Algún día, los drones serán capaces de hacer la vida más fácil entregando pizza; pero hoy, en Ruanda, juegan un papel clave en los servicios médicos de emergencia.
En 2014, Keller Rinaudo conoció a un estudiante de posgrado en el Instituto de Salud Ifakara en Tanzania. Este chico desarrolló un sistema de alerta móvil para que los trabajadores de la salud pudieran enviar mensajes de emergencia, como pedir medicamentos y vacunas. Así, se hicieron miles de solicitudes de este tipo, un hallazgo que nunca antes habría sido posible. Desafortunadamente, el gobierno no pudo resolver todas las peticiones.
“Entonces, me di cuenta de que estaba buscando en una base de datos muerta con miles de nombres, direcciones, edades, números de teléfono”, dice Rinaudo.
Cuando fundó Zipline –empresa de drones con sede en Silicon Valley– Rinaudo descubrió su misión. “Zipline podría construir la otra mitad de ese sistema y, de esta manera, ayudar a salvar la vida de esas personas”, explica.
Más conocidos por su uso en la guerra o por sus vuelos en las zonas urbanas para tomar fotografías, los vehículos aéreos no tripulados o drones, a menudo tienen regulaciones rigurosas. La pequeña nación africana de Ruanda, sin embargo, ha adoptado una actitud más positiva hacia su aplicación.
El presidente del país, Paul Kagame, es temido y admirado por igual, acusado de cooptar al sistema democrático de Ruanda. Aunque también elogiado por encabezar un régimen que ha colocado a la tecnología en el corazón del desarrollo de la nación.
La montañosa Ruanda tiene 3,000 millas de carretera, pero sólo el 25% de esa superficie está pavimentada, y gran parte de ella se deteriora durante las temporadas de lluvia. Esto hace que el transporte sea difícil, y los hospitales luchan por obtener sangre y vacunas en situaciones de emergencia. Fue justamente en unas conversaciones con Rinaudo en 2015 que el gobierno sugirió que Zipline intentara solucionar el problema.
El espacio aéreo de Ruanda se abrió para la empresa y Zipline comenzó su servicio de delivery en octubre de 2016. Las clínicas remotas ahora pueden realizar pedidos de sangre para salvar vidas a través de mensajes de texto, con aviones no tripulados enviados desde centros de distribución repartidos por todo el país para entregarlos. Desde su lanzamiento, los drones Zipline han recorrido más de 300,000 millas en más de 10,000 vuelos, entregando miles de unidades de sangre.
Timothy Reuter, jefe del programa de drones civiles en el Foro Económico Mundial, dice que
el impacto es significativo. “La entrega de drones puede ayudar a prevenir el agotamiento de artículos médicos críticos y eliminar el desperdicio por caducidad al proporcionar una entrega justo a tiempo desde una ubicación central”, señala. “En términos prácticos, esto puede significar la diferencia entre que una madre muera desangrada al dar a luz o que reciba la transfusión que necesita”. No obstante, esto es sólo el inicio de Zipline, y Ruanda es su primer mercado.
En abril, la compañía reveló lo que afirma será el dron más rápido del mundo. El avión no tripulado de nueva generación puede alcanzar una velocidad máxima de 80 millas por hora con un rango de viaje de ida y vuelta que cubre 100 millas, llevando hasta 1.75 kilogramos de carga (un paquete de sangre normalmente pesa 0.5 kg).
Rinaudo dice que Zipline ha reducido la cantidad de tiempo entre la recepción de un pedido y el despegue de un vuelo de 10 a 1 minuto. Asimismo, aumentó el número de vuelos diarios desde cada centro de operación a 500. El radio aumentado de cada uno de los centros significa que la empresa ahora puede atender a poblaciones de hasta 10 millones de personas.
En 2017, Zipline hizo del vecino Tanzania, casi 40 veces el tamaño de Ruanda y con casi el 70% de sus habitantes viviendo en áreas rurales, su segundo mercado, y recibió el respaldo de firmas de VC, asegurando más de US$40 millones en financiamiento. También está programado el lanzamiento en Estados Unidos.
Reuter opina que el impacto que la compañía ha tenido en Ruanda es excepcional, aunque su valor va incluso más allá. “Zipline está desempeñando un papel importante no sólo en los mercados en los que opera actualmente, sino también en demostrar a los países de todo el mundo que la entrega mediante drones puede ser una realidad y proporcionar un servicio que impacta socialmente”, afirma.
“A medida que la tecnología de drones evoluciona de llevar artículos pequeños y livianos a una capacidad de elevación más pesada, y continúa bajando su costo, esperamos que se utilice para una mayor variedad de actividades comerciales”, comenta Reuter. “En el contexto africano, esto podría incluir el transporte de productos agrícolas que a menudo se dañan durante largos viajes en camiones”.
Si bien estos casos de uso comercial son claros y las oportunidades son bastante considerables, Rinaudo está más centrado en el trabajo actual. “Miles de millones de personas en todo el mundo carecen de acceso a una atención médica adecuada. Este no es un problema de África, es un problema global”, asegura. “La diferencia es que los países africanos están liderando el camino en el desarrollo de soluciones de vanguardia”, concluye.
Por Tom Jackson