Tres economistas en jefe de grupos financieros en México comparten sus previsiones para este 2020.
En 2020, México crecerá más que en 2019, pero será aún un ritmo muy lento para un país emergente: entre 0.9 y 1.2%. La inflación permanecerá controlada y las tasas de interés podrían ir a la baja, pero la inversión, pública y privada, seguirá débil y el consumo puede empezar a verse afectado por tantos trimestres de estancamiento.
Tres economistas en jefe, Alonso Cervera, de Credit Suisse; Gabriela Soni, de UBS; y Carlos Serrano, de BBVA en México, comparten con Fortune en Español sus predicciones para el próximo año.
CRECIMIENTO
El incremento de 3% que el PIB PIB mexicano promedió hasta 2016 está lejos. El Gobierno apunta a 2% en 2020, que para la mayoría de los analistas peca de optimismo. El promedio de la encuesta del Banco de México es de 1.2%, mientras que Credit Suisse prevé 1.6%; BBVA, 1.2% y UBS, 0.9%.
“La economía mexicana se encuentra en un periodo de estancamiento. La moderación se atribuye, entre otras razones, al ambiente de incertidumbre política que ha debilitado la confianza de los inversionistas”, describe Soni, de UBS. Serrano, de BBVA, coincide: explica que hay una caída en la inversión, no solo pública, que ya venía de bajada y que en el año cayó casi 4%.
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Según el economista, detrás está la “incertidumbre derivada de algunas decisiones tomadas por la nueva administración, que hacen pensar a los inversionistas que no hay claridad respecto a las políticas económicas que se van a seguir”.
En opinión de Cervera, de Credit Suisse, en los próximos meses será clave monitorear el comportamiento de la confianza empresarial y del consumidor para ponderar el posible desempeño de la inversión y consumo del sector privado para el siguiente año.
FINANZAS PÚBLICAS
El compromiso que hasta ahora ha mostrado el Gobierno por mantener el equilibrio fiscal, conservar su gasto a raya y no incrementar su deuda. Sin embargo, según Soni, existen riesgos de presiones fiscales.
“Nos parece que el supuesto (del Gobierno) de producción de petróleo es optimista y, por tanto, vemos difícil que se logre. Eso, junto con la continua ayuda a Pemex, puede presionar las finanzas públicas del país”, advierte la economista en jefe de UBS.
De enero a septiembre, Pemex acumuló pérdidas por 176,400 millones de pesos (mdp).
La calificadora de riesgo Fitch Ratings ya realizó una baja en su calificación crediticia a grado especulativo; si Moody’s o Standard & Poor’s lo confirman en 2020, los fondos de inversión más importantes tendrían que vender sus posiciones en bonos de Pemex, lo cual terminaría golpeando al peso.
Para Serrano, economista en jefe de BBVA, la manera de atacar la situación es atraer capital privado a través de la figura de los farm outs. “Por más que se quiera, el Gobierno no cuenta con el espacio fiscal para darle todo el apoyo que necesita”.
CONSUMO
Hasta ahora, la desaceleración no ha afectado signficativamente al empleo y al consumo, aunque crecen a menor ritmo.
“La tasa de desempleo en México está en 3.8%, mientras que en Brasil está en 11.8%: es una tercera parte”, señala Soni. En su opinión, el consumo, uno de los motores económicos, ha tenido buen desempeño; pero esta resiliencia podría terminar.
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El sector industrial llegó a septiembre con una caída de 2% anual y la construcción se ha contraído 7.73%, según información del Inegi. Un menor crecimiento traería consigo un deterioro adicional en las finanzas públicas que podría ocasionar un nuevo recorte en el gasto público.
“El gobierno tendría que buscar maneras de incrementar la captación de impuestos, ampliando la base de contribuyentes o terminando la exención de IVA a alimentos”, advierte Serrano a su vez.
FACTORES EXTERNOS
La economía estadounidense estará cumpliendo en 2020 un ciclo de expansión de 10 años, el más largo de los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. De ahí que los economistas esperan nerviosamente que llegue a su fin.
Entre los signos del “apocalipsis” destacan la guerra comercial entre EE.UU. y China, y el crecimiento de apenas 0.1% de Alemania durante el tercer trimestre de 2019.
“El principal factor de riesgo (para México) sigue siendo externo, y radica en el estado de la economía de EE.UU. Nuestro pronóstico es que el PIB en esa nación crecerá 1.9% en 2020 en términos reales. El riesgo parece estar sesgado a la baja; en caso de materializarse, quizá veríamos una economía mexicana más débil”, define Cervera.
En opinión de Soni, lo que ha evitado una mayor contracción económica en México son sus exportaciones, pero si la economía de EE.UU. se desacelera, el impacto será mayor. “Hemos visto una caída en la importación de bienes de capital, lo cual anticipa una menor demanda externa”.
Para Serrano, el efecto sería grave, pero la recesión de ese país no está en su escenario base para 2020. El principal riesgo externo, considera, es la falta de ratificación del T-MEC, que podría restarle varios puntos a su estimado del PIB.
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EL FACTOR EE.UU., CHINA Y T-MEC
SEÑALES POSITIVAS
El gobierno centra sus esperanzas para reactivar la economía en el Plan Nacional de Infraestructura, que en una primera etapa se apoyará sobre todo en la inversión privada en unas 60 obras, que involucran cerca de 158,000 mdp y entre las cuales se consideran carreteras y ampliación de aeropuertos.
La inversión privada en infraestructura le restaría presión al gobierno federal y, por ende, mantiene el equilibrio del peso mexicano, sostenido en gran parte por una de las tasas de interés reales más altas del mundo: 7.75% contra 1.75% de la tasa base de la Reserva Federal.
Cervera, quien es más optimista con respecto al crecimiento, expresa que entre los sectores que podrían presentar un mejor desempeño están el financiero, el minero (vía mayor extracción de petróleo) y el de la construcción.