En 2017 el negocio de los tratamientos estéticos alcanzó los US$8,500 millones, 7% corresponden a Latam. Y México también muestra crecimientos parecidos al resto del mundo, tanto en cirugías como en métodos no invasivos.
Sucede en México de esta manera: algún directivo o colaborador se ausenta por vacaciones, entre tres días y una semana, quizás un poco más. Llega un lunes a la oficina, fresco y rejuvenecido; rozagante, vaya. Jurarías que había bolsas debajo de sus ojos antes de irse. ¿Eran por el cansancio y el estrés? Y esas arrugas –perdón– líneas de expresión en la frente y alrededor de la boca estaban ahí, no las imaginaste. Hoy, han desaparecido definitivamente.
Una de las ejecutivas comerciales llega después de las vacaciones navideñas con la nariz mucho más respingada. Y asegura que se hizo una operación de tabique, porque no respiraba muy bien.
Acaso no engañan a nadie; pero los mexicanos suelen ser más discretos respecto de sus tratamientos estéticos que en otros países, donde se comparan abiertamente costos y resultados. Callados o no, los consumidores de este tipo de servicios han colocado a México en el quinto lugar en materia de tratamientos estéticos a nivel global, de acuerdo con la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS, por sus siglas en inglés), con 943,243 tratamientos registrados, sólo detrás de Estados Unidos, Brasil, Rusia e Italia.
Si se consideran sólo cirugías, su lugar es el cuarto en el mundo, con 488,043. Todo ello representa un mercado nacional de US$300 millones, el cual crece a ritmos de 8 a 9% anual, producto de los 1,634 cirujanos plásticos acreditados oficialmente por las asociaciones del gremio. Sin embargo, representa una gran tentación para miles de improvisados: más de 30,000 personas según algunas estimaciones.
Reemplazar a un cirujano plástico en una operación de senos (a precios de entre $50,000 y $150,000) es algo que sólo puede llevar a cabo un médico, si bien está prohibido por ley. Aunque abunda la improvisación cuando se trata de aplicar bótox a razón de $4,000 a $8,000 la sesión.
Si se analiza el mercado por partes –literalmente–, México asciende al tercer lugar mundial en tratamientos que van directamente al cuerpo o extremidades. Esta es la zona de las liposucciones, las operaciones del abdomen y las del trasero.
Por otro lado, si bien el avance del público masculino es constante, aún es minoritario. Los tratamientos crecen a razón de 9% anual a escala internacional, pero hoy, en 86.6% de los casos, se trata de mujeres. Los varones han pasado de representar un 10 a casi 14% en los últimos 10 años; aunque es posible que esta tendencia se acelere, debido a que los tratamientos estéticos son ampliamente aceptados en el terreno de los asesores de imagen ejecutiva y pública. Además, son cada vez más frecuentes los viajes a otros países en busca de tratamientos novedosos. Unos van, otros vienen; por diversas razones, México intercambia viajeros con Estados Unidos, Colombia y Brasil, pues Venezuela, alguna vez la capital de la cirugía estética, no está disponible de momento.
VERSE BIEN, SENTIRSE BIEN
“Se ha producido un aumento sustancial en el volumen de procedimientos cosméticos en el continente”, afirma el doctor Alfredo Hoyos, uno de los cirujanos que está causando sensación en Latinoamérica. Originario de Colombia, atiende principalmente desde su clínica en Bogotá; no obstante, viaja constantemente por el mundo, ya que desarrolló una técnica exclusiva que ha tenido muy buena recepción: la H4DLIPO.
La lipoescultura de “alta definición” ofrece un mejor resultado en el moldeo del cuerpo humano, asegura su autor, también tiene un precio superior: si una lipo convencional cuesta unos $40,000, esta versión puede superar los $100,000. A pesar de ello, los latinoamericanos sí están aumentando el volumen de consumo de tratamientos estéticos; en tanto, las intervenciones en hombres se están convirtiendo en una microtendencia.
“Está la creciente demanda de personas que buscan aumentar la autoestima; los avances tecnológicos, que han disminuido los riesgos en el proceso quirúrgico y, por último, la presencia de cirujanos expertos, que nos hemos tomado el tiempo de entrenarnos en las técnicas y tecnologías de vanguardia”, explica el Dr. Hoyos. Aunque no son muchos más [en número] que hace unos años. En 2010, la ISAPS estimaba en 1,500 el número de cirujanos plásticos en México; por lo que, el incremento ha sido de apenas 9% en ocho años. La gran barrera de entrada siguen siendo los casi nueve años de extenuante carrera para convertirse en un cirujano certificado.
La demanda sigue al alza debido al incremento en la calidad y la expectativa de vida, además, el Dr. Hoyos atribuye a las redes sociales un efecto importante en el florecimiento de la industria, “al poner más información y experiencias personales a disposición de la gente”. Igualmente, los tratamientos estéticos son bien vistos por los asesores en imagen y pueden ser parte de una estrategia de imagen ejecutiva con fines profesionales. “Al final, la buena imagen se obtiene por diversas formas; la cirugía contribuye desde su disciplina, en función de nuestros contextos”, apunta Justo Grau, un asesor de imagen que va en franco ascenso en la Ciudad de México.
Originario de España, Grau tiene una larga trayectoria en relaciones públicas y asesoría de imagen. En 2012, fundó Justo Grau Sartorial, un lugar que combina de una forma bastante audaz la asesoría de imagen con un servicio de sastrería y camisería, very high end, por calificarlo de algún modo.
La especialidad de Grau está en el estudio morfológico y la colorimetría para definir estilos de vestir y, por otro lado, en la asesoría en conducta, comunicación y protocolo. Sin embargo, en algunas ocasiones ha optado por recomendar cirugías a sus clientes. Por ejemplo, “cuando llega conmigo un cliente con muchos kilos [de más], lo refiero a otros especialistas, para que pueda bajar de peso. Un nutriólogo, una clínica de adelgazamiento. Cuando ya lo ha conseguido, comenzamos la asesoría de imagen”, explica.
“No es que todos debamos tener un cuerpo escultural”, aclara. De hecho, una buena forma de vestir y una buena actitud puede hacer invisibles algunos kilos de más. Pero en la imagen es importante verse saludable. Además, el sobrepeso extremo puede evitar que una persona adquiera lo más importante: confianza en sí mismo. En ese sentido, Grau recuerda haber sugerido alguna vez a un cliente con obesidad extrema un tratamiento quirúrgico.
¿Qué está entre lo más pedido? A nivel mundial, entre las mujeres el superliderato es muy claro: la cirugía de aumento de senos (1.4 millones de operaciones) por medio de prótesis de silicona, complementada con técnicas de levantamiento, redistribución de grasa y algunas más, que llevarían el total por encima de los dos millones. Le siguen la lipoescultura con 1.2 millones, y la cirugía de párpados con poco más de un millón.
Respecto de los tratamientos no quirúrgicos hay que hablar del bótox y el ácido hialurónico –con 4.2 y tres millones, respectivamente– como los líderes únicos. La tendencia se observa de forma similar en México, aunque en el país la rinoplastia (la corrección de nariz) se acerca mucho más a los punteros.
En cuanto a los hombres, la realidad vence a los convencionalismos. La intervención quirúrgica número uno en el mundo es la de párpados (286,418), seguida de una muy particular: la ginecomastia (236,371). Si bien el nombre se refiere al padecimiento y no al tratamiento, en general esta cirugía extrae las glándulas mamarias de hombres que las desarrollaron a un tamaño que no les parece adecuado. La razón es hormonal, estrictamente hablando, aunque también se agrupa en esta estadística a la operación por causas de obesidad. La tercera es la operación de nariz, con 217,000 casos. Al igual que con las mujeres, el bótox y el ácido hialurónico dominan los tratamientos no quirúrgicos.
“Actualmente, los hombres están más abiertos a someterse a cirugías cosméticas para optimizar su aspecto físico”, apunta el Dr. Hoyos.
En su experiencia, una gran mayoría acude a hacerse lipoescultura, con el objetivo de “verse más atléticos sin sufrir tanto en el gimnasio”. Ello incluye hombros, brazos, abdomen, pectorales, espalda, cintura y piernas. En tanto, las áreas preferidas para la lipo en mujeres son: abdomen, piernas, brazos y glúteos.
ADIÓS A LOS MITOS
Contrario a lo que se pensaría, el trasplante de pelo no está entre las mayores preferencias de los hombres –no obstante la técnica ha avanzado mucho desde aquellos looks de “alfombra tejida” o de “muñeca”–. Quizá porque la calvicie es uno de esos factores que puede remontarse con un buen corte y otros recursos de imagen, apenas unos 135,000 trasplantes se registraron en 2016, de acuerdo con las estadísticas de ISAPS.
“Depende de la cuestión anímica del hombre”, señala Justo Grau. “A todos los hombres les preocupa la caída del cabello, pero cuando se entra en cuestiones de depresión o pérdida de confianza, aconsejo implantes”.
La imagen ejecutiva no parte de verse atractivo. “Tiene que ver con la confianza, la seguridad, el empoderamiento que va a sentir la persona. Esto conduce a una aceleración social”, agrega el experto.
En ese sentido, el otro motivo para recomendar un tratamiento puede ser un “esteticismo”, una forma elegante de nombrar algún defecto, como ser “un hombre a una nariz pegado”, como diría Francisco de Quevedo, o tener las orejas muy salidas. (Casi 300,000 operaciones de oreja se registraron en 2016, por cierto).
“En la mayoría de los casos, la insatisfacción con algunas zonas del cuerpo es lo que hace
a las personas acudir a las cirugías o a tratamientos no invasivos con el fin de verse de otra manera, con un trasfondo de autoestima”, aclara el Dr. Hoyos.
Para Grau, se trata de eliminar un obstáculo para sentirse plenamente seguro, que es lo que cuenta. “Mi trabajo consiste en empoderar a las personas, que ganen seguridad, que proyecten quiénes son: su marca personal, a través del vestido, el corte de cabello, higiene personal y cuestiones que también trascienden a lo que se ve, como la comunicación”.
Pero independientemente de alentar la seguridad, los tratamientos están generando toda una industria: el turismo estético.
TODOS A VIAJAR
El mundo tiene diversas capitales en cirugía estética. La más cercana a México es Estados Unidos, en donde abundan los especialistas en procesos corporales como la cirugía de senos, la definición abdominal y la de glúteos, todo ello a cargo de más de 6,600 cirujanos certificados. Y el otro gran gigante, Brasil, no se queda atrás, con todo y su aportación a la cirugía mundial: los glúteos brasileños y más de 5,500 especialistas.
“México tiene una larga tradición de cirugía estética de alta calidad; algunos de los cirujanos más reconocidos están ahí”, apunta el Dr. Hoyos –en entrevista desde Bogotá–, quien añade que la alta calidad de los hospitales y clínicas de Colombia están sumando a este país al círculo de los más frecuentados.
Hasta 5% de las cirugías que se reportan en Estados Unidos (unas 250,000) se efectúan a pacientes extranjeros, entre los cuales el primer lugar lo ocupan los mexicanos, seguidos de canadienses e ingleses. Por su parte, 10% de las cirugías en México, se efectúan a estadounidenses, canadienses y colombianos. En Colombia, el porcentaje asciende a 15%, destacando gente proveniente de la Unión Americana, España y Canadá.
Siendo exactos, por encima de Colombia sólo están Egipto (15%) y Líbano (22.5%), lugares preferidos por los países árabes y Tailandia, en donde 60% de sus tratamientos son para extranjeros, principalmente de Australia, Nueva Zelanda y Singapur.
La cirugía estética y los tratamientos no quirúrgicos son, por tanto, una industria que seguirá creciendo, y puede apreciarse que los especialistas en imagen ejecutiva tienen mucho mercado por atender. Hay algunos datos alarmantes: según el Dove Global Beauty and Confidence Report, las mujeres a nivel mundial tienen una tendencia a sentirse cada vez más inseguras respecto de sus cuerpos. Hasta 85% de las mujeres señalaron que se abstienen de actividades importantes en su vida cuando sienten que no se ven bien; 7 de cada 10 niñas dijeron que sus opiniones son menos asertivas y tienen menos probabilidad de apegarse a sus decisiones cuando no están satisfechas con su apariencia.
Otro estudio, de la Universidad de Chapman –con sede en Orange, Cal.–, encuentra que el problema es tanto para hombres como para mujeres. Sólo entre 24 y 26% de los encuestados manifestaron estar “muy satisfechos” con su cuerpo. Esa insatisfacción podría marcar que la industria supere los US$9,500 millones en 2025 y que en México rebase los US$500 millones, si bien la tendencia está marcando que el bótox y compañía terminarán siendo el recurso mayoritario.
Por Jorge Arturo Monjarás