profesionista porque siempre eres una”, Mayra González
Entre junio de 2009 y septiembre de 2017 fue responsable de abrir 49 agencias en México, que significó una inversión, de las distribuidoras, de cerca de 134 mdd.
Cuentan personas cercanas a la operación de la firma japonesa en México que varias agencias se tuvieron que reubicar, no solo del punto de venta, sino que también cambiaron de manos de empresarios distribuidores en México.
Quien no llegaba a la meta perdía sus concesiones y se le asignaban a quienes sí la cumplían o la superaban. Éstos sumaban más y más agencias. Hoy cuenta con 230 concesionarias mexicanas que la han llevado a lograr sus objetivos.
Con presiones y todo, durante su gestión al frente de la compañía, Mayra González logró establecer el récord a nivel industria con 401,055 unidades vendidas en 2016, el mayor volumen de ventas registrado en la historia de la industria automotriz mexicana por marca alguna. Además, creció su participación del mercado al 25 por ciento.
“El compromiso con ella y sus metas es su fortaleza. Para lograr un objetivo como lo ha hecho no tienes que ponerte a mirar hacia ningún lado, solo hacia el objetivo”, refiere Liberman a su vez sobre la directiva. Este ha sido su distintivo: conseguir el número a como dé lugar.

DESDE LA CIMA
¿Por qué promovieron a Mayra si las ventas González cayeron desde 2017? Suele decirse que lo más importante son las unidades vendidas. Y sí, esa mentalidad la llevó a que mientras fue presidenta de Nissan Mexicana, alcanzara una participación de mercado nacional histórica de 25% (en 2016).
Logró lo que no había logrado una firma automotriz en México, vender más de 400,000 unidades en el mercado nacional. Sin embargo, a partir de ese año, las ventas de la marca empezaron a caer.
No ayudó que en 2017 decidió descontinuar el Tsuru, uno de los modelos más vendidos de la firma, pero que no cumplía con las nuevas exigencias de seguridad. En tres años la caída en ventas es de más de 30 %. Pero el resto de la industria caía también (ver gráfica) .
“No es tan simple como decir cuántos carros más o menos vendes”, dice Armando Soto, director del despacho de análisis Kaso y Asoc..Lo diferente que hizo la ejecutiva, agrega, es que puso el acento en maximizar la rentabilidad de la empresa.
LA PERSONA LIGADA A LA PROFESIONISTA
“Madre, esposa, hija… También me conocen como Directora Global de Ventas, Nissan Motor Company”. Así se describe en su perfil de Twitter, @MayraGonzalez.
Deja clara la idea de que no puede separar su vida personal y profesional, de ahí que su familia la acompaña en lo que hace y forme parte integral de sus logros.
Los expertos entrevistados coinciden en que para llegar a donde está, Mayra González ha tenido que ser una estratega y lograr que la gente haga lo que necesita, desde su equipo en casa hasta los colaboradores en la oficina. De lo contrario, no podría enfocarse en sus metas.
Organizarse para que las cosas de alrededor sucedan es una cualidad propia de las mujeres, advierte Liberman, y agrega: “Es sin duda una gran estratega en todos los sentidos. Todo lo que ha necesitado, en su casa como en sus trabajos, ha logrado organizarlo, resolverlo, de tal manera que ella se enfoca en lo que quiere”.
Eso implica, incluso, haber elegido a la pareja adecuada.
La ahora directora global ha tejido una red de apoyo en la cual su pareja es la pieza principal. Ello ha significado crear acuerdos: el primero fue cuando se casó.
Su pareja, comparte, la conoció haciendo lo que hace. “Si mi esposo no me apoyara como lo hace, yo no estaría aquí. Carlos siempre ha reconocido mi carrera, me ha impulsado, ha estado ahí para echarme porras, para cuando quiero llorar, para quitarme mis miedos…”.
Incluso confiesa que si él no hubiera aceptado ir a Japón, ella tampoco habría dicho que sí al cargo. “Es la mitad del equipo. Al final esto es una familia y yo no la concibo unos aquí y otros allá. Toda la familia va a la asignación y cada uno tiene sus propios retos”.
En el terreno familiar es inevitable preguntarle qué sacrificios ha significado ascender profesionalmente. “Ninguno”, responde.
Ella decide qué quiere o no hacer y se queda tranquila con eso. “A veces son decisiones como mamá, otras como presidenta de la compañía, otras como hija. Pero hay prioridades y a veces no puedes estar en dos lugares a la vez, y te pierdes cosas, pero si estás tranquila de que tu decisión te hace feliz, no hay precios que tengas que pagar”.
“Mayra González ha sabido hacer algo que muy pocos logran: compaginar su vida personal con su lado profesional. Tiene el acierto de tener claras sus prioridades”, opina Eugenio Gómez, director del Centro de Investigación de la Mujer en Alta Dirección del IPADE.
“Mostrar vulnerabilidad como líderes una fortaleza. Solo es mostrar que eres sensible, humano; una persona como cualquier otra”, Mayra González
De entrada, mudarse a Japón conlleva adoptar una nueva dinámica familiar y adaptarse a situaciones nuevas como el idioma, aprender a moverse en el transporte o asistir a un nueva escuela, por mencionar algunos.
Japón, geográficamente a más de 10,000 kilómetros de distancia de México, es una nación en donde la equidad de género tampoco es un tema resuelto. De hecho, Mayra es la única mujer con una dirección global dentro de Nissan Motor.
Para los japoneses no es común ver a una mujer en un puesto directivo, y menos aún, latina. Será un reto para ellos entenderla, dice, como para ella, entenderlos. “Es un tema cultural, no es contra mí ni contra las mujeres”, afirma.
No obstante, ya pudo conocer a su equipo y advierte con sinceridad: ante todo hay respeto, son cuidadosos y amables.
Tiene claro que empatar la parte cultural es una meta a cubrir para cumplir con su misión de forma correcta y ejercer su liderazgo.
A las ventas y a la parte cultural se suma sortear la convergencia tecnológica en la industria y ayudar a que Nissan, con sus alianzas con Mitsubishi y Renault, se mantenga como uno de los grupos automotrices más grande del mundo.
La autonomía, la electrificación y la conectividad son los tres ejes que guían su transformación tecnológica.“Yo creo que ese es el reto más grande que tenemos hoy”.
Pero no se angustia: por el contrario, se muestra entusiasta y optimista. “Me voy con todas las ilusiones de contribuir, descubrir el deber de cumplir mi misión y de conocer a otras personas”.
La responsable de las Ventas globales debe mejorar estas cifras: en 2018, Volkswagen vendió 10.83 millones de unidades, le siguió la alianza Renault-Nissan con 10.76 millones.