En los últimos años, un creciente (aunque preliminar) cuerpo de investigación ha sugerido que la ketamina (Special K), un medicamento utilizado legítimamente como sedante y anestésico y no tan legítimamente usado como droga, podría ser una terapia efectiva para depresión. Pero un estudio nuevo de la Universidad de Stanford insta a precaución en dichos tratamientos.
La razón tiene que ver con la biología de cómo la ketamina actúa como un antidepresivo eficaz, según una investigación publicada en el American Journal of Psychiatry. En esencia, los investigadores concluyeron que para que el tratamiento con ketamina realmente funcione en pacientes con depresión, tiene que activar el sistema opioide del cuerpo.
O, para decirlo de una manera más “nerd”: “Los hallazgos sugieren que el efecto antidepresivo agudo de la ketamina requiere la activación del sistema opioide. Los efectos disociativos del medicamento no están mediados por el sistema opioide, y no parecen suficientes sin el efecto opioide para producir los efectos antidepresivos agudos de dicha sustancia en adultos con depresión resistente al tratamiento “.
Es importante observar que el estudio tuvo muestra extremadamente pequeña y que se deberá realizar una investigación corroborativa. Pero los científicos dijeron que los resultados “proporcionan una sólida justificación para una mayor precaución contra el uso generalizado y repetido de la ketamina” sobre el riesgo de fomentar inadvertidamente una dependencia de los opiáceos.
El problema es que la efectividad de los antidepresivos es bastante variable dependiendo del medicamento en cuestión, como lo muestra un estudio histórico publicado en The Lancet en abril. Eso llevó a una oleada de investigación en vías biológicas alternativas que podrían usarse para tratar la depresión, que afecta a unos 16,1 millones de adultos estadounidenses.
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Este medicamento no es la única sustancia controlada que se está evaluando para condiciones como PTSD, depresión y ansiedad. Se han experimentado con drogas recreativas como MDMA, psilocibina y LSD para esos trastornos. De hecho, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) ha dado a los investigadores el visto bueno para evaluar el potencial de la MDMA en el tratamiento del trastorno de estrés postraumático (TEPT ) en ensayos clínicos en etapas avanzadas.
Por Sy Mukherjee