Te presentamos un recuento de las acciones aplicadas en sus siete años al frente de la institución.
Te presentamos un recuento de las acciones aplicadas en sus siete años al frente de la institución.
Este jueves será el último día de Agustín Carstens como gobernador del Banco de México. A partir de ahora, se convertirá en el gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés).
Este organismo con sede en Suiza es la institución financiera más antigua del mundo y agrupa a 60 bancos centrales que representan cerca del 95% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial. Se encarga de la coordinación de políticas de los bancos centrales, realiza análisis y depuración en la regulación financiera a nivel global, que dirige a estos.
El 1 de diciembre de 2016, el Consejo de Administración del BIS anunció que Carstens sería gerente general a partir del 1 de diciembre de 2017. Será la primera vez que un banquero de una economía emergente tome una posición directiva del BIS.
De acuerdo a distintos analistas, durante los siete años que Carstens gobernó el Banco de México, México tuvo de los momentos más estables en su economía. También aseguraron en diversas ocasiones que el funcionario representaba una imagen de estabilidad para los mercados financieros internacionales.
Carstens, economista egresado del ITAM, funcionario hacendario y de organismos financieros internacionales inició su carrera profesional en el Banco de México en 1980. Ocupó diversos cargos en la división internacional, en la unidad de investigación económica y en la oficina del director general.
Hacia 1999 se codeaba por primera vez entre miembros de organismos internacionales al ingresar al Fondo Monetario Internacional (FMI) como director ejecutivo. Posteriormente, en el sexenio del panista Vicente Fox se convirtió en secretario de Hacienda y Crédito Público. Pero solo fue titular por tres años, ya que regresó al FMI como subdirector gerente.
No fue hasta los primeros años de la administración del entonces presidente Felipe Calderón que fue nombrado gobernador del Banco de México.
La tasa de interés de referencia recibió al economista con un 4.25%. Cuatro años después, en junio de 2014, entrada la administración del priista Enrique Peña Nieto, cuando el país vivía lo que los mercados llamaban el mexican moment -a partir de las llamadas reformas estructurales y un peso cerca de los 12 pesos por dólar, logró bajarla y mantenerla en 3%.
Inicialmente, el periodo previsto a cubrir por Carstens era del 1 de enero de 2010 al 31 de diciembre de 2015. Pero en un abrir y cerrar de ojos, el entorno macroeconómico cambió. México se enfrentaba a una desaceleración de la economía global, la caída en los precios internacionales del petróleo y un despertar de las decisiones de política monetaria por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos que mantuvieron a Carstens en su silla.
En septiembre de 2015, tres meses antes de que terminara su periodo, el doctor en Economía decidió aplazar su retirada, en principio, hasta el 31 de diciembre de 2021.
“Aplazar era lógico”, señaló durante su ratificación en el Senado de la República. En ese entonces, el país comenzaba a ser testigo de la volatilidad en los mercados financieros, a raíz de las decisiones de política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos. Esto a partir de que su presidenta, Janet Yellen, afirmaba que la economía del país vecino estaba lo suficientemente recuperada de la crisis de 2008 como para dar por terminada casi una década en la que la tasa de interés de referencia se mantuvo entre 0% y 0.25%.
Comenzaba la ola alcista y México debía cambiar su política monetaria para obedecer al ritmo estadounidense. Además, había que combatir ahora la inflación y la depreciación del peso. Entonces, desde diciembre de 2015, la tasa de interés de referencia despegó de nuevo.
La junta de gobierno del Banco de México la modificó nueve veces hasta colocarla y mantenerla en 7% desde junio de 2017.
El 2 de diciembre de 2016, Carstens decidió poner fin a su periodo en Banxico antes de tiempo. El Banco de Pagos Internacionales lo había nominado para asumir la gerencia del banco de bancos centrales. El funcionario aceptó y su partida se haría efectiva al 1 de julio de 2017. Pero la economía mexicana le daría lucha a su salida, que finalmente pospuso hasta este jueves.
La decisión obedeció nuevamente a la situación y perspectivas de la economía mexicana, y más, con una inflación que se colocaba por arriba de la meta planeada de 3% (+/- un punto porcentual).
¿Cómo deja el banco al sucesor?
Las últimas decisiones del banco central sucedieron en un contexto donde el Índice de Precios al Consumidor (INPC) se ubicaba por arriba del 6%. Actualmente la inflación se mantiene en 6.59%, según los últimos datos proporcionados por el INEGI.
Entre los factores que presionaron el alza del INPC destacan la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y una depreciación del peso frente a la divisa estadounidense, a la que después se sumaron los efectos de los sismos de septiembre.
”Se espera que dicha tendencia se acentúe durante el próximo año, conduciendo a la convergencia al objetivo de 3% hacia finales de 2018”, señaló Carstens durante su última presentación del estado de la economía mexicana al tercer trimestre.
Pero el nuevo gobernador de Banxico, Alejandro Díaz de León cree que se avecinan más riesgos para lograr este objetivo, por lo que no habría que bajar la guardia. “No podemos asumir que la que la trayectoria de desinflación irá necesariamente como se esperaba”, dijo en entrevista con Reuters.
Su primer acción, señaló, sería revisar la información más reciente de la economía y el contexto global, antes de la última reunión de política monetaria del año, que se llevará a cabo el 14 de diciembre.
Más allá de la política monetaria, los ojos estarán puestos sobre Díaz de León, quien habrá de decidir si continúa con el camino que siguió Carstens o cambiar la estrategia, además de otras acciones que decida emprender al interior del banco.