Hay ciertos temas que son difíciles de tratar en la oficina, te presentamos una guía de cómo hacerlo.
En su nuevo libro, That’s What She Said: What Men Need to Know (And What Women Need to Tell Them) About Working Together, Joanne Lipman sostiene que muchos hombres son aliados potenciales en la pelea por equidad de género, pero no comprenden completamente los problemas que las mujeres enfrentan, o simplemente no están seguros de lo que pueden hacer para ayudar.
¿Cuál es la mejor manera de traerlos a bordo? Comunicación honesta. En este ensayo, la exjefa de contenido de Gannett y editora en jefe del USA Today se basa en las lecciones de su reporteo para ofrecer cinco consejos directos para las mujeres que quieren tener esas conversaciones —a veces difíciles, pero siempre necesarias— con los hombres en sus vidas laborales.
¿Cómo cerramos la brecha de género en el trabajo? Comienza con un ingrediente faltante: los hombres.
Las mujeres hablamos entre nosotras todo el tiempo sobre los problemas que enfrentamos en nuestras carreras, desde las frustraciones cotidianas de ser mal pagadas y pasadas por alto, hasta los extremos de acoso y agresión sexual.
Pero las mujeres que hablamos entre nosotras significamos la mitad de la conversación, lo que puede resolver, como máximo, el 50 % del problema. Necesitamos que los hombres se nos unan. En los últimos tres años, he buscado a hombres a lo largo de Estados Unidos y del mundo que están intentando alcanzar la brecha de género. En That’s What She Said, cuento historias, respaldadas por datos e investigación, que culminan en acciones del mundo real que todos podemos tomar para cerrar esa brecha.
Para las mujeres, aquí hay algunos consejos para ayudar a convencer a los hombres —los buenos, la mayoría de los hombres que no son depredadores sexuales— a que se unan en la búsqueda de la igualdad.
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1. Ordena los hechos. Defender a las mujeres debería ser un objetivo digno en sí mismo. Pero si eso no es suficiente, el argumento económico es indiscutible: agregar mujeres a los grupos de trabajo los hace más creativos. Las empresas con mujeres jefas de finanzas hacen menos y mejores adquisiciones que aquellas con hombres en el mismo puesto. Las empresas con la mayoría de miembros directivos mujeres superan a las que tienen menos en casi todas las medidas financieras. Los grupos mixtos incluso pueden resolver un asesinato con mayor precisión que grupos del mismo sexo.
En resumen, la igualdad es un imperativo comercial. ¿Quieres la receta para el éxito? Simplemente agrega mujeres.
2. Lleva a un hombre a tus juntas de mujeres. Muchas empresas ahora tienen grupos de empleados para mujeres, o al menos, ocasionalmente, toda la tripulación para las mujeres. ¿Por qué no invitar a los hombres a tu próxima junta?
He hablado en un número de reuniones de género mixto, y los resultados son reveladores. Cuando las mujeres hablan sobre los retos diarios a los que nos enfrentamos —ser interrumpidas, pasarnos por alto, nuestro trabajo atribuido a un hombre— hay un gesto familiar de reconocimiento entre otras mujeres. Pero para los hombres en la sala, puede ser un momento de entendimiento, reconocer un fenómeno que nunca antes habían notado. Y una vez que lo ven, no pueden dejar de verlo, lo que significa que están en condiciones de hacer algo al respecto.
3. Reconoce tus propios prejuicios. Al menos 20 % de las empresas en Estados Unidos ofrecen cursos de prejuicio inconsciente, con la intención de ayudarnos a contrarrestar esos prejuicios enterrados tan profundamente dentro de nosotros que ni siquiera nos damos cuenta de que existen. Se espera que esa cifra aumente hasta un 50 %. Pero muchos hombres todavía sienten que el curso es una manera más de castigarlos. El mensaje que se llevan es: ¡Todo es tu culpa!
Hacer frente a tus propios prejuicios puede ayudar. A menudo mencionaré que tomé la prueba del prejuicio implícito, e incluso salió que lo tengo “moderado” hacia las mujeres que trabajan. Además, los estudios muestran que estos prejuicios comienzan temprano: las madres como yo sobreestiman rutinariamente la habilidad de gateo de sus hijos, mientras que subestiman la de sus hijas. Los padres de niños de dos años que le preguntan a Google “¿Mi hijo es un genio?” tienen más del doble de probabilidades de preguntar eso por un niño que por una niña.
Reconocer nuestros propios prejuicios ayuda a eliminar el estigma de los hombres que admiten los suyos, lo que a su vez hace que sea más probable que tomen medidas para contrarrestarlos.
4. Mantén positiva la conversación. “Una de las cosas que no funciona es sermonear a la gente”, dice el CEO de McKinsey Dominic Barton. Su consejo es repetido por el ejecutivo de Uber Frances Frei, quien está en contra de “regañar” o intentar atrapar a los hombres en alguna situación reprochable.
En cambio, reconoce sus buenas intenciones, dice Augustus A. White III, un prominente cirujano afroamericano y autor del libro Seeing Patients: Unconscious Bias in Healthcare. “Una cosa que es atractiva es [reconocer] el profesionalismo en la audiencia”, dice. “Una vez que entienden que tenemos estos prejuicios escondidos, los pueden enfrentar”.
5. Haz un pacto para asegurar que tu voz sea escuchada. Probablemente conoces al menos un hombre que interrumpe crónicamente o es un apropiador de ideas ajenas, que nunca te deja terminar tus pensamientos. O, si logras terminar una frase, se lleva el mérito.
Considera pedirle a un simpático colega masculino que te respalde. Brad Jakeman, expresidente del grupo mundial de bebidas PepsiCo, dice que cuando una colega femenina lo abordó para contarle sobre una interrupción masculina, ellos hicieron un pacto: “me meto y lo llamo”. Y agrega: “Necesitamos apoyarnos y decir ‘Déjala terminar’”.