Fumar puede llevar algo más que humo en tus ojos, según una nueva investigación sobre los efectos de consumir más de 20 cigarros al día.
La investigación publicada en la revista Psychiatry Research encontró que los fumadores crónicos tienen una capacidad reducida para distinguir colores y contrastes. Experimentan cambios significativos en tu visión del color, tanto en rojo-verde como en azul-amarillo.
Investigadores observaron que los estudios anteriores sobre el hábito de fumar mostraron una evidencia pequeña pero no concluyente de un uso excesivo de tabaco en la visión espacial y de color, pero la reciente investigación amplió los hallazgos anteriores.
En este último estudio controlado de no fumadores y fumadores crónicos, las deficiencias en el procesamiento visual se manifestaron en el grupo de adictos al tabaco. “El consumo autoadministrado de sustancias químicas neurotóxicas puede ser responsable de una pérdida de visión del color en general”, los autores señalaron que se necesitan más estudios para investigar la “reducción del flujo sanguíneo en la retina, el estrés oxidativo e incluso la absorción de nutrientes”.
Por supuesto, fumar también tiene otros inconvenientes. Además de causar enfermedades como el enfisema y los cánceres, eso dejando de lado la cantidad de dinero que gastan los fumadores.
En México, los fumadores activos gastan alrededor de $397.40 en promedio cada mes, según el dato más reciente que arroja la Encuesta Nacional de Adicciones 2011, la cual también señaló que compran 8.8 cajetillas mensualmente. Lo anterior lleva a un gasto de $4,768.80 anuales.
De acuerdo con la Asociación Panamericana de la Salud, el consumo de tabaco es la principal causa de mortalidad evitable a nivel global.
Señaló que cada año mueren cuatro millones de personas en todo el mundo por enfermedades relacionadas al consumo del tabaco –una persona cada 10 minutos–. De esa cantidad, 53,000 muertes provienen de México –147 muertes cada día–. En dicho país, la cantidad de fumadores incrementó de 9 a 13 millones de en solo dos décadas.
Por Brittany Shoot y Sandra Pérez
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