La cabeza del Open Markets Institute, puede ser el principal oponente de Google, pero también es claramente una estrategia de relaciones públicas.
Barry Lynn fue despedido de New America y rumores cuentan que fue en parte por presión política de Google. Lynn ha criticado persistentemente al gigante de los buscadores en línea como un monopolio subversivo del mercado, pero también financió generosamente a New America.
El despido dejó a New America con la apariencia de que su política interna ha sido moldeada por sus principales donadores (increíble, lo sé). El escándalo ha sido una bendición para Lynn, quien se ha movido rápidamente para crear un Instituto independiente antimonopólico. Al parecer, en esta institución tendrá más responsabilidades que en New America.
El recién inaugurado Open Markets Intitute de Lynn ya ha lanzado una campaña pública exigiendo que Google (GOOGL, + 0.92%) “pare de cerrar la investigación de monopolio ahora”. Es decir, el grupo agitará contra negocios demasiado poderosos y centralizados. Lynn sostiene que gigantes emergentes como Amazon y Google hacen que la economía esté más estancada y frágil, y necesitan ser controlados de manera más agresiva usando la ley antitrust existente.
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La Unión Europea ha acordado multar a Google por una cantidad récord por abusar de su liderazgo en los motores de búsqueda para aplastar servicios locales. La declaración aprobatoria de Lynn sobre esa decisión fue la causa más directa de la división entre New America y Open Markets.
El Partido Demócrata, que ha encontrado grandes aliados en el mundo de la tecnología, ha tardado en aceptar. Pero Lynn aspira a influir en los candidatos y los votantes antes de mediados de 2018, potencialmente profundizando las ya crecientes tensiones entre los partidarios centristas e izquierdistas.
La jefa de New America, Ann-Marie Slaughter, ha alegado que Lynn ejecutó una “campaña cuidadosamente planeada” para socavar la reputación de New America y generar una narración de David-vs-Goliat para su propio grupo. Slaughter sostiene también que la salida de Lynn se refería más al comportamiento profesional “deshonesto” que al contenido de su investigación, pero reconoció la “tensión” fundamental entre confiar en donadores privados y mantener la independencia intelectual de una organización.