Desde hace apenas siete años, México ha visto una invasión de bicicletas y motocicletas que se distinguen gracias a las mochilas de varios colores que portan sus conductores. SinDelantal, Cornershop, Rappi, Uber Eats y Postmates son los responsables de alimentar a miles de usuarios de delivery hoy. Pero, ¿por qué nuestro país es clave para la expansión global de estas compañías?
No hay fila de personas en la entrada del restaurante esperando a que griten el nombre de alguien previamente anotado en la lista de espera.
Tampoco hay mesas con grandes grupos; de hecho, sólo está una pareja –que está a punto de pagar su cuenta– y yo. Pareciera un día tranquilo en el sushi a unos pasos de mi casa en la colonia Del Valle, CDMX. Pero la cocina no para de elaborar pedidos y los repartidores no dejan de llegar. Una mochila verde, seguida por una naranja, luego una negra, se asoma de repente una roja; bicicletas y motocicletas llenan la amplia banqueta; las mochilas deslavadas se estorban entre sí.
A partir de que SinDelantal –proveniente de España– llegó a México en 2012, las cosas han cambiado para todos los involucrados en este nuevo formato de food delivery; consumidores, restaurantes e incluso, los repartidores han experimentado una revolución del cómo pedir y entregar comida a domicilio. En estos siete años otros contendientes aperecieron en escena, los procesos se han depurado y la tecnología ha permitido un mar de posibilidades.
Para algunos proveedores de comida la opción ha sido cambiar su arquitectura para facilitar la entrega de pedidos a los repartidores y evitar que el flujo de los restaurantes se entorpezca. En tanto para los clientes, que se llevan la mejor parte, la vida se ha facilitado con creces.

“Existen muchos restaurantes que no conozco físicamente, no sé ni siquiera dónde están. Aunque suelo repetir mucho mis compras en las apps, todo se guarda y no tengo que hablar con ningún ser humano en el proceso o cargar con efectivo”, confiesa Emilio, de 27 años, quien pide comida a domicilio al menos tres veces a la semana a través de su smartphone.
Por su parte, los repartidores han experimentado la posibilidad de tener una fuente de empleo de fácil acceso, pero también se han visto expuestos a condiciones de trabajo poco convenientes. En muchos casos, los únicos rostros que los clientes ven no tienen prestaciones y se exponen a situaciones peligrosas y vulnerables. En su estudio Trabajar para un futuro más prometedor la Organización Internacional del Trabajo se refiere a esta fuerza laboral resultante de nuevas plataformas como “jornaleros digitales”.
SinDelantal inició la nueva era del food delivery con su llegada a México en 2012. Hoy, Uber Eats es el líder con presencia en 33 ciudades.
Los contendientes de la batalla por la preferencia de consumidores como Emilio se pueden contar con la palma de la mano. Dos estadounidenses, dos latinoamericanos y uno más español. Todos con características, contextos y enfoques diferentes, aunque con un denominador común: vieron algo muy especial en México.
PERDÓN, HABÍA MUCHO TRÁFICO
Imagina tener que llevar comida (muchas veces caliente) de un punto a otro entre autos, camiones, bicicletas, motos y peatones a través de una ciudad que es famosa por su alto congestionamiento vial; además, debes hacerlo en tiempo récord. Según el Global Traffic Scorecard 2019 de la firma INRIX, los habitantes de CDMX perdieron nueve días en el tráfico en 2018, colocándose como la cuarta ciudad con más tránsito en el mundo –sólo detrás de Moscú, Estambul y Bogotá–.
El gran reto que una urbe como la capital del país impone también representa una oportunidad dorada para las delivery apps. Al haber tanto caos vial, los consumidores están dispuestos a evitar ese estrés a toda costa mientras que las compañías tienen un gran potencial de innovación en sus manos.
Justo ese es el caso de Uber Eats que, además de elegir a la Ciudad de México como la primera en su lista de expansión en Latinoamérica, también decidió que era el lugar ideal para implementar su probada fórmula: socios repartidores sin unidad móvil; es decir, hacen sus traslados a pie. Así, el tráfico queda completamente olvidado y, de paso, la contaminación se reduce.
Uber Eats es la compañía con más presencia geográfica en el país, llegando a 33 ciudades de la República. De origen estadounidense, la empresa comenzó a incorporar características clave que poco a poco han conquistado al mercado mexicano.
Acepta pagos en efectivo –considerando que la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2018 del Inegi señala que 68% del total de adultos cuenta con al menos un producto financiero–, hace entregas en la madrugada –evitando el tráfico del día– y da recomendaciones basadas en las preferencias del usuario.
México es ya uno de los 10 mercados principales de Uber Eats a nivel global –inició operaciones en octubre de 2016–, y para conquistarlo utilizó un recurso esencial para la cultura mexicana: los tacos. “Una vez que ingresamos a una ciudad, observamos cómo podemos ofrecer a los consumidores una amplia variedad de opciones, asociándonos con marcas globales y favoritos locales”, explican en entrevista para Fortune en Español. Además de romper el Récord Guinness por la mayor cantidad de tacos vendidos en un día de la mano de El Tizoncito, el 70% de los restaurantes asociados son pymes.
Si bien su futuro en Latinoamérica es prometedor, la división de entregas de Uber tiene ya una larga historia en su país de origen y actualmente no está viviendo su mejor momento.
Mientras su empresa madre se prepara para volverse pública con una valuación de US$100,000 millones, cifra por debajo de las expectativas previas, a principios de año Uber Eats se vio rebasada por su competidor DoorDash con el que comparte al poderoso inversionista japonés Softbank –que también invirtió US$1,000 millones en Rappi–.
“CDMX es una de las ciudades más pobladas del mundo. Esto significa que hay mercado para más de una app de entrega de comida”.
Uber tiene mucha fe en su división de entrega de alimentos, tanto que la ha presentado como uno de los pilares fundamentales para su IPO. A pesar de esto, Uber Eats aún no es rentable y, de hecho, es imposible predecir con certeza si algún día lo será.
Jason Droege está a cargo de UberEverything, el área de la compañía que “mueve todo menos personas”. Travis Kalanick, ex CEO de Uber, y Droege se conocieron en la Universidad de California, donde confundaron una empresa de intercambio de archivos que no prosperó. Ahora con Kalanick fuera de Uber después de los escándalos de acoso sexual y cultura corporativa machista, Droege sigue al frente de este nuevo desafío.
“La comida es una conveniencia, [el consumidor] tiene acceso a más comida de la que tendría sin la aplicación, y a un precio asequible. Y, por lo tanto, es una propuesta de valor muy atractiva en todo el mundo”, afirmó para el podcast Eater.
DESPACIO, PERO SIN PAUSA
En otro lugar del tablero tenemos a Postmates, la más nueva opción para los consumidores mexicanos. También de origen estadounidense, la primera en ese país de hecho, eligió a la Ciudad de México para iniciar sus operaciones internacionales por diferentes razones.
“Una es la cercanía a EE.UU., esto nos ayuda a entender al consumidor latino y especialmente al mexicano”, afirma Carlos Senior, gerente general de Postmates México en entrevista para Fortune en Español. “Otra razón es el potencial de crecimiento de negocio. CDMX es una de las más pobladas del mundo, lo que significa que hay mercado para más de una app de entrega de comida”.
Así, México se convierte en una puerta de entrada a la región de Latam y un ensayo retador para la expansión global. Si bien el tráfico y la sobrepoblación representan obstáculos grandes, una empresa que logra triunfar en CDMX obtiene muchos aprendizajes a su favor y además, son replicables.
La empresa de mochilas negras ha tenido un desempeño discreto en los meses posteriores al lanzamiento en nuestro país. La posible razón de esta tranquila etapa es que en sus oficinas se está cocinando un pedido importante: su IPO.

En diciembre, Postmates consiguió su financiamiento más reciente, obteniendo a partir de ello una valoración privada de US$1,850 millones (vs. US$7,100 millones DoorDash), y en este año su IPO será un hecho. Brandon Liverence, analista de datos de Second Measure, afirmó respecto al caso de Postmates que “definitivamente siguen creciendo, sólo que cuando lo comparas con DoorDash, que tiene el mayor crecimiento en la industria, [el de Postmates] definitivamente parece menos impresionante”. Los planes venideros suenan esperanzadores y, más que un descanso, parecen una pausa para agarrar vuelo.
FACILITANDO VIDAS
Una larga lista de inversiones engalanan el currículum de Rappi; entre las cuales se encuentran reconocidos nombres como Y combinator, Andreessen Horowitz, DST Global y Sequoia. Ahora SoftBank también será parte de este grupo al invertir US$1,000 millones en la compañía. Si bien aún no hay muchos detalles de la transacción dada a conocer el 30 de abril pasado, una cosa queda clara: Rappi no tiene deseos de parar.
La aplicación pretende “hacer tu vida más fácil” al no sólo entregar comida. Farmacias, supermercados, restaurantes, scooters gracias a su alianza con Grin, favores, dinero en efectivo y hasta becas están disponibles en la app.
Prácticamente no hay nada que Rappi no entregue. Sin duda, esta empresa es la más cercana al modelo chino de aplicaciones que concentran todo, como es el caso de Alibaba y Tencent que dominan el mundo digital de un país sumamente complejo pero que resulta similar a México: congestión vial y sobrepoblación en varias ciudades, cantidad creciente de usuarios de soluciones digitales y millones de personas que cocinan cada vez menos en casa.
En este sentido, China ha implementado una innovadora forma de resolver las órdenes para llevar a través de CloudKitchens, que invita a los restaurantes a compartir sus espacios de cocina para satisfacer la demanda. La empresa más reconocida en este nuevo concepto es Panda Selected, que ya recaudó más de US$80 millones en rondas de capital.
Por ahora el futuro del delivery en nuestro país es incierto. Las mutaciones que sufran todas las partes son impredecibles, aunque no parece una locura pensar que México podría parecerse al panorama chino. Además, un nuevo competidor está por expandirse: Didi Food, que ya opera en Guadalajara. Mientras tanto, hay que preparar nuestros palillos.
VIVIENDO EL SUEÑO
Era febrero de 2015 cuando dos chilenos y un sueco –Daniel Undurraga, Juan Pablo Cuevas y Oskar Hjertonsson– comenzaron a trabajar en el modelo que terminaría siendo Cornershop: una aplicación de delivery que llevaría los víveres del supermercado a los hogares de los consumidores. Para mayo, Santiago de Chile ya disfrutaba del servicio; sin embargo, la compañía tenía hambre de más.

En julio, CDMX fue elegida como el primer territorio para la expansión de la startup. “Creo que de todas las ciudades problemáticas, ésta (la Ciudad de México) es una de las principales porque es enorme, tiene muchísimo tráfico y hay calles completas que parecen un estacionamiento a ciertas horas”, declaró Daniel Undurraga en entrevista para Fortune en Español en enero de 2018.
Para este artículo la compañía se negó a proporcionar información. ¿La razón? “Estamos en una etapa de transición, es por protocolo”. Y sí, sabemos exactamente a qué se refieren. En 2018, Cornershop fue adquirida por Walmart por US$225 millones. La transacción aún está por confirmarse, pues debe ser aprobada por la Cofece, organismo encargado de asegurar una libre competencia.
Se podría pensar que la adquisición de Walmart era la forma fácil y rápida de acabar con la competencia. No obstante, lo que en realidad compró fue un aliado experto en una de las carencias que más le urgía resolver: last-mile-delivery. Si bien Cornershop no entrega comida preparada, quizá lo que logró sea el sueño de las startups de delivery de todo el mundo. Su futuro está por escribir- se y lamentablemente tardará mucho más de lo que toman sus entregas en completarse.

