Expertos pronostican un mejor año para la región, pero el malestar social podría opacarlo.
Por Jorge Arturo Monjarás
La guerra comercial entre Estados Unidos y China, la desaceleración de la economía de los países desarrollados y la ola de malestar social que cunde en América Latina podrían hacer de 2020 un año convulso para la región.
En noviembre, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) revisó a la baja las proyecciones de crecimiento para la economía latinoamericana de 2019, a un 0.1%. Según el organismo, 2020 será un año con una modesta recuperación, con una expansión aproximada de 1.4%.
Los países que encabezarán ese ligero avance son Brasil, Colombia, Perú y países de América Central. Y México, que según distintos grupos financieros crecerá entre un 1.1 a 1.4%, contribuirá discretamente a este objetivo.
“Han sido malos años para Latinoamérica… los últimos ocho o 10. Podemos pensar en hasta otra década perdida”, afirma Marco Oviedo, director de Investigación Económica para América Latina de Barclays.
SENTIDOS OPUESTOS
Sudamérica vive un gran cambio estructural por la desaceleración de China en la última década.
La era de los commodities (petróleo, carbón, soya, cobre, estaño) comprados a muy buen precio por los chinos se terminó para América del Sur, así que se vió forzada a reinventarse.
Esto, ni siquiera si se considera a Venezuela, por supuesto. Brasil apenas va de salida de una larga caída y estancamiento, mientras que Argentina ha vuelto a caer en recesión. Chile mismo ha visto mejores años.
Sin embargo, hay avances. Brasil prevé duplicar su ritmo de crecimiento, para situarse por encima de 2%. El presidente Jair Bolsonaro está muy encaminado en el tema fiscal y monetario, pero tiene el reto de instaurar más reformas y continuar con las privatizaciones.
El peso del Estado brasileño es de 50% del PIB, cuando en México se sitúa en 25%. “Si logra privatizar los aeropuertos sería una victoria importante y hay quien piensa que podría desprenderse del Banco do Brasil”, apunta Oviedo.
Pero está forzado a dar resultados, pronto: “El riesgo es que la gente empiece a pensar que estaba mejor con Lula”, explica Claudio Irigoyen, economista en jefe para América Latina de Bank of America.
El malestar social es un factor de tensión. Políticamente, unos países transitaron de gobiernos de izquierda a alternativas de derecha, otros en sentido inverso. Bolsonaro llegó con la ola de descontento por la caída económica que de paso llevó a la cárcel a Inácio Lula da Silva.
En cambio, Alberto Fernández regresó a Argentina al kirchnerismo ante el fracaso del presidente Mauricio Macri en mantener el equilibrio económico en Argentina.
“Macri creyó que iba a generar un shock de confianza tan grande que le iban a llover las inversiones. No sucedió así. El país no creció y la gente lo castigó”, dice Irigoyen. La economía argentina seguirá en caída durante 2020. Crecerá entre 1.7 y 1.5%, y la gran incertidumbre está en si Fernández logrará una negociación eficaz con los tenedores de bonos de deuda y con el FMI.
De lo contrario los problemas continuarán, como ha sucedido en cada década en la historia de Argentina desde los 1980.
¿Y VENEZUELA?
Los bancos no la siguen ya, por razones de mercado. El FMI espera una inflación de 500,000% en 2020 y otra caída de 10% en el PIB, luego del derrumbe de 35% en 2019. La economía venezolana del presidente Nicolás Maduro tiene hoy la mitad del tamaño que en 2013.
“Estamos ya hablando de una crisis humanitaria, que no tiene salida en el corto plazo”, dice Claudio Irigoyen, de Bank of America. “Los esfuerzos que a principio de año daban esperanza ya se perdieron”, opina Marco Oviedo, de Barclays. Al desastre económico hay que agregar, según acusa el equipo del autoproclamado presidente Juan Guaidó, el supuesto patrocinio de movimientos destinado a desestabilizar la región.
MOVIMIENTOS ANDINOS
Los alumnos bien portados del continente son Colombia y Perú, pues los expertos pronostican que sus economías crecerán entre 3.5 y 4% en 2020, aun en medio de la inquietud social y política.
“Tienen muy buena política macroeconómica, Perú con mejores números fiscales e inflación, Colombia con el reto de continuar reduciendo su déficit de finanzas públicas”, describe Ernesto Revilla, jefe de Estudios Económicos para América Latina en Citigroup.
El avance económico evitaría que crezca el malestar social. Perú avanza en medio de un duro enfrentamiento entre su clase política. El presidente Martín Vizcarra disolvió el Congreso en septiembre pasado y convocó a elecciones para enero de 2020.
La lucha anticorrupción llevó a la cárcel a la excandidata presidencial Keiko Fujimori y provocó en abril pasado el suicidio del expresidente Alan García. A pesar de ello, el país avanza.
En Chile el desencanto social tomó grandes proporciones. Un alza en el boleto del Metro de Santiago provocó una respuesta tan violenta que el presidente Sebastián Piñera tuvo que realizar una serie de reformas y comprometerse a cambiar la Constitución del país. El país, que antes se veía como ejemplo de crecimiento en la región, crece a tasas apenas por encima de 1%.
“El mensaje es que si la gente sale a la calle puede conseguir cualquier cosa. La pregunta es cuál será el próximo país con protestas masivas”, apunta Irigoyen. Francia, Hong Kong, Chile: el brote puede ser inesperado.
El cambio se logró a través de las urnas en El Salvador, con la elección de Nayib Bukele, apunta Oviedo. Bukele tomó la agenda de cambio y le arrebató el poder a los partidos que gobernaron a los salvadoreños los últimos 30 años, Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln).
Oviedo no descarta un buen desempeño económico de este país, mientras su gobierno se concentre en los temas de seguridad y combate la corrupción y busque el apoyo del gobierno de Estados Unidos.
POLÍTICA: EN TODAS DIRECCIONES

¿CÓMO ENCAJA MÉXICO?
Por el momento, la economía mexicana está en el lado de las débiles y frágiles. Los analistas estiman crecimientos de entre 0.9 y 1.4% para 2020, luego del estancamiento en 2019. Estos cálculos incluyen la ratificación del Tratado de México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) entre diciembre y enero.
Estructuralmente diferente al resto de América Latina por su carácter manufacturero y más ligado al comercio con Estados Unidos, México vive un desajuste que lo hizo desaprovechar dos años de buen desempeño estadounidense.
El pronóstico de Bank of America Merrill Lynch es que el PIB crezca apenas 0.9% en 2020. “Creemos que continúa la incertidumbre tanto externa como interna que ha afectado el crecimiento este año”, dice Carlos Capistrán, economista en jefe para México y Canadá del banco.
Los pronósticos de Citigroup no están muy alejados pues esperan apenas un crecimiento de 1% el próximo año.
Los expertos coinciden en que la recuperación de la economía mexicana va de la mano de la inversión, principalmente en los proyectos privados que acaba de dar a conocer el gobierno federal como parte de su Plan Nacional de Infraestructura. “La expectativa de mayor crecimiento, dice Revilla, solo será posible hasta que se normalicen la inversión y el gasto público”.
En opinión de Capistrán la inversión fluirá hasta después de las elecciones estadounidenses, en 2021.
Oviedo, de Barclays, es más optimista pues espera un avance de 1.4% en la economía el próximo año: “Los salarios reales se están recuperando, un regreso de la confianza, que se firme el tratado y que Trump disminuye sus amenazas hacia México”.

T-MEC: NUEVO NOMBRE, NUEVO CONFLICTO
Efectos de mediano plazo
“El mejor acuerdo comercial de la historia”, le llamó Robert Lighthizer, representante comercial de EE.UU., fiel a las afirmaciones del presidente Donald Trump. Desde Washington, el Partido Demócrata buscó también su parte en la victoria política que representó la firma de un protocolo de ampliación del T-MEC el pasado 10 de diciembre en México, en Palacio Nacional, frente al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Los gobiernos de México y Canadá también reclamaron su parte en la victoria. El éxito tiene muchos padres. En menos de 24 horas, los temas pendientes del tratado comercial fueron zanjados, con el fin de que el Congreso de EE.UU. pudiera aprobarlo lo más pronto posible.
Al cierre de esta edición no había certeza de que tal cosa pudiera cumplirse en 2019, con el juicio político en contra de Trump en auge.
Cerrar el capítulo del T-MEC elimina la incertidumbre sobre la permanencia de las reglas de comercio en Norteamérica, pero sus efectos no son de corto plazo, estima Ernesto Revilla, de Citigroup.
“No creemos que la inversión en México en 2020 sea significativamente más alta dado el acuerdo. Va a tomar más tiempo”.
ESTIMADOS DE CRECIMIENTO PARA 2020
