Las empresas buscan en un CEO que sepa reinventarse, que aprenda rápido, habilidades tecnológicas, pero sobre todo que comunique de forma eficaz a todos los niveles. Un MBA puede desarrollar esas capacidades. Los directores nos cuentan.
Por Ivonne Vargas
Alejandro Cruz tenía a más de 50 personas a su cargo, pero eso no evitó que el mexicano de 38 años se sintiera solo en Praga. Llegó en 2016 a la República Checa como consultor senior de Cemex; debía relanzar una plataforma para levantar pedidos y coordinar entregas a clientes en 21 países.
Antes de cumplir tres años tuvo que asumir otros roles, como certificar la herramienta y analizar el comportamiento del cliente. “Cambios y toma de decisiones tan rápidas producen esa sensación de ir solo. Vencí esto reaprendiendo; me enfoqué en apoyar a mi equipo y sus acciones en vez de concentrarme en mi temor a fracasar”, recuerda el líder de Service Design Lead.
El miedo no fue lo único con lo que lidió el egresado de la Maestría en Administración de Negocios (MBA) de la Manchester Business School, en el Reino Unido (2011). Para implementar esta plataforma, que procesa 45% de las ventas globales en la cementera, Alejandro debió vencer la resistencia de la firma a realizar operaciones de negocios en formato digital y para ello incorporó –entre otros recursos– la filosofía agile, basada en conseguir resultados con equipos de alto rendimiento.
“Esto no es sólo una plataforma, es la transformación digital de la organización. Convencer a un VP de que debe hacer las cosas diferentes, y que esa petición venga de alguien con menos tiempo en la empresa, no es fácil. Me sentía cursando el MBA de nuevo”, cuenta el administrador y contador.
Alejandro tuvo que concursar para conseguir su puesto pero hoy, entre checos, rumanos, eslovacos, españoles y franceses, lidera un equipo multicultural que analiza el uso que los clientes le dan a la plataforma para mejorar esta herramienta.
LO ‘SEXY’ DE UN DIRECTOR CON MAESTRÍA
A medida que las empresas buscan consolidar o diversificar su presencia en economías internacionales, crece la necesidad de atraer gente para cargos de alta gerencia en roles que demandan una combinación de conocimientos de negocios con comprensión de leyes locales, costumbres y entornos de trabajo diferentes, afirma Brandon Kirby, director de Marketing y Admisiones en la Rotterdam Business School, en Países Bajos, donde 95% de la matrícula es internacional.
Las maestrías generales tienden a enfocarse en un área o tema en especial. El MBA en administración de empresas es un título en negocios.
Este es el argumento que despierta el interés de las organizaciones para atraer egresados del programa, por una parte, y para que el propio alumno que desea cambiar de industria, función o alcanzar puestos directivos considere una capacitación de este tipo y no otro máster, enfatiza Kirby.
En 2019, 76% de las organizaciones a nivel global buscaban un profesional con este máster, frente a 67% de 2018 según el reporte Employability and Business School Graduates 2019 realizado por el Graduate Management Admission Council (GMAC, organismo encargado de aplicar la prueba GMAT para entrar al programa).
Juan Antonio Enciso, director del Global One MBA de la EGADE del Tecnológico de Monterrey, señala que los egresados son un talento atractivo para niveles gerenciales y directivos por las habilidades blandas que desarrollan, independientemente de los conocimientos técnicos que adquieren.
“Aprenden competencias de sobrevivencia, las cuales están enfocadas a negociar, llevar la innovación a otros niveles y, sobre todo, a ser ágiles para aprender rápido y sin resistencia”, advierte Enciso y agrega que esto lo consiguen a través de la revisión de casos de empresas, estancias internacionales o networking con otros ejecutivos de basta experiencia, entre otros recursos.
La facilidad para aprender es el mayor desafío de los directores dada la rápida evolución tecnológica, revela 86% de 11,000 encuestados por Deloitte sobre Tendencias de Capital Humano 2019.
Si como director o responsable de un equipo no sabes cómo abordar problemas, lo siguiente es el fracaso, señala Luis Márquez, director del Centro de Innovación y Emprendimiento en la escuela de negocios EGADE, con 1,815 alumnos.
Desde su perspectiva, la mayor aportación de este máster fue aprender a analizar con una metodología, no al azar, o de acuerdo a la afinidad con el equipo. Eso genera asertividad en la toma de decisiones y es un diferencial.
“El mayor error que pueden cometer empresarios y emprendedores es enamorarse del producto, pero rehuir a los problemas, que son el día a día en cualquier negocio”, apunta el directivo.
Las organizaciones buscan egresados de un MBA porque saben cerrar la brecha entre lo tecnológico o las destrezas duras (técnicas) y las competencias blandas aplicadas a la gerencia.
“Si quieres organizar una sucursal o un proyecto digital para el negocio necesitas un equipo de expertos y alguien capaz de comandar ese grupo con buen entendimiento de negocios y análisis de data. Esa persona es el MBA”, considera Andrea Masini, decano para los programas MBA en HEC Paris, en donde las inscripciones a los programas de negocios incrementaron 20% durante 2018.
LA RECUPERACIÓN DE LA INVERSIÓN
¿Por qué invertir, en algunos casos más de un millón de pesos, en una maestría de este tipo? Según datos de la escuela Rotterdam Business School, quienes se gradúan de ahí incrementan su salario, en promedio, 84% al terminar el curso. Pero el impacto no es sólo económico.
El programa detona en los egresados la capacidad de proponer y ejecutar estrategias rentables y de largo plazo, así como entender cómo gestionar mejor el tiempo, priorizar y expandir el network. “¿Qué sector de negocios no quiere a un gestor con estas capacidades? Hay industrias punteras en su contratación, como la farmacéutica, biotecnología y tecnología”, comparte Ignacio Gafo, decano asociado de la española IE Business School.
Cuarenta y dos por ciento de los candidatos a estos programas considera que al ingresar desarrollará habilidades directivas clave como manejar gente; 40% que incrementará su salario; 39% aspira a una posición senior y 35% estima que tras estudiar y graduarse tendrá la posibilidad de trabajar fuera de su país de origen, según datos de la Encuesta Perspectiva de Estudiantes 2019 realizada por el GMAC.
María de los Ángeles Martínez Olguín, egresada del MBA de la EGADE, capitalizó su inversión en el programa al conseguir –desde hace dos años– la dirección de Finanzas de la subsidiaria en México de Bank of China. En el programa –dice– obtuvo conocimientos que le sirven hoy para verificar que las decisiones de inversión y financiamiento del banco cumplan con el marco regulatorio y contractual.
Otro campo que exploró fue la administración de riesgos, hoy es responsable de reportar a la institución cualquier situación delicada.
“La visión de 360 grados de la empresa para entender tanto las necesidades del puesto como de la empresa es la aportación mayor del MBA; es tu pase a niveles directivos”, apunta Pilar Brogueras, egresada de ese programa en la Universidad Anáhuac.
Para la comunicadora, el saldo de su inversión se traduce en desarrollar un sentido administrativo y de gestión que no tuvo en la carrera de Comunicación.
Lo capitalizó con su actual puesto y al entender cómo crear grupos de trabajo, dejar que otros actúen sin perder el foco y examinar escenarios con perspectiva analítica, no por intuición.
“Sin esto es imposible avanzar en puestos de liderazgo y asumir responsabilidades globales”, cuenta la directora general de Stanton Chase, firma de reclutamiento ejecutivo.
Para Alejandra García, directora general de la firma desarrolladora de software Sophos, estudiar el Global One MBA de la EGADE en 2014 le abrió camino en una industria eminentemente masculina. En su salón de clases sólo había dos mujeres cuando estudió.
“Aprenden competencias de sobrevivencia enfocadas a negociar, llevar la innovación a otros niveles y, sobre todo, a ser ágiles para aprender rápido y sin resistencia”, Juan Antonio Enciso, director del Global One MBA de la EGADE del Tecnológico de Monterrey
El networking le ayudó también a crear relaciones laborales para impulsar a otras mujeres.
“Estos lazos, más la habilidad para crecer el negocio dominando el arte de vincularte con nuevos mercados, fue el sello de mi MBA”, explica la egresada del programa, que incluye estancias en Latinoamérica, Asía y Europa.
Las maestrías de negocios tienen distintos enfoques, como promover la equidad de género, o bien otorgar especialización e internacionalización a sus integrantes.
“Su flexibilidad y adaptación a lo que pasa en los negocios y en la vida corporativa y de emprendimiento hace que perduren y sigan atrayendo altos ejecutivos”, concluye Guillermo Zamacona, director de la Maestría en Alta Dirección de la Universidad Anáhuac.