En este artículo nos enfocaremos en un tema al que seguramente prestas muy poca atención: tú mismo. Si hace cinco minutos se te hubiera pedido que enumeraras los principales asuntos de tu lista de cosas por hacer, incluso si hubieras especificado que son problemas para tu organización, apostaría a que no habrías incluido tu propio bienestar. Ese es el problema de muchas personas, incluso algunos ejecutivos lo han tenido.
Omitirlo es un gran error. Así que les pido que lean el artículo de Cliff Leaf sobre la nueva compañía de Arianna Huffington, Thrive Global, que recientemente se lanzó y cuyo objetivo es ganar dinero ayudando a las personas a sentirse mejor y al mismo tiempo hacer que sus empleadores tengan más éxito. Si tienes éxito, es un ganar-ganar-ganar. Pero, por ahora, centrémonos en el ganador más importante, tú.
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Huffington es la empresaria de los medios que construyó el Huffington Post, lo vendió a AOL por US$315 millones en 2011 y renunció como editor en jefe en agosto pasado. El bienestar es el tema de sus dos libros más recientes, Thrive (2014) y The Sleep Revolution (2016). Le apasiona el tema debido a una experiencia personal, cuando colapsó por agotamiento en 2007, se rompió el pómulo y se lastimó la cara. Los médicos no pudieron precisar el problema, pero ella pudo: “No pasó nada, excepto que todo estuvo mal”.
Huffington descubrió que otros altos ejecutivos –como Mark Bertolini; Chase Kelly Coffey, y Oscar Muñoz– habían experimentado sus propias atemorizantes revelaciones sobre descuido. Y descubrió que el primer paso para reformar nuestros puntos de vista sobre el cuidado personal es simplemente aceptar que está bien sacrificar ciertas cosas a favor de nuestra salud.
Como ella dice: “La profunda creencia cultural de que si eres una persona inteligente e impulsada que quiere triunfar tienes que sacrificar tu salud, tus relaciones, todo a lo largo del camino está profundamente incrustado, y simplemente no es verdad”.
Esa última parte es la clave. La vista convencional no es verdad. Conducirse maniáticamente no lo hace más productivo o creativo. Te hace menos. La supuesta compensación es falsa. Hay ejecutivos, como el jefe de Amazon, Jeff Bezos, que duerme ocho horas por noche, dice: “No necesitamos maximizar la cantidad de decisiones que tomamos por día. Hacer bien un pequeño número de decisiones clave es más importante que tomar una gran cantidad de decisiones. Si cortas el sueño, es posible que tengas un par de horas ‘productivas’ adicionales, pero esa productividad puede ser una ilusión”.
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En algunas organizaciones, todavía no está culturalmente bien hablar así. Seamos lo suficientemente valientes como para comenzar a cambiar el rumbo. En lugar de alardear de lo poco que duermes, presume de cuánto lo haces. Rechaza las solicitudes de reunión si entran en conflicto con tu ejercicio programado o sesiones de yoga. Cambia tu visión del temido tiempo de inactividad, viéndolo no como un desperdicio sino como un combustible vital que te hace más feliz y mejor.
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Sobre todo, acepta que está bien atender tu propio cuerpo y mente. Te hará más feliz. Y si eres demasiado concienzudo y tecleas A para que sea suficiente, date cuenta de que también te hará un mejor líder.
Por Geoff Colvin