Cindy Whitehead fue subestimada. Hoy cree que las empresarias no necesitan voz, sino poder y el dinero es poder.
Cindy Whitehead es la mujer detrás de Addyi, la píldora que mejora la actividad sexual de las mujeres, mejor conocida como ‘el viagra femenino’.
Después de dos intentos fallidos, finalmente obtuvo el medicamento con la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) y rápidamente vendió la compañía que la desarrolló por mil millones de dólares a la farmacéutica Valeant.
Ahora, Whitehead ha pasado de empresaria a inversionista con The Pink Ceiling, una combinación entre fondo de capital emprendedor, incubadora y firma consultora. Ella invierte en empresas dirigidas por mujeres o centradas en las mujeres, que utilizan la tecnología para abordar los problemas relacionados con la salud.
La tesis de inversión de Whitehead se reduce a esta frase: “Quiero hacer a otras mujeres estúpidamente ricas”. Y agrega: “Creo firmemente que cuando las mujeres tienen dinero, tienen la libertad de tomar decisiones e invertir en las cosas que les interesan”.
En una conversación con Fortune, Whitehead discute el sexo, el poder y, por supuesto, el dinero.
FORTUNE: Eres conocida por obtener la aprobación de Addyi de la FDA y venderla a Valeant. ¿Cómo fue vender un fármaco de excitación femenina a los inversionistas, a la FDA y a posibles compradores?
WHITEHEAD: Me invitaron a la conferencia de Cuidado de la Salud de J.P. Morgan en enero de 2015. Fue una oportunidad realmente importante para mí y tuve exactamente ocho minutos para dar mi presentación.
Empecé a hablar sobre la píldora y toda la sala comenzó a reírse. La audiencia era un mar de trajes azules y grises y yo estaba al frente hablando de mujeres y sexo.Recuerdo haber mirado mi reloj de cuenta regresiva, pensando ‘¿qué puedo hacer para llamar la atención de todos?’ Tan rápido como pude, adelanté mis diapositivas a los estudios de escaneo cerebral.
Señalé dramáticamente la pantalla y guardé silencio, el tiempo suficiente para que se sintiera incómodo. Toda la habitación se calló. ‘¿Están mirando lo que yo estoy viendo?’, dije. ‘Porque estoy aquí para hablar sobre la biología del sexo en las mujeres”.
Y se centraron. Eso fue una lección de cómo tendría que hablar sobre la píldora en el futuro cuando pisara las salas llenas de banqueros, inversionistas e incluso de autoridades de la FDA.
¿Cómo diseñaste el terreno de juego para los inversionistas del género masculino versus el femenino?
Si había mujeres inversionistas en la ecuación, decían: ‘Oh, sí, lo sé”. Lo captaban rápido. Para los inversionistas masculinos, la reacción automática era la incomodidad social y se las arreglaban bromeando: ‘¿no es la mujer del viagra femenino?’ En cierto modo me acostumbré, pero necesitaba que prestaran atención a la ciencia.
Empecé a hablar de esto por adelantado, luego pudimos discutir el resto.Sí determinaba la forma en cómo recaudé dinero. Sabía que no iba a obtener un financiamiento clásico, así que salí y construí una increíble red de personas y ángeles inversionistas de alto valor que me apostaron temprano.
Dices que las mujeres no deben disculparse cuando se trata de acumular riqueza. ¿Qué quieres decir con eso?
Hablamos todo el tiempo sobre cómo las mujeres necesitan una voz. No necesitamos una voz, necesitamos poder. El dinero es poder. Lo digo con confianza porque los datos muestran que cuando las mujeres tienen ese poder, lo pagan. Invierten en otras mujeres e invierten en su comunidad. Quiero ayudar con el acceso al capital, hacer apuestas tempranas sobre estas mujeres brillantes y darles acceso a la mentoría.
¿Cuáles son algunas de las compañías innovadoras que ha identificado en el área de la salud sexual de las mujeres?
Esta es la parte triste. Debido a tales obstáculos, se siente como si hubiera un páramo de inversión e innovación. Estoy contenta de que estemos discutiendo sobre el ‘femtech’ (mujeres en la tecnología) y soy 100% partidaria de que las mujeres tengan muchas opciones, pero no podemos perder el hecho de que todavía falta innovación científica verdadera y dura. La cartera no es rica en compañías que invierten y resuelven problemas médicos que afectan a las mujeres.
Has tratado de cambiar la narrativa sobre la sexualidad femenina. ¿Crees que está evolucionando?
No cambiará hasta que comencemos a discutir abiertamente la satisfacción femenina. Creo el diálogo comienza con una simple pregunta: ¿Estás satisfecha?”. Agregando eso a las preguntas estándar: “¿Eres sexualmente activa, quieres control de la natalidad y deseas hacerte pruebas de enfermedades de transmisión sexual (ETS)? Creo que realmente cambiaría la conversación sobre las mujeres y el sexo para siempre.
Las denuncias de acoso sexual han plagado a la comunidad emprendedora que busca capital en los últimos meses. ¿Cuáles son algunas formas de abordar y resolver este problema?
Es la peor versión del juego de poder cuando las personas buscan la mentoría de alguien para cosas que son críticas para su sustento y luego esa persona las coloca en esa posición. Abordarlo es hablar claro. Las mujeres no solo deben abogar por ellas mismas, sino también por las demás.
Te vistes de rosa, tu oficina es rosa, la compañía se llama The Pink Ceiling y ejecutas una ‘Pinkubator’ (incubadora rosa). ¿Qué color te simboliza?
Para mí, el rosa se trata de poseerlo como mujer. Tienes dos opciones en lo que respecta a los estereotipos de género: puedes criticarlos, hacer que te paralicen de frustración o correr hacia él como yo.Pink, para mí, pasó de ser subestimada a algo fuerte.
Cuando la gente decía que tenía una ‘pastillita rosada’ y me daba unas palmaditas en el hombro, comprendí que había algo de desdén allí y eso era lo que debía abordar. Entonces comencé a usar rosas fuertes.
¿Qué consejo le darías a los fundadoras de negocios que se encuentran en una etapa temprana?
Abraza al caballo de batalla para convertirte en unicornio. Estoy tan cansada de toda esa habladuría de grandeza. Los fundadores de negocio que declaran su grandeza antes de siquiera siquiera ejecutarlo. Entonces lo que les digo es: no me digas que vas a cambiar el mundo. Baja la cabeza, haz el trabajo y demuéstrame.