La búsqueda de sabores diferentes y estilos originales ha puesto en el mapa a cerveza y cervecerías artesanales de todo el mundo que por sí mismas son un destino único.
ESTADOS UNIDOS
Aunque la cerveza comercial de este país podría suponer que no existe más que descubrir, no hay que dejarse llevar por esta impresión, pues aquí inició el movimiento de la bebida artesanal. Luego de que la administración de Jimmy Carter quitara las regulaciones sobre la producción de esta bebida en 1979, aunado a la búsqueda de sabores y consistencias que sólo se conocían en Europa, renació la cultura cervecera en ciudades como Portland, Oregón, la meca del movimiento. Actualmente, el estado cuenta con 266 breweries, entre los que destaca Widmer Brothers, abierto en 1984 y con una gran variedad de ales además de Hefe, una hefeweizen estilo americano. Tras el éxito de sus productos, abrieron Widmer Brothers Pub, en Pearl District y donde se pueden probar las seis diferentes botellas, así como dos temporales.
Otro lugar donde los amantes de esta bebida se pueden sorprender es Santa Cruz, California, lugar donde inició la tradición de celebrar el día internacional de la cerveza en 2007. Si deseas disfrutar de unas costillas y 17 marcas diferentes con una buena velada llena de blues, Mission St. Barbeque es tu lugar. Otra alternativa es Santa Cruz Mountain Brewing, que celebra eventos donde se pueden catar sus siete creaciones, entre porter, stout y ales.
Un último lugar donde vale la pena destapar una botella más es Snake River Brewing, que toma su nombre del mismo río que pasa cerca de Jackson, Wyoming. Sin importar si es temporada de esquí o un verano caluroso, la fábrica cuenta con un bar familiar y un menú con carne –de búfalo y res–, mariscos y pasta que combina a la perfección con sus 10 estilos diferentes de cerveza; todo elaborado con productos regionales para apoyar su desarrollo. ¿Qué tal una lager estadounidense ahora?
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AUSTRALIA
Corría el año de 1770 cuando el HMS Endeavour llegaba a Botany Bay con un cargamento de cerveza, utilizada para hidratarse y evitar el escorbuto; desde entonces, esta industria se ha desarrollado sin parar a lo largo de Australia. Prueba de ello es Cascade Brewery, la fábrica más antigua (1824) y en funciones del país en Hobart, Tasmania, así como Coopers (1862) y Carlton Brewery (1864), que hoy pertenecen a grandes corporativos y exportan sus productos alrededor del mundo.
Sin embargo, la cultura artesanal también llegó a la tierra de Down Under, y sumado al concepto de moderar su manera de beber –que incluye la calidad de lo que beben–, ha resultado en 410 breweries que no se dejan opacar por los gigantes comerciales: incluso, han logrado colocar la pale ale como la cerveza artesanal más consumida en Australia. Pirate Life es una cervecera que lleva sólo dos años funcionando y ya se posiciona como una de las mejores en el país; además de contar con un pub en Adelaida, donde nació la marca, se puede encontrar en las diferentes boutiques de cerveza alrededor del territorio australiano. En la misma ciudad, el Hotel Wheatsheaf ofrece una variedad de cervezas nacionales, así como de diferentes marcas del globo. Otros bares favoritos son: Archive Boutique, en Brisbane, y Hobart Brewing Company, en Tasmania, que renuevan la oferta para refrescarse tras una expedición en The Outback.
ALEMANIA
No se puede hablar de cerveza sin pensar en las bellas campiñas bávaras y el mítico Oktoberfest. Los maestros cerveceros de este país han llevado su conocimiento a todas partes del mundo desde el siglo X.
Aunque el día de la cerveza aquí es el 23 de abril y falta poco más de un mes para el famoso festival, el nuevo panorama de microcerveceras despliega un abanico de opciones que revitaliza estilos clásicos como el pilsner y kölsch gracias a las lagunas que tiene la Reinheitsgebot o la Ley de pureza de 1516, donde se establece que la cerveza sólo debe contener lúpulo, agua y cebada malteada.
Uno de los mejores lugares para redescubir esta cultura es Múnich, donde no debes distraerte con la fábrica de Weihenstephan –la más antigua del mundo, fundada en 1040–, sino dirigirte a Crew Republic, a media hora del centro de la capital de Baviera, para probar variedades ajenas a la cultura germana como las IPA, así como stouts y ales alemanas. Una opción más céntrica en la ciudad es Brewery in the ice factory –Brauerei im Eiswerk GmbH, en alemán–, que tiene al maestro cervecero Martin Zuber encargado de producir tres botellas distintas: Josephs Spezial (café), la frutal Weizenbock Mandarin y la fermentada tres veces Bourbon Rock; todo esto, en un sitio histórico.
Si el tiempo no permite explorar ciudades cerveceras tradicionales como Bremen, Colonia o Bamberg, Berlín brinda la oportunidad de conocer diferentes bares y boutiques como Bierfabrik y Monterey Bar para el viajero apresurado y deseoso de explorar los sabores germanos.
MÉXICO
Aunque el consumo de cerveza en México se remonta a la llegada
de los españoles, todavía para mediados del siglo XIX era costosa de adquirir, debido al alto precio de importación del lúpulo. Ya para inicios del siglo XX, las dos mayores cerveceras del país estaban es- tablecidas y tenían una producción masiva. No obstante, el consumo local de marcas artesanales es relativamente nuevo y no fue hasta 1996 y 1997 que dos de las urbes más grandes del país, Monterrey y Ciudad de México, tuvieron disponibles este tipo de bebidas.
Para degustar la mejor variedad de cerveza hay tres destinos que no se pueden pasar por alto. El primero es Guadalajara, en Jalisco, donde la fábrica de Minerva produce siete variedades diferentes, entre ellas, las europeas kölsch y viena, además de dos temporales; también es una de las marcas más sencillas de encontrar en todo el país. Otro lugar donde la cultura cervecera comienza a competir con la del vino es Tijuana, Baja California. Aquí Azteca Brewery inició labores en 1921 y se mantiene independiente y orgullosa de su ciu- dad hasta el día de hoy; incluso el nombre de sus botellas hace refe- rencias regionales. El lugar está en Avenida Revolución, una de las más concurridas y vivas de Tijuana, y cuenta con su propia sala de producción y salón de degustación.
En la Ciudad de México no faltan productores, pero la experien- cia se disfruta mejor en los bares con etiquetas artesanales nacio- nales e internacionales, como El Depósito. Si bien aquí no existe la michelada o cubana, sí hay diversos bocadillos para degustar eti- quetas como Tempus, Jabalí y Lágrimas Negras, con el propósito de incrementar la cultura en torno a la cerveza y la variedad por la que estaban sedientos los mexicanos.
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ESPAÑA
¿Qué sería de las tapas sin una pinta? La cerveza es parte de la dieta mediterránea y, contrario a otros países, la manía por esta bebida no parece decrecer en España. Es el cuarto productor en la Unión Europea y ahora busca renovar la gama de sabores disponibles en el mercado artesanal con notas de limón, manzana, frambuesa, miel, café y chocolate en cada botella. Una de las comunidades que brilla por su producción y consumo es la sureña Andalucía. Aquí, la rubia, la morena o una sultana de la Califa sobresalen entre las varias propuestas que ofrece el casco antiguo de Córdoba.
Otra marca con corazón cordobés es Son, que se puede disfrutar en el bar Maquila, el primer brewpub en la ciudad de Sevilla que fabrica su cerveza in situ. Ya sea en botella o barril, la variedad incluye porter, amber, IPA y hasta una pumpkin ale. Para terminar de descubrir los sabores de los nuevos maestros cerveceros es preciso acercarse a la costa de Cataluña, en Barcelona. Entre marcas como Nomada Brewing, Guineu y La Pirata para elegir, lo mejor es dirigirse a La Cerveteca –si se está en Barcelona– y acompañar una botella con una tapa; o a La Cruz de Malta si se está en Madrid.
Por Marissa Espinosa