México ha tenido un crecimiento anual del 6% en el consumo de agua embotellada, generando $66,500 millones al año a Danone, Coca Cola FEMSA y Pepsico. Sin embargo, aún hay potencial a través de la adopción de dispositivos caseros de purificación a un costo mucho menor. ¿Alguien tiene sed?
Cuando llegas a un evento, junta de trabajo o de visita a una casa es típico que te ofrezcan agua –que por lo general proviene de una botella de plástico o de un garrafón–. ¿Cuántas veces has visto que te sirvan del grifo? Pocas en realidad.
Pero esto es normal en México, dado que es el tercer país a nivel global que más consume agua embotellada: representa el 8.7% del volumen total con 32,864.8 millones de litros anuales, de acuerdo con el último reporte de 2017 de la International Bottled Water Association (IBWA).
En las dos primeras posiciones están China con 96,410.2 millones de litros y Estados Unidos con 51,899.8 millones de litros. La IBWA también calcula que en el planeta se consumen 378,541.1 millones de litros.
Sin embargo, los mexicanos tienen la primera posición en consumo por persona al año (254.3 litros); le sigue Tailandia (217.6 litros) e Italia (182.4 litros). En este caso, China se rezagó notablemente con un consumo per cápita de 69.6 litros.
En México hubo dos parteaguas que llevaron a su población a consumir más agua embotellada: la primera fue el terremoto de 1985 en la capital del país, que dejó en mal estado el suministro de agua potable; y la segunda fue una epidemia de cólera en 1991.
Yo nací a principios de la década de 1990 y recuerdo que mis primos mayores bebían agua del grifo, me decían que no pasaba nada, pues así lo habían hecho desde niños. Pero mis padres me lo prohibían, explicándome que podía enfermar “gravemente del estómago”. Se referían al brote de cólera precisamente, que dejó más de 30 decesos en aquel año.
¿NECESIDAD, HÁBITO O ESTATUS?
Desde entonces, una de las principales razones por las que los habitantes de México no toman el agua directamente del grifo como en otros países es por desconfianza, ya que no están seguros de su calidad.
De acuerdo con las Estadísticas del Agua en México 2018 de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), este líquido está dentro de los parámetros para poder consumirse, aunque surge una disyuntiva: el camino que recorre el agua desde su extracción hasta cada hogar es incierto.
Esto se confirma debido a que hay factores externos como la calidad de la tubería en la que viaja, las condiciones del entubado y llaves en cada casa, o incluso, si hay mascotas en el hogar, explica Laura Lobaco, coordinadora de la Calidad del Agua en Pumagua en entrevista para Fortune en Español.
Para asegurar la calidad del agua que se puede beber, hay que seguir los parámetros de la Norma mexicana de agua para uso y consumo humano (Norma 127), que indica los tratamientos de potabilización; así como los límites permitidos de metales y las características químicas que debe de cumplir, agrega Lobaco.
De esta manera, el 76.3% de los hogares bebe agua de garrafón o de botellas. Cabe destacar que el 69.4% lo hace porque cree que es más saludable, señalan los datos de 2017 –los últimos que se tienen– de la Encuesta Nacional de los Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), cuya muestra fue de 64,090 hogares en el país. Por tanto, se confirma: asegurar la calidad manda en la decisión de consumo.
La encuesta también apunta que sólo un 3% de la población compra agua embotellada porque el resto lo hace. Mientras que un 4.8% apunta que la necesita consumir así porque es la única manera en la que pueden tener acceso a agua potable.

Hablando en concreto de este sector que se ve “obligado” a comprar agua embotellada, en septiembre de 2017 The Independet publicó que una fábrica de Coca-Cola FEMSA en San Felipe, Ecatepec, un municipio de Chiapas, estaba “drenando los pozos” de la localidad y explicaba que eso dejaba a la gente sin agua para beber.
Otra publicación de The New York Times en julio de 2018 señaló que la misma situación estaba ocurriendo en el municipio de San Cristóbal de las Casas de la misma entidad. Detalló que la planta extraía 419,774.3 metros cúbicos de agua al año, el equivalente a 1.15 millones de litros diarios.
Ejecutivos de la empresa y expertos, de acuerdo con el artículo, dijeron que la compañía no era culpable y que esto ocurría debido a la “planeación deficiente y la carencia de inversión gubernamental, que ha dejado que la infraestructura se desmorone”.
En tanto, otros 20 casos de violaciones al agua están registrados en el Informe sobre violaciones a los derechos humanos al agua potable y saneamiento en México 2017. En este documento también se expone que en el país “se otorgan cuestionables concesiones de explotación de acuíferos a embotelladoras como Coca Cola, Pepsico y Danone”, que acaparan el 82% de ventas totales.
Además, detalla que “Coca Cola FEMSA paga $2,600 al año por cada una de las 46 concesiones de explotación de aguas subterráneas que tiene, y en 2007 obtuvo ganancias por $32,500 millones”.
Un estudio de mercado de la agencia Kantar Worldpanel, que se dio a conocer a principios de 2018, mostró que en 2017 el 98% de los hogares mexicanos compró en promedio 1,385 litros, con un gasto aproximado de $1,315.
El garrafón de 19 o 20 litros resultó ser el formato más vendido. Mientras que el consumo fuera de casa lleva al 76% de los mexicanos a destinar $180 en promedio al mes y se da principalmente en personas mayores de 36 años.
Por su parte, Conagua señala que México dispone de una red hidrográfica total de ríos y arroyos de 633,000 kilómetros. En su sitio web detalló (en julio de 2018) que en los últimos tres años, la prestación del servicio de agua potable ha alcanzado una cobertura de 92.4% a nivel nacional: 95.1% en zonas urbanas y 82.9% en zonas rurales.
“Hay lugares en México a donde difícilmente llega agua potable, pero hay embotellada y refresco, que cuestan casi lo mismo. Entonces, la gente prefiere beber refresco. Esta situación lleva a problemas de salud”, opina Eymard Argüello, fundador de Agua Inmaculada, empresa especializada en purificadoras de agua y franquicias de este giro, con 16 años operando.
Así, entra en escena el refresco como uno de los productos más demandados para saciar la sed de millones de personas. Pero también, contribuye a la generación de problemas de salud pública como obesidad y sobrepeso. México encabeza la lista de los países más obesos, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Entre las consecuencias que esta situación ha desencadenado es la diabetes, enfermedad que la Organización Mundial de la Salud (OMS) apunta que es primera causa de muerte en el país y además estima que llegará a haber 333 millones de diabéticos para 2025.
“Hay que cambiar los hábitos de vida personales y familiares, así como las políticas públicas”, explicó en conferencia (en noviembre de 2018) Ana Lilia Rodríguez Ventura, académica de la Facultad de Medicina de la UNAM e investigadora del Instituto Nacional de Perinatología.

AGUA EMBOTELLADA VS REFRESCO
Ante estas tendencias, el gobierno de México tomó una medida en 2014: implementar un impuesto a las bebidas endulzadas –un peso por cada litro–. Eso incrementó un 4.2% el costo de las bebidas en 2017, de acuerdo con la Asociación Nacional de productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (Anprac) y llevó a que el gobierno recaudara $98,708.6 millones hasta el primer semestre de 2018, según la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Las ventas no tuvieron un declive estrepitoso, de 2013 a 2014 INEGI registró una caída de 1.9% y para 2015 se redujo a 0.2%. ¿Habrá incrementado entonces el volumen de venta del agua embotellada?
Con la implementación de esta medida, el agua no tuvo un incremento mayor al que ya había registrado en los últimos 10 años (6.3% anual). Es más, tuvo una caída en 2015, aunque luego siguió su tendencia al alza.
El agua embotellada se vende aproximadamente un 60% más en comparación con el refresco; sin embargo, la tendencia en el consumo de ambas bebidas es similar, según las métricas de cada una entre el año 2013 –antes del impuesto al refresco– y 2017.

LAS REFRESQUERAS TAMBIÉN GANAN
Aunque Conagua asegura que hay una cobertura de agua potable de 95.1% en zonas urbanas y 82.9% en zonas rurales, y que el artículo 115 constitucional establece que todos los municipios del país deben brindar este servicio, la gente sigue comprándola a diferentes marcas. ¿Los que más ganan? Danone, Coca-Cola FEMSA y Pepsico son las tres grandes líderes en ventas en México. ¿Por qué se mantiene esta tendencia?
Sencillo, el 69.4% de la población cree que es más saludable comprar este líquido embotellado. Eymard Argüello está convencido de que “el agua que el gobierno provee no es potable al 100%”.
Cuenta que hay comunidades en donde no hay un abasto suficiente de la misma; él se dio cuenta de ello hace 16 años en Puebla. “Tras investigar el proceso de purificación, concluí que no era algo tan complicado”, dice.
A pesar de que el equipo necesario era muy costoso –porque estaba pensado para la gran industria–, Argüello creó un modelo para purificar casi cualquier tipo de agua y en volúmenes menores.
Las grandes empresas no alcanzan a cubrir la demanda de toda la población, pues algunas comunidades se encuentran muy lejos de los centros de distribución. Precisamente, la transportación del líquido –por su gran volumen– representa un alto costo.
“Lo que hicimos en Agua Inmaculada fue llevar –a los franquiciatarios– el know how y el equipo, eliminando el costo de transportación del líquido de la purificadora al punto de venta”, explica.
Mientras que en zonas rurales el gasto promedio es de $46.38 semanal, los costos de producción de la embotelladora de origen poblano van desde los $2 o $3 por garrafón, y el precio de venta al público oscila entre $10 y $13.
El empresario aclara que no compite frente a las grandes compañías, pues “ya tienen bien identificado a su mercado”, y no está en las zonas que él busca cubrir. Hoy, Agua Inmaculada se encuentra en todo México y casi toda Latinoamérica, excepto Argentina.
La mayor demanda del agua se concentra en las ciudades debido a la cantidad de habitantes –este también es el mercado de las grandes refresqueras–. Fortune en Español consultó a las empresas líderes para saber su postura, pero no respondieron al respecto.
Sin embargo, Coca-Cola FEMSA dio a conocer en su reporte financiero anual de 2018 que “el volumen de agua embotellada creció 7.2%, parcialmente contrarrestado por Centroamérica. El volumen de agua en garrafón disminuyó 2.6%, principalmente ocasionado por caídas en Colombia y México”. Danone sólo dijo que “el mercado de agua embotellada es sensible a temporalidades y tendencias de consumo”.
De acuerdo con una investigación de mercado de Euromonitor en 2017, la comercialización del agua embotellada generó $65,500 millones anuales a estas tres empresas. Esto equivale al costo que tendrá finalmente el proyecto de construcción del tren Ciudad de México-Toluca.
Por otro lado, hay que tomar en cuenta que el gasto semanal promedio por hogar oscila entre $46.38 y $52.61 para la compra de agua embotellada, cuando el suministro de agua potable tiene un precio de entre $1.32 y $35.27 por metro cúbico.
¿Y dónde está el potencial pata que el mercado siga creciendo? El país aún tiene opciones por explorar: “filtros de carbón activado o sistemas de desinfección para el hogar que mejoran la calidad no debería de ser algo por lo que tenemos que pagar aparte del servicio del agua que tenemos en la red. Al final es un negocio”, concluye. ¿Alguien más gusta una botella, perdón, un vaso con agua?