La periodista, conductora y productora recibió el premio Cecil B. De Mille, convirtiéndose en la primer mujer afroamericana a la que se le otorga.
Oprah Winfrey pasará a la historia de la entrega de los Globos de Oro como la primera mujer afroamericana en ser honrada con el Premio Cecil B. DeMille, desde su creación en 1952 y que reconoce la trayectoria profesional, humana y social de los productores.
En su discurso, la periodista reconoció a Sidney Poitier, el primer hombre que recibió el premio, en 1964, por abrir el camino para los actores negros en la industria de Hollywood. Pero principalmente hizo énfasis en la forma en que hombres y mujeres deben abordar el acoso sexual y la igualdad de género en todas las industrias.
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A continuación, te presentamos el discurso completo de Winfrey, que recibió una ovación de pie por parte de los asistentes, quienes incluso vitoreaban que se postulara como candidata a la presidencia de Estados Unidos en 2020.
“En 1964 yo era una niña, y recuerdo estar sentada en el piso de la casa de mi madre en Milwaukee, mirando cómo Anne Bancroft presentaba el Oscar al Mejor Actor. Bancroft abrió el sobre y dijo cinco palabras que hicieron historia: ‘El ganador es Sidney Poitier’.
Sidney Poitier, actor y director de cine, recibió el Premio Cecil B. DeMille en 1982. Crédito de la imagen: Getty Images
Oprah Winfrey es la primer mujer afroamericana en recibir el Premio Cecil B. DeMille.
Al escenario subió Poitier, tan elegante, tan pulcro, con una corbata blanca. Yo nunca había visto a un hombre negro ser celebrado en la pantalla. Y he tratado de explicar muchas veces lo que un momento como ese significa para un niño que observa desde lejos.
Mi mamá entró en ese momento, rendida tras haber limpiado las casas de otras personas. Lo único que pude decir como explicación de lo que había pasado fue la línea del diálogo de Sidney Poitier en la película Una voz en las sombras: ‘Amén, amén’.
Son trabajadoras domésticas, trabajadoras rurales, gastronómicas, científicas, médicas, ingenieras, en la industria tecnológica y el ejército, en la política y los negocios. Y hay alguien más: Recy Taylor.
Un nombre que conozco y que ustedes debieran conocer. En 1944, Recy Taylor era una joven esposa y madre que volvía a su casa de la iglesia, en Alabama, cuando fue raptada y violada por seis hombres blancos armados y dejada al costado del camino.
Amenazaron con matarla si le contaba a alguien lo que había pasado, pero su historia llegó a la NAACP -Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color, por sus siglas en inglés-, donde una joven trabajadora llamada Rosa Parks se convirtió en la investigadora principal de su caso y juntas pidieron justicia.
Pero la justicia no era una opción en la era de Jim Crow (que promovía el racismo), y los hombres que trataron de destruirla jamás fueron acusados. Riecy Taylor murió hace diez días, poco antes de cumplir 90 años.
Espero que ninguna otra mujer tenga que volver a decir: Yo también. (Me too)
– Oprah Winfrey
Ella vivió, como lo hemos hecho hasta ahora, bajo una cultura rota por hombres poderosos. Durante demasiado tiempo, las mujeres no eran escuchadas o creídas cuando decían la verdad sobre el poder de los hombres. Pero su tiempo terminó. (But Time’s Up, dijo en inglés, refiriéndose al movimiento).
Yo solo espero que Riecy Taylor haya muerto sabiendo que su verdad, como la verdad de tantas mujeres que fueron atormentadas en esos años -y atormentadas en nuestros días- y sin embargo siguen adelante, como el corazón de Rosa Park que tantos años después encontró la fuerza para quedarse sentada en ese autobús y no ceder su asiento en Montgomery, y está en cada mujer aquí mismo que elige decir: ‘Yo también’ (Me Too), y en cada hombre que elige escuchar.
En mi carrera, lo que he tratado de hacer, ya sea en el cine o en la televisión es decir algo sobre cómo los hombres y las mujeres sienten, cómo experimentamos vergüenza, dolor; cómo perseveramos y finalmente, superamos.
A lo largo de los años he interpretado a personajes que han recibido algunas de las tragedias más terribles que puede entregar la vida, pero algo que todos ellos tienen en común es la habilidad de sentir esperanza, de esperar una mañana luminosa, incluso en medio de la noche más oscura.
Así que quiero decirle a todas esas niñas que hoy miran televisión desde casa que un nuevo día se acerca. Y cuando ese nuevo día comience será porque miles de mujeres, muchas de ellas aquí presentes, y algunos hombres fenomenales, nos acercaron un poco más al momento en que nadie tenga ya que decir nunca más ‘Yo también’.