Tenemos que pensar de manera más consciente durante una videoconferencia para cubrir lo que normalmente obtendríamos de la comunicación no verbal. Esto puede causar fatiga mental.
Por Montserrat Martínez*
¿Agotado de las videoconferencias?
En el último mes, hemos tenido que confinarnos en casa, y ha surgido el experimento social involuntario más largo de la historia, con millones de participantes renuentes: probar cómo las videoconferencias reemplazan la comunicación cara a cara.
Hemos notado que esto sí es posible, pero no es lo mismo. Pasamos el mismo tiempo en juntas, pero somos menos productivos, las interacciones sociales son menos satisfactorias y el aprendizaje en línea es menos efectivo. Y no entendemos por qué.
¿Qué está faltando?
La tecnología de videoconferencias no está diseñada para imitar cómo interactuamos con otros en persona.
1. Lugar de la reunión.
En el mundo físico, el espacio y contexto dan señales y apoyo. El significado de la reunión es diferente si se da en una sala de juntas del piso 47 o en un cubículo. El contexto nos da a entender la importancia de una reunión y cómo hay que comportarnos. En una videoconferencia todas las señales contextuales se homogenizan. Te ves igual si estás jugando póker o en una junta. Además, en las videoconferencias muestras tu espacio privado, y es más difícil mantener separados el trabajo y la vida personal.
También son importantes los procesos de transición al llegar y al salir de una junta. Nos ayudan a prepararnos antes y a procesar la información al terminar. En una videoconferencia, no hay llegada y salida, la junta solo acaba.
2. Contacto Físico
Normalmente, las juntas de negocios y reuniones sociales comienzan con contacto físico, estrechando la mano o dando un abrazo. Hay algo en esa interacción física que comunica confianza y conexión a través del contacto. Esto se omite en las videoconferencias.
3. Contexto del Espacio de la Reunión
En persona, captamos mucha información de alrededor. Vemos lo que hay en las mesas, repisas o cubículos, notamos quién está sentado a nuestro lado, vemos las relaciones entre personas, etc. Y con todo esto armamos un contexto y hacemos suposiciones sobre personalidades, estatus social y jerarquía.
4. Nuestro Reflejo
Las videoconferencias incluyen un distractor muy poderoso: el reflejo. Al tener el mismo enfoque en nosotros y en los demás, las aplicaciones de video parecen estar diseñadas para distraernos de ver a quién está hablando y en lugar de esto vernos a nosotros mismos.
5. Señales no verbales
Estudios resaltan que al menos la mitad de la comunicación es no verbal: observando las manos del otro, siguiendo sus gestos, expresiones faciales y tono de voz, y poniendo atención a su lenguaje corporal (postura, orientación del cuerpo, etc.).
Las aplicaciones de video solo ofrecen una mirada fija desde una cámara, perdiendo interacción y contexto.
¿Por qué las videoconferencias son agotadoras?
Si has tenido una videoconferencia en la pandemia, seguro ha sido agotadora y ha afectado tu aprendizaje, reduciendo tu capacidad de procesar y retener información.
Estudios muestran que, durante las videoconferencias, tenemos que pensar más de manera consciente para rellenar el 50% de la conversación que normalmente obtendríamos de la comunicación no verbal. Esto es lo que nos causa fatiga mental.
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Convirtiendo a ganadores en perdedores
Las videoconferencias a veces resultan contraproductivas y dificultan que alcancemos nuestros objetivos o que disfrutemos de una interacción social.
Los ejecutivos de ventas están descubriendo que es difícil cerrar tratos por video ya que, en persona, suelen “leer” la reunión. Pueden distinguir cuando alguien está asintiendo con la cabeza, pero piensa “no”. En video, esas señales desaparecen; las negociaciones que deberían ser fáciles tardarán más, y las difíciles no se cerrarán.
En situaciones sociales, el lenguaje corporal nos puede ayudar a notar si un amigo la está pasando mal en su vida personal. La ausencia de señales nos puede distanciar más de nuestros familiares y amigos. El video puede fungir como un puente, pero no ofrece la empatía que comunica un abrazo.
Cómo aliviar el agotamiento
La mejor manera de aliviar la fatiga por videoconferencias es limitarlas y buscar alternativas para las otras juntas o necesidades laborales o sociales que tengamos, como el teléfono o el mail.
También hay que crear periodos de transición entre videos para ordenar nuestro espacio, prepararnos un café, o desconectarnos por un momento.
Fuentes: https://hbr.org/2020/04/how-to-combat-zoom-fatigue
https://www.chronicle.com/article/Why-Is-Zoom-So-Exhausting-/248619
*La autora es socia de la consultoría SWS Consulting, especializada en el diagnóstico práctico y ejecución adecuada de proyectos e iniciativas enfocadas en el crecimiento y desarrollo de valor tangible.
Las opiniones de este artículo son responsabilidad del autor e independientes de la línea editorial y postura de Fortune en Español.