La pobreza es permanente y en realidad “todos nos estamos defendiendo de no empobrecernos”, afirmaron expertos del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM. Desde hace 25 años, 62 millones de mexicanos carecen del ingreso suficiente para adquirir la canasta básica, señalaron en conferencia de prensa.
Hasta 2016, el 56% de los mexicanos no tenía acceso a la seguridad social (por accidentes profesionales, enfermedades, jubilación, invalidez o vejez) y 19 millones de personas carecían de acceso a servicios médicos, dijo Andrés Blancas Neria, investigador del IIEc.
“La gente acepta un trabajo en donde sea”, Ana Patricia Sosa, investigadora del IIEc
Al cierre del primer trimestre de 2018, 16% de los hombres y 14% de mujeres se encontraban en condiciones críticas de empleo: trabajan menos de 35 horas a la semana o más, pero con ingresos menores al salario mínimo; o más de 48 horas semanales, con ingresos de hasta dos salarios mínimos. “La gente acepta un trabajo en donde sea”, añadió Ana Patricia Sosa Ferreira, investigadora del IIEc.
La atención a la pobreza, aclaró la experta, no considera la desigualdad –que es estructural– ni a los procesos de empobrecimiento. Señaló que se necesitaba de una política económica con perspectiva de crecimiento, no sólo de la macroeconomía.
“El crecimiento económico debe crear empleos sostenibles, formales y bien remunerados”, Blancas Neria, investigador del IIEc.
Sosa explicó que detrás de la pobreza está la desigualdad. Para ejemplificarlo diho que existen municipios en donde entre 75 y 100 por ciento de la población vive en esta situación.
También dijo que programas gubernamentales de apoyo solo son “políticas de alivio a la pobreza, no de solución o de freno al empobrecimiento”.
Agregaron que os programas asistenciales (alrededor de 36) de empleo temporal, inversión y pequeñas empresas estimulan el consumo, pero no las actividades productivas.
Blancas consideró que el problema de la informalidad afecta la productividad de la economía en su conjunto: en México, la mayoría de las empresas son pequeñas e informales y absorben una gran parte del empleo, comentó.
En 2017, del total de personas jóvenes ocupadas, 59.9% tenía un empleo informal, con bajas expectativas para acceder a vivienda y educación. El problema fundamental que impide resolver la pobreza es el desempleo.
“Se requiere una armonía entre las políticas monetaria, fiscal, industrial y exterior, y resolver las diferencias de desarrollo regional”, señaló Blancas.