Barack Obama y Sheryl Sandberg dicen que el poder es un antídoto contra el acoso, pero un estudio demuestra que no es tan simple.
En la conversación en curso sobre el acoso sexual, el tema del poder ha surgido en repetidas ocasiones. Se considera que la falta de poder de las mujeres las hace más vulnerables a los abusos y que las mujeres lo están vendiendo como una posible solución.
La directora de operaciones de Facebook, Sheryl Sandberg, llamó abordó el tema a principios de este mes: “Es el poder, estúpido”, escribió en una publicación de Facebook.
“En última instancia, lo que aportará más para cambiar nuestra cultura es el que he estado escribiendo y hablando durante mucho tiempo: tener más mujeres con más poder”, escribió.
“En última instancia, lo que aportará más para cambiar nuestra cultura es el que he estado escribiendo y hablando durante mucho tiempo: tener más mujeres con más poder”, escribió.
Asimismo, el ex presidente Barack Obama propuso que más mujeres deberían tomar posiciones de poder, “porque los hombres parecen tener algunos problemas en estos días”.
Adicionalmente, la cofundadora de la financiadora para mujeres emprendedoras, Ellevest, Sallie Krawcheck, escribió que asumir más poder en su carrera la hacía “un poco menos tensa al lidiar con lo inevitable”.
Pero el artículo de opinión de Krawcheck fue un punto importante; que el abuso no se detuvo cuando subió en la escalera corporativa, aunque sí se sintió más cómoda al abordarlo.
Sandberg, por su parte, explicó que experimentó abuso “cada vez menos” a medida que ganó antigüedad, pero esos momentos “todavía ocurren de vez en cuando, incluso en mi trabajo actual”
Tener poder no exime a las mujeres del acoso sexual; por el contrario, parece dar la bienvenida al abuso.
Un estudio de 2012 publicado por la American Sociological Review encontró que “el poder en el lugar de trabajo es un importante predictor de acoso para las mujeres”.
Según el estudio, las supervisoras femeninas, “informaron una tasa de acoso un 73% mayor que la de las mujeres que no están en cargos supervisores”. No solo eso, también mostraron que sufren de “una forma de acoso más variada y sostenida”.
¿Por qué?
El estudio sugiere que las mujeres que se apartan de las rígidas expectativas de género ejerciendo autoridad en el lugar de trabajo son hostigadas por “mostrar una conducta apropiada para el género”.
“Cuando el poder de las mujeres es visto como ilegítimo o fácilmente socavable, los compañeros de trabajo, los clientes y los supervisores parecen emplear el acoso como un ‘ecualizador’ contra las mujeres supervisoras”, explicó el estudio.
“El acoso ocurre más por el control y la dominación que el deseo sexual”, continuó el informe.
Pero estos hallazgos no socavan necesariamente la idea de que al poner a más mujeres en puestos de poder se tomará medidas severas contra el acoso.
Las mujeres convocadas citaron reiteradamente el aislamiento como una de las razones del acoso.
“Ellos decían, ‘yo era la única mujer en mi compañía; mis colegas no creían que las mujeres pudieran hacer este trabajo, simplemente me veían como una perra”, comentó la coautora Heather McLaughlin, profesora de sociología en la Universidad Estatal de Oklahoma.
Por lo tanto, si más mujeres entran colectivamente en altos puestos de administración previamente reservados para los hombres, el abuso podría de hecho disminuir, no necesariamente porque tengan poder, sino porque tienen poder juntas.
“Creo que hay seguridad en los números”, dice McLaughlin.