LOS INITIAL COIN OFFERINGS (ICOs, por sus siglas en inglés) han vivido un auge como alternativa a las inversiones convencionales para que startups logren recaudar fondos a través de crowdfunding. ¿La diferencia entre ambas opciones? Los tokens de las ICO sirven más tarde como moneda de cambio en una nueva plataforma, lo que abre más posibilidades de ganar para los inversionistas.
Sin embargo, pocas personas parecen entender las divergencias entre el mundo tradicional de las inversiones y las innovadoras ICO. Con esto en mente, los investigadores del Boston College, Leonard Kostovetsky y Hugo Benedetti, conjugaron la economía y Twitter para hacer un diagnóstico de la salud de las startups a través de un análisis de sus tuits.
Se examinaron las cuentas de Twitter de 4,000 empresas con recaudaciones de al menos US$12,000 millones de enero de 2017 a abril de 2018. Al finalizar el estudio determinaron que sólo el 44.2% de las startups fondeadas por ICO sobreviven después de 120 días. Estos hallazgos podrían ser un indicio de una burbuja latente, pero hay un detalle interesante: durante un período de tenencia promedio de sólo 16 días, los inversores obtuvieron rendimientos del 179%. No sólo eso: cuando las empresas convencionales salen a bolsa, lo usual es que el valor de sus acciones disminuyan. Con las ICO pasa todo lo contrario: 30 días después de enlistarse, sus retornos llegan a ser un 48% más altos que canastas de criptomonedas establecidas, como el Bitcoin.
Es un hecho que las ICO hacen que los inversionistas ganen dinero. Los hallazgos de Kostovetsky y Benedetti también sugieren que los empresarios aún no han entendido del todo cómo funciona el mundo de las ICO. Mientras países como China prohíben por completo el comercio de criptomonedas, y México sólo regula las transacciones entre exchanges, Estados Unidos está viviendo un ensayo que, bien jugado, genera jugosas ganancias. Los fondos recibidos durante la ICO pueden ser revendidos a un precio más favorable en otros sitios o bien usarse para recibir dividendos.
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