El pasado 3 de julio murió Wang Jain, co presidente de HNA Group durante viaje de negocios e Francia. La policía dijo que aparentemente fue un accidente: el directivo estaba posando para una foto sobre un muro y cayó, llevándole esto a la muerte.
Wang, de 57 años estaba a cargo de la estrategia de HNA y llevaba a cabo operaciones cotidianas, según dijeron fuentes familiarizadas con el asunto, mientras que su colega y cofundador, Chen Feng, era la cara pública del grupo, de acuerdo con Reuters.
A pesar de que la empresa china ha realizado inversiones multimillonarias y tiene cobertura internacional, HNA Group, con sede en Hainan, en el sur de China, todavía carece del estatus de marca que se busca ansiosamente. Eso a pesar de que ha acumulado decenas de miles de millones de dólares en la compra de activos extranjeros desde 2015, en todos los continentes, incluyendo US$5,660 en los últimos seis meses, de acuerdo con la firma Dealogic. Tan sólo en Estados Unidos sus inversiones han alcanzado US$35,000 millones.
En los últimos dos años, alrededor de un millón de millones de dólares han salido de China; en tanto individuos y compañías locales han hecho fortunas en su país, y los bancos propiedad del Estado siempre dispuestos a realizar préstamos, invirtiendo en otros lugares. Entre esas empresas, una de las más agresivas ha sido HNA. Su acuerdo de alguna manera pone de relieve cómo un puñado de grupos chinos se han hecho de activos occidentales, especialmente desde la crisis económica de 2008, lo que al mismo tiempo arroja preguntas sin respuesta sobre la propiedad y la transparencia.
En el caso de HNA, sus ejecutivos han cruzado el mundo en un frenético espíritu de compra, haciendo negocios a través de un laberinto de filiales en China y en el extranjero. Las adquisiciones han incluido nombres familiares para estadounidenses y europeos. Entre ellos están los Hoteles Carlson de Minnesota, propietarios de los hoteles Radisson y Park Plaza, que HNA compró definitivamente en diciembre pasado por una suma no revelada. En marzo de este año, se hizo del 25% de Hilton Worldwide Holdings, el grupo hotelero de Blackstone, por US$6,5000 millones. Y en mayo aumentó su participación en Deutsche Bank para convertirse en su mayor accionista, con alrededor de US$3,700 millones.
La lista continúa: HNA es propietaria de Gategroup, el gigante del catering de aerolíneas, así como de Swissport, el gigante de servicios de aviación. En abril de este año, la filial de arrendamiento de aviones de Dublín HNA, Avolon Holdings –que HNA compró en 2016– adquirió el brazo de arrendamiento de aeronaves de la firma financiera neoyorquina CIT Group por US$10,000 millones, convirtiendo a HNA en el tercer mayor arrendador de aviones del mundo.
Sus propiedades inmobiliarias en Estados Unidos incluyen 245 Park Avenue en Midtown Manhattan, que compró en marzo de este año por US$2,200 millones. En diciembre, HNA fue a California y adquirió Ingram Micro, la compañía con sede en Irvine que es el mayor distribuidor mundial de productos tecnológicos, con operaciones en unos 160 países. El precio: US$6,000 millones (en efectivo). Hay un cúmulo de compras que, según el estándar de HNA, pasan casi desapercibidas: ocho campos de golf comprados en el estado de Washington por US$137.5 millones en octubre pasado, por ejemplo. En enero, HNA Capital, una de las subsidiarias del grupo, gastó unos US$200 millones en una participación mayoritaria en el fondo de cobertura de Nueva York SkyBridge Capital, según HNA. Ese acuerdo podría haber pasado inadvertido si el vendedor no hubiera sido Anthony Scaramucci, un importante financiador del presidente Donald Trump.
A medida que suma nuevos negocios y propiedades, HNA está haciendo un rápido ascenso en el ranking Fortune Global 500. La compañía apareció por primera vez en
la lista en 2015, en el número 464. El año pasado saltó a la posición 353. Y este año es el número 170, con unos US$53,000 millones en ingresos –una ganancia de casi 80% en los 12 meses anteriores–. Habría que agregar en un año completo de Ingram Micro, que el año pasado tenía unos US$42 mil millones en ventas, y el grupo de HNA debe fácilmente romper el top 100 del Global 500 en 2018.
Pero la sed de HNA por el crecimiento parece estar lejos de saciarse. Un hecho que quedó claro cuando los altos ejecutivos de la compañía se encontraron con Fortune durante varios días a finales de junio. Era una ventana rara hacia una compañía privada. Los ejecutivos describieron objetivos que parecían tremendamente ambiciosos, hasta considerar que HNA empezó desde cero hace sólo 24 años, haciéndola más joven que Apple.
De hecho, el hombre que dirige HNA hoy está concentrado en convertirla en una de las empresas más grandes del mundo, punto. “Tenemos el objetivo de estar entre las 10 mejores”, dice el CEO de HNA, Adam Tan (su nombre chino es Tan Xiangdong), sentado en su suite en París la mañana después de la espectacular cena de la compañía, un evento de caridad que se lleva a cabo en una ciudad diferente cada año, en el cumpleaños de su multimillonario fundador y presidente, Chen Feng.
La cena de París dio inicio a la “Semana Internacional” de HNA en París, en la que grandes clientes, banqueros (entre ellos Goldman Sachs y J.P. Morgan) y socios de negocios convergieron durante varios días para sostener reuniones. En el campo de Golf Nacional cerca de Versalles, fuera de París, HNA lanzó el primer HNA Open de France, una gira europea de la PGA que ahora patrocina. Todo eso es un branding muy valioso para una empresa que se aferra a la cima. Adam Tan, conocido en la organización simplemente como Adam, señala que no sabe cuánto tiempo le tomará a HNA convertirse en una de las compañías más grandes del mundo. Pero está seguro de que llegará a esa meta. Ayuda –admite– que el negocio está en auge en este momento. “Ganar dinero es tan fácil”, declara riéndose. “Ahora somos los genios”.
Para HNA las negociaciones a menudo empiezan mucho antes de que Adam aparezca en persona, tal vez incluso antes de que sus objetivos conozcan la existencia de HNA. Ese fue el caso con Ingram Micro. En septiembre de 2015, el asesor financiero de la HNA, CICC, dijo al representante de Beijing de Ingram que su cliente estaba “interesado en hacer una inversión”, sugiriendo que quería comprar una participación de 20%, según la SEC de 185 páginas, que se lee como un estudio sobre las tácticas corporativas de HNA.
En California, la respuesta fue mixta. “Mi primer instinto fue: ¿Por qué?”, asegura el CEO de Ingram Micro, Alain Monié, en París. “No estábamos viendo nada”. Nacido y criado en el sur de Francia, Monié había pasado años en Asia con Honeywell y había hecho negocios en China. No obstante, aclara, “ni siquiera había oído hablar de HNA, francamente”.
Pronto lo haría. En noviembre de 2015, Adam Tan y los altos funcionarios de HNA volaron a California para reunirse con Monié en el avanzado centro logístico de Ingram Micro en Mira Loma. Tan, un hablante fluido de inglés con un ingenio seco, intercambió historias personales con Monié y discutió
las estrategias de sus compañías. Monié dice que se dio cuenta de que Tan había estado siguiendo la expansión de Ingram Micro desde lejos.
Los dos hombres siguieron hablando esa noche durante una larga cena en el complejo de golf Pelican Hill en Newport Beach. Ahí, Tan le confesó a Monié su verdadera intención: comprar Ingram. Tan dijo que quería que la compañía siguiera operando como estaba, desde California bajo el liderazgo de Monié. A cambio, HNA –financiado en parte por los bancos estatales de China– estaba dispuesto a pagar una prima sustanciosa. Cuando HNA finalmente adquirió Ingram y la convirtió en privada en diciembre pasado, los accionistas recibieron un 31% sobre el precio de las acciones el día en que se anunció el acuerdo. La oferta había sido demasiado buena para negarse.
Pero el dinero no era lo único en juego. Al igual que otras adquisiciones de HNA, hubo otra tentación crucial: acceso fácil al vasto mercado de China. Monié dice que a Ingram Micro le había costado trabajo progresar en China, a pesar de que la compañía había operado allí durante más de 20 años; el año pasado China generó sólo alrededor del 3% del negocio global de Ingram. Y mientras Ingram Micro invirtió fuertemente en tecnología de la nube, la obtención de una licencia para eso en China requería la mayoría de propiedad china. “El mercado es muy duro, con competidores locales muy fuertes”, dice Monié. “Es posible ver cuántas empresas que no son chinas han tenido éxito en China sin una asociación china. Hay muy, muy pocas”.

Bajo la titularidad de HNA, los negocios de Ingram en China han aumentado, afirma Monié. Él predice que se cuadruplicará en los próximos cinco años. Por parte de HNA, Tan explica que la compra de una red global de distribución de tecnología es parte de la expansión de HNA en las industrias de infraestructura y materias primas, incluyendo el transporte puerta a puerta y de carga.
En marzo, HNA compró el 51% del negocio de almacenamiento de petróleo de Glencore, el gigante suizo de materias primas, por un monto total de US$775 millones. Monié ve el potencial de Ingram para crecer en otra dirección también. Las empresas chinas pueden ahora utilizar la red de distribución de Ingram en 160 países para exportar a nivel mundial. “Hay muchas compañías que son grandes en China, pero no en el exterior”, señala Monié. “Nos dicen: ‘ayúdanos a salir de China’. Es una oportunidad gigantesca”.
Hasta ahora, Monié parece muy complacido con sus dueños chinos, especialmente porque, aparentemente, su empresa todavía parece ser estadounidense. Tan –fan declarado de la Unión Americana– asegura que no tiene ningún deseo de cambiar esa percepción; de hecho, es parte esencial de su estrategia. “Esta es una empresa global”, sentencia. “Tiene raíces chinas. Pero dos tercios de los ingresos se encuentran fuera de China. Hay 45,000 empleados en Estados Unidos”.
Por Vivienne Walt