México debe ejercer estrategias de gestión de riesgos para evitar no sólo contagios, sino daños a la economía local y a las empresas.
Por Arantzatzú Rizo
Países como México donde aún no se enfrenta una emergencia como la del coronavirus, tienen la oportunidad de ejercer estrategias de gestión de riesgos para evitar no sólo contagios, sino daños a la economía local y sus empresas.
El país debe entrar en la etapa de anticipación temprana de casos y estar atento a revisiones en zonas vulnerables.
Además, debe establecer medidas en la frontera de mayor impacto; medir tiempos de respuesta, y valorar la disponibilidad de recursos humanos, económicos y de infraestructura, asegura Gerardo Herrera, director de Consultoría de Riesgos para Latinoamérica de Marsh & McLennan Companies.
Anticipa que el coronavirus, surgido en China en diciembre pasado, tiene ya un impacto económico global que “en algunos casos será severo para el mundo y sus empresas”.
Afirma que son innumerables las empresas mexicanas cuyos productos tienen un retraso en entregas, con compromisos rotos y fechas inciertas.
“Muchos puertos ya están detenidos; Panamá, por ejemplo, tiene una economía relacionada con su cruce de barcos por los dos puertos que tienen y hay una gran cantidad de demoras, cargas en tránsito de diversas embarcaciones que vienen de China y van a la costa este de Estados Unidos”, explica.
Sostiene que lo anterior es una muestra del impacto severo, comercial y económico que el virus puede tener para empresas y países.
Prevé que en México ocurrirá igual, y de ahí que el gobierno y los organismos empresariales deben establecer medidas que incentiven a las empresas más afectadas, aquellas con gran dependencia de China.
Dice que se deben elaborar mapas de riesgos, pero también reducir envíos que no tendrán accesos rápidos y eficientes, además de echar mano de nuevos clientes y cubrir faltantes con otros proveedores.
Pronostica que habrá sectores que, por normatividad o tradición, estarán más preparados que otros, como el financiero con altos procesos de gestión de riesgos, o la minería y aviación; otros no, como el comercio minorista, la hotelería de menores estrellas y el entretenimiento.
La cuestión entonces es estar preparados para reaccionar a tiempo y no perder ventajas competitivas; así, la gestión del riesgo económico, asegura Herrera, es “no sólo anticipar el impacto que tendrá en el corto plazo, sino saber cómo enfrentar lo que nos vendrá en seis meses o un año; ese será el secreto”.
Considera que cualquier riesgo sin identificación o planeación merma la capacidad de respuesta de una organización, empresa o país; puede provocar altos costos, fuertes caídas en ventas, pérdida de competitividad y, en el caso de epidemias, muertes.
De ahí la importancia de herramientas que ayuden a planificar, identificar a tiempo y poner en marcha un sistema inteligente de contención.
“La gestión de riesgos no es como un título académico, sino algo absolutamente imperativo para cualquier organización, país o empresa”, sostiene.
Marsh & McLennan Companies y el Foro Económico Mundial presentaron en enero pasado el Global Risk Report 2020, un estudio en que cientos de expertos detallan la importancia de establecer medidas ante amenazas y su impacto en las empresas, países y organizaciones.
El escenario global, afirma Herrera, no deja espacio para que la gestión sea sólo particular: “Los países y empresas no pueden actuar de forma individual; deben hacerlo en conjunto, esa es la primera condición”.
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Deben hacer una clara identificación de los riesgos, explica, “para ubicar cuáles son; por ejemplo, con el coronavirus, saber alrededor del brote qué impactos habrá”.
La otra condición, amplía, es la comunicación y la fuerza del mensaje. Esto también puede representar un riesgo y crear efectos adversos si no se hace con conciencia social: “Puede provocar un resquebrajamiento de la confianza”.
Por eso, reitera, países y empresas que a nivel local aún no tienen una identificación deben empezar a actuar.
Fuente: Marsh & McLennan Companies.