Los especialistas mantienen opiniones divididas sobre el impacto que tendría en el país y si este debiera o no reducir la tasa del ISR.
Este fin de semana el Senado de Estados Unidos aprobó la propuesta de reforma fiscal del presidente Donald Trump, que entre otros asuntos, tiene el objetivo de reducir la tasa del Impuesto Sobre la Renta (ISR), de un 35% a un 20%.
La reducción provocaría un beneficio directo a las compañías establecidas en este país en un plazo de dos años y ahorrarían aproximadamente 1.5 millones de dólares.
Según el presidente de Estados Unidos, esta medida fomentará la creación de mejores salarios, atraer a las empresas para que inviertan en el país y al mismo tiempo regresar a las empresas a el país vecino.
Sin embargo, para México el panorama no es tan favorecedor y la incertidumbre sobre cómo reaccionaría la economía de México a corto y mediano plazo a partir de la puesta en marcha se hace latente.
El director del departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), Alejandro Werner, declaró que la movida de Estados Unidos sería un reto para México, por lo que las autoridades mexicanas deberán fortalecer el sistema fiscal nacional para evitar que las inversiones de empresas estadounidenses y extranjeras se alejen del país.
“El hecho de que la economía más grande del mundo cambie su esquema de ISR corporativo va a tener repercusiones a nivel mundial (…) probablemente nos tiene que llevar a lo que se ha dicho en México en los últimos años de bajar el ISR, seguir ampliando la base y los impuestos indirectos”, dijo Werner tras participar en la XLV Convención del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas.
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Los expertos se muestran dudosos ante la reforma de Trump, ya que el ISR es uno de los ingresos tributarios más importantes para México, pues representa casi el 50% del total de la recaudación.
Al igual que en México, el ISR también es la fuente de ingresos más importante que se utiliza para financiar el gasto público en otros países, como Australia, Canadá, Dinamarca, Islandia, Irlanda, Nueva Zelanda y Suiza, en los que al igual que en México y Estados Unidos el monto supera el 40%, según datos del reporte Revenue Statistics 2017, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Sin embargo, de llegar a aprobarse luego de que esta semana la Cámara de Representantes y el Senado empaten los cambios al documento, Estados Unidos se convertiría en el país con el ISR más bajo para las empresas (20%).
Ante este escenario, México deberá volverse más competitivo a fin de evitar la fuga de capitales. Sin embargo, un análisis macroeconómico de BBVA Research estima que las afectaciones no serían tan catastróficas para la inversión en el país, ya que aún con un ISR del 20% del país vecino, México continuaría siendo más competitivo.
Por otro lado, dejar la producción manufacturera en manos de los mexicanos continuaría siendo al menos 10% más rentable que en ese país considerando factores como los impuestos estatales, costos laborales y de producción.
Reducir el impuesto, ¿sí o no?
Pese a los señalamientos de algunos analistas que creen que será necesario que México evalúe a la baja sus tasas del ISR, BBVA cree que el país no debería considerarlo.
“La tasa de impuestos no es el único, ni el principal factor que determina las decisiones de dónde invertir”, indicó, ya al reducirse el ISR, la compensación automáticamente iría a aumentos en otros impuestos que amortiguaran las pérdidas.
Un análisis de El Financiero Bloomberg estima que de llevarse a cabo una reducción, México perdería poco más de 200,000 millones de pesos en recaudación.
Por su parte, el economista principal de Integración y Comercio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Paolo Giordano, durante la presentación del estudio “Oportunidades de diversificación comercial de México”, declaró que la medida fiscal de Estados Unidos sí restaría competitividad a México, ya que las empresas podrían escoger a Estados Unidos sobre México, al pretender reducir gastos sobre la carga tributaria que cada país exige.
Pero su postura general es similar a la de BBVA: “Creo que el impacto de la reforma fiscal puede ser importante, pero hay que tener cuidado de no sobreestimar, porque se podrían tomar decisiones, como reducir los impuestos, que después no necesariamente inciden realmente en las estrategias de las empresas”, señaló.
Otros expertos en el tema sostienen una opinión pesimista y consideran que es necesario fomentar la discusión en cuanto a la reestructuración de impuestos para las empresas en México.
Eduardo Barrón, Socio de Impuestos Internacionales en Deloitte México, declaró que “la misión principal de las autoridades fiscales mexicanas, en este caso, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, podría ser la de redoblar los esfuerzos de fiscalización y redoblar los esfuerzos para incrementar la base de contribuyentes”.
En Estados Unidos, un análisis del Centro de Políticas Fiscales (The Tax Policy Center) demostró que los efectos serían temporales y que el impacto en la propuesta afectará únicamente a los contribuyentes individuales.