Hay mucho trabajo que hacer.
En 2017, el panorama inflacionario en México se tornó complejo y los analistas estiman que este escenario se mantenga la mayor parte de 2018, aunque con una posible tendencia a la baja hacia el segundo semestre.
Como quiera que sea, hay mucho trabajo por hacer. Al menos así lo dio por sentado el exgobernador del Banco de México, Agustín Carstens, previo a su salida del banco central el 30 de noviembre, y quien ahora despacha en Suiza como gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BIS).
La meta de inflación de Banxico busca el 3% (+/- un punto porcentual), sin embargo, la inflación está a punto de alcanzar los siete puntos porcentuales. A la primera quincena de diciembre, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) se ubicó se disparó a 6.69%, luego de que en noviembre cerró en 6.63%.
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La inflación se ubicó en 6.69% durante la primera quincena de diciembre.
“La inflación tuvo algunos aumentos significativos y rápidos durante el año, y más tarde algunas presiones adicionales, aunque de menor magnitud, que no han permitido que la inflación se mueva más claramente hacia un camino descendente, algo que creo que veremos más claramente el próximo año”, dijo el nuevo gobernador de Banxico, Alejandro Díaz de León, en una entrevista para el diario The Wall Street Journal.
Sin embargo, los analistas creen que será difícil ver la tendencia a la baja. En un reporte reciente, Citibanamex señaló que las cifras de inflación reportadas a la primera quincena de diciembre sugieren que la tendencia a la baja esperada enfrenta factores inerciales más fuertes de lo que se había anticipado.
“Vemos una menor probabilidad de que la inflación pueda converger al objetivo de 3% el próximo año”, señaló la institución financiera.
Desde el tercer trimestre de 2017, la inflación fortaleció su tendencia al alza cuando se registraron presiones sobre la cotización de la moneda nacional, asociadas a diversos factores, especialmente las renegociaciones del TLCAN y la normalización de la política monetaria en Estados Unidos.
Ésta alcanzó 6.66% en agosto de este año y se redujo en los siguientes dos meses. No obstante, la presencia de nuevos choques provocó que al mes de noviembre la inflación general mostrara un aumento respecto a septiembre, al pasar de 6.35% a 6.63%.
En su reporte trimestral, Banxico añadió que el entorno macroeconómico mexicano está sujeto a riesgos. Al alza, que se registre una depreciación de la moneda nacional por un desfavorable en el TLCAN, a una reacción adversa de los mercados a las acciones de política monetaria o fiscal en los Estados Unidos o a volatilidad asociada al proceso electoral de 2018.
Otro riesgo es que los precios de los bienes agropecuarios y de los energéticos, en particular del gas LP, presenten presiones.
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En la última Encuesta de Expectativas realizada por Banxico en diciembre a los economistas, se proyecta una inflación de 6.60 al cierre de 2017 y una de 3.85 al cierre de 2018. Una perspectiva optimista.